El presente artículo retoma un trabajo de campo etnográfico sobre la peregrinación a Wirikuta que realizan año con año los indígenas wixaritari o huicholes de los Altos de Jalisco, México. En este trabajo se fotografiaron los lugares sagrados que visitan los xukurikate (peregrinos) de los Centros Ceremoniales de Tseriakame (2011), Tunuwame (2012 y 2013) y San José Werika (2014), localizados en el municipio de Mezquitic. Se discute la sacralidad de estos lugares a partir datos etnográficos y narraciones míticas que se relatan en cada sitio. Como tal, damos cuenta de una íntima e histórica relación del pueblo wixarika con su territorio sagrado.
Palabras Clave: ritual, mitología, lugar sagrado, peregrinación.
Autor:
Fernando Olvera Galarza
Pasante de antropología de la Universidad Autónoma de San Luis Potosí (UASLP), México.
Anuschka van ´t Hooft
Profesora-Investigadora de la Facultad de Ciencias Sociales y Humanidades de la Universidad Autónoma de San Luis Potosí, México.
e-mail: fher_og@hotmail.com, avanthooft@uaslp.mx
Recibido: 20 de Julio 2015 Aceptado: 20 de diciembre 2015
This article exposes an ethnographic fieldwork about the pilgrimage to Wirikuta, carried out by the wixaritari, also called Huichol Indians, who live in the Sierra Madre Occidental in the Mexican state of Jalisco. We photographed the sacred sites visited by the xukurikate (pilgrims) from the Ceremonial Centers of Tseriakame (2011), Tunuwame (2012 y 2013) and San José Werika (2014), located in the municipality of Mezquitic. We discuss the sacredness of these places with both ethnographic evidence of the rituals that are performed and mythical narratives that are told at each site. Thus, we uncover an intimate and historical relation between the wixarika people and their sacred territory.
Keywords: ritual, mythology, sacred place, pilgrimage.
Author:
Fernando Olvera Galarza
Pasante de antropología de la Universidad Autónoma de San Luis Potosí (UASLP), México.
Anuschka van ´t Hooft
Profesora-Investigadora de la Facultad de Ciencias Sociales y Humanidades de la Universidad Autónoma de San Luis Potosí, México.
e-mail: fher_og@hotmail.com, avanthooft@uaslp.mx
Received: July 20th, 2015 Accepted: December 20th, 2015
Imagen 1. La peregrinación a Wirikuta de los peregrinos del centro ceremonial de Tunuwame (San Andrés Cohamiata, Jalisco), marzo 2013.
Introducción
El presente artículo presenta una discusión sobre los sitios sagrados que se visitan durante la peregrinación que realizan cada año los wixaritari (huicholes) a la tierra de Wirikuta, ubicada en el oriente de la geografía sagrada de este pueblo indígena mexicano. La peregrinación parte desde alguno de los centros ceremoniales localizados en las comunidades de origen en la Sierra Madre Oriental en los estados de Durango, Nayarit y Jalisco, recorre una ruta de aproximadamente 650 km., y se dirige hacia el semi-desierto del altiplano del estado de San Luis Potosí (véase imagen 2). En ella, los xukurikate o peregrinos reproducen la travesía de sus ancestros míticos hacia Wirikuta, el lugar donde saldría el sol. En esta primera travesía, antes de que existiera la luz, a lo largo del trayecto los antepasados se fueron convirtiendo en cerros, cuevas, manantiales, ríos y el mar, entre otros, y en la actualidad estos lugares son sitios sagrados que delimitan la cosmografía wixarika.
El trayecto implica días de autosacrificio y abstención, que constituyen una preparación necesaria para acercarse a las deidades ancestrales. De esta forma, la peregrinación a Wirikuta es un espacio complejo de iniciación, de reconstrucción de los orígenes, y de petición de lluvia y del bienestar del mundo. Los wixaritari comentan que el objetivo más relevante es hallar a los dioses para "encontrar la vida".
En este texto se presentará un recorrido narrativo y visual por los sitios sagrados más relevantes a lo largo de la ruta a Wirikuta, mismos que se acompañarán de versiones de los relatos que se narran en cada lugar. Desde 2011, se tuvo la oportunidad de acompañar a los wixaritari en varias ocasiones1. El texto que aquí se presenta discute las experiencias de un conjunto de peregrinaciones, que salieron desde diferentes centros ceremoniales, y que recorren las diversas rutas hacia Wirikuta. Se incluyen también relatos recopilados de los xukurikate durante estas peregrinaciones, los cuales se complementan con otros tomados de Cunningham (1978), Gutiérrez del Ángel (2007), Medina (2012; 2013), Preuss (1998 [1907]), y Zingg (2004; 1998). Como tal, damos cuenta la construcción de un territorio sagrado mediante el ritual de la peregrinación a Wirikuta (Liffman, 2011).
I. Los centros ceremoniales y los patios familiares
La construcción del primer centro ceremonial se relaciona con Tatevalika o Tatewari, el abuelo fuego. Cunningham (1978) recogió un relato en la comunidad de las Higueras durante una noche social, en las que los wixaritari se reúnen en un círculo alrededor de un fuego para contar relatos y chistes.
Imagen 2. Peregrinación a Wirikuta desde la Sierra de Jalisco.
Imagen 3. Centro Ceremonial Keuruwit+a: Las Latas, 2011.
En esta versión, se comenta que en el principio de los tiempos –cuando no había luz y hacía mucho frío- los animales encontraron al fuego, que estaba durmiendo. Querían hacer uso de él pero no querían despertarlo y asustarlo. Optaron por construirle un refugio donde tenerlo cautivo, y así construyeron el primer tukipa (centro ceremonial). Mientras edificaban este espacio, las serpientes -quienes habitaban en el subsuelo frío y oscuro- quisieron robar al fuego, y eligieron a la más bella de ellas, Akuyávime, para hacerlo. Sin embargo, al intentarlo Akuyávime se quemó la boca junto con sus cabellos, cuyos bellos colores pasaron a convertirse en un negro chamuscado. Ante esta situación, el fuego intentó huir al inframundo, donde el escorpión y el zopilote fueron por él. Ambos fracasaron y también vieron sus colores mutados por el fuego. Les siguieron una larga lista de animales que intentaron capturar al fuego y fracasaron, chamuscándose de una manera u otra. Finalmente, el venado logró recuperar el fuego y traerlo hacia el tukipa, donde los animales ofrendaron alimentándolo con maíz (para otra versión de este relato, véase Zingg 1998:185-187).
Los centros ceremoniales son un conjunto de construcciones localizadas en cada una de los principales asentamientos wixarika. Al verlas desde arriba, los wixaritari confirman que algunas de estas construcciones forman un tsikuri u “ojo de dios”, como es el caso del centro ceremonial Keuruwit+a (Las Latas) en Santa Catarina Cuexcomatitlán, municipio de Mezquitic, al norte del estado de Jalisco (véase imagen 3). El tsikuri simboliza los cuatro puntos cardinales y, al mismo tiempo, representa los lugares sagrados que se ubican en estos puntos. En el centro se encuentra la plaza, que en las danzas representa al desierto de Wirikuta (Neurath, 2003:27).
Por otra parte, en varias comunidades podemos encontrar los patios familiares. Al igual que en los centros ceremoniales, estos cuentan con edificaciones como tukipa o kaliwei (casa grande), xiriki (adoratorio), y tuki (un gran templo circular). Estas construcciones albergan algunas esculturas de ancestros deificados. Los patios familiares también cuentan con edificaciones como ki (casa). Es a partir de la construcción de estos patios que se fue conformando la organización social y política actual de los wixaritari, primero a nivel xiriki o adoratorio familiar, y después a nivel de centro ceremonial o grupos familiares. Varios grupos familiares, a su vez, conforman una comunidad tradicional (Durin y Manzanares, 2008).
El tukipa está desarrollado para representar los lugares sagrados del pueblo wixarika, como a continuación explica Francisco López Carrillo, mara’akame de San Andrés Cohamiata:
“Allí en el interior del tukipa podemos encontrar, frente a la puerta dos pilares hechos con tronco de madera: el izquierdo representa el sitio sagrado de Tatei Xapawiyemeta [isla de los alacranes, que se encuentra en lago de Chapala, en Jalisco] y simboliza la lluvia; el otro representa Tatei Haramara [la isla del Rey, en San Blas, en Nayarit]. Estos dos se buscan mediante la sabiduría ancestral mediante el sueño y los cantos ceremoniales. Mientras que la viga que se encuentra arriba uniendo los dos pilares, es el bienestar de nosotros” (entrevista, 30 de octubre 2012).
Las peregrinaciones de los wixaritari salen de los centros ceremoniales y de los patios familiares.
Imagen 4: Tsauxirika y Secundero en Tunawame, San Andrés Cohamiata, 2012.
Imagen 5. Teupa, 2011.
En el caso de los centros ceremoniales, los participantes son las personas que ostentan algún cargo dentro del centro ceremonial; en el caso de los patios familiares participa toda la familia residente. Los participantes se conocen como jicareros2 y reciben cargos particulares en la peregrinación (véase imagen 4), cuya jerarquía se expresa en el lugar que ocupan en la fila (Manzanares, 2009:38-47). Cada fila está compuesta por un grupo de peregrinos que llevan su kutsuri (morral tejido a mano), en el que transportan el muwerit, que es un artefacto ceremonial utilizado para curar y escuchar a las deidades, su jícara y las ofrendas que depositarán en Wirikuta. De esta forma, cada peregrino representa a uno de los kakayari o ancestros deificados que participaron en la primera peregrinación a Wirikuta.
II. Teupa
En uno de los rituales que se realizan antes de salir de peregrinación3, los participantes del centro ceremonial de Tunuwame, de San Andrés Cohamiata, dejan ofrendas en un sitio llamado Teupa, en la comunidad de Cajones en el municipio de Mezquitic, Jalisco. Este sitio sagrado se conforma de una gran montaña. En una de sus faldas se encuentra un grabado elaborado con pintura blanca, la cual representa los cinco rumbos del universo wixarika: utata (izquierda), tlixtapa (centro del mundo), k+tsie (arriba), tserieta (derecha), y watat+apa o tat+apa (abajo). Debajo de este grabado hay una cueva donde los wixaritari entran descalzos por un túnel con un tiro de aproximadamente seis metros, para después caminar por debajo de la tierra hasta un altar.
En éste se encuentra Tau o Tawewiekame (el sol) y es aquí donde los wixaritari acuden a pedir por el bienestar general y la suerte (véase imágenes 5 y 6). Además, los que desean convertirse en mara’akame depositan aquí peticiones escritas en papel con el fin de obtener la sabiduría necesaria para aprender los cantos.
Teupa es el sitio sagrado donde inicia la historia sobre la creación del sol. Esta cuenta que un niño ciego, cojo y "chueco" —pero muy buen cazador— se arrojó a una fogata que había dentro de una cueva, ubicada en las faldas de la montaña. Este niño era hijo de la diosa Waxi Wimari (lit. “Milpa Nueva”), una deidad que se transformó en la piedra blanca de San Blas, también madre de Nariwame (deidad de la lluvia) y Ekateiwari (deidad del viento). Después de brincar, el niño se arrojó a la fogata e inició un viaje que lo llevó a las aguas del inframundo. Su travesía concluye cuando, producto de este sacrificio voluntario, emerge de la cueva ubicada en la punta del Cerro de la Luz. Al salir se transforma en sol, quemando todo a su alrededor e iluminando a los primeros jicareros, quienes en ese momento experimentaron por vez primera los efectos del hikuri (peyote). (Para otras versiones de este relato véase Medina Miranda 2012).
La creación del sol es un parteaguas en la cosmogonía wixarika, porque en ese momento el tiempo mítico se convierte en tiempo histórico: el orden del universo queda establecido como es hoy en la actualidad, incluyendo las representaciones de los personajes míticos en algunos de los sitios sagrados. En Teupa, los kakayari se reunieron y designaron a un niño para llegar a ser el sol. Es allí donde el niño se arrojó a la lumbre para salir después en Wirikuta convertido en Sol.
Imagen 6. Ofrendas en Teupa, 2011.
Imagen 7. Xurawe Muneka: Cerro de la Estrella, 2014.
III. Xurawe Muneka: Cerro de la Estrella
El Cerro de la Estrella es un sitio sagrado que se “volvió a encontrar”. Se trata de un sitio que no ha formado parte de las rutas de peregrinaciones recientes. Anteriormente, se dejaba una ofrenda en la carretera de San Luis Potosí a Zacatecas para alimentar a un ancestro que vivía tierra adentro, mas no se conocía bien la historia del mismo y no se sabía el lugar preciso. En marzo 2014, los peregrinos del centro ceremonial de San José Wexika (Mezquitic, Jalisco) localizaron este sitio sagrado en el ejido de San José de Yanetes, en Valparaíso, Zacatecas (véase imagen 7). De hecho, los ejidatarios del lugar llaman a este sitio “Cerro del Huichol” y recuerdan que en tiempos pasados llegaban los wixaritari a dejar ofrendas, pero que dejaban de venir. Lo anterior demuestra el dinamismo en el territorio sagrado de los wixaritari como un ente vivo y cambiante.
Después de la visita al Cerro de la Estrella, la peregrinación entra en el territorio sagrado de Wirikuta. A este territorio solo pueden entrar los que están puros, por lo que se hacen una serie de rituales de purificación en varios lugares. A lo largo de la peregrinación hay cinco puertas de purificación. Estos lugares pueden variar de acuerdo con cada centro ceremonial, pero siempre serán cinco. Por lo regular, la primera puerta está en Tatei Matinieri, la segunda en Tiu Mayeu, la tercera en Wak+ri kitene, la cuarta en Kauyumari y la quinta en el Cerro del Quemado.
Imagen 8. Tatei Matinieri, nuestra madre, 2011.
IV. Tatei Matinieri
El sitio sagrado de Tatei Matinieri se localiza en el municipio de Villa de Ramos, ya en tierra potosina. Es un sitio sagrado compuesto por tres manantiales, los cuales pertenecen a un conjunto de nacientes al norte del ejido de Yoliatl. El principal manantial es el que los wixaritari identifican como Tatei Matinieri (lit. “Nuestra madre”), el cual está rodeado de álamos blancos (véase imagen 8). El segundo manantial, Nariwame, se localiza al oriente y es una de las casas de la deidad femenina asociada con la lluvia del mismo nombre. Por último se encuentra Seriakame, un pequeño manantial donde los mara’akate y aspirantes a mara’akame dejan ofrendas.
Es necesario llegar puro a los manantiales, por lo que en la noche anterior al arribo a Tatei Matinieri se lleva a cabo un ritual de purificación. Este ritual consiste en atar un nudo a unas cuerdas de ixtle o paja del monte, en referencia a cada falta sexual cometida. Luego las cuerdas se queman en una fogata. Desde este punto, que puede ser en los alrededores de Salinas o algún otro lugar más cercano a Yoliatl, los peregrinos que participan por primera vez en la peregrinación a Wirikuta realizan el trayecto con los ojos vendados. Cuando llegan a Tatei Matinieri se realiza el ritual de la iniciación, en el cual cada novato es acompañado por dos personas que frotan una rama sobre su cuerpo, mientras el iniciado orina a modo de purificación corporal. Cuando el primerizo termina de orinar, se le quita la venda de los ojos y se le indica mirar hacia el sitio sagrado.
Imagen 9. Bendiciones para un buen camino en Tatei Matinieri, 2011.
Imagen 10. Tsauxirika, sitio del mara´akame, 2012.
Algunos relatos míticos aclaran la relevancia cultural de este sitio. Cuando los antepasados salieron de Haramara se dirigieron a Yoliatl, y ahí la diosa madre Tatei Matinieri o Tetei Niwetúkame decidió establecerse. Tatei Matinieri es la que otorga el alma, la fuerza vital o kupuri, lo cual ocurre al momento de nacer, cuando ella introduce el alma por la mollera y define el sexo del recién nacido (Myerhoff, 1974). Es por ello que en este lugar se hacen peticiones de protección para los niños y la familia (véase imagen 9).
Los wixaritari aseguran que el agua de este manantial es sagrada y milagrosa. Es por ello que otro de los rituales que se realiza en Yoliatl es el baño con agua sagrada, durante el cual un mara’akame o aspirante a mara’akame reparte bendiciones a los peregrinos con el agua sagrada del manantial, mientras estos piden por la salud de los suyos. Asimismo, los peregrinos recolectan agua durante su visita, no sin antes haber ofrendado en el lugar, depositando jícaras, flechas, juguetes y tsikuri, que son rombos de estambre conocidos como “ojos de dios”.
En Tatei Matinieri existe un pequeño ojo de agua llamado Tsauxirika. Este es un lugar exclusivo para los mara'akame, quienes dejan ofrenda aquí. Los que desean convertirse en mara´akame deben pasar cinco noches de ayuno en este sitio (véase imagen 10).
V.- Kiera’ka Manuka y Werika Uwenipa, donde se orientaron los ancestros
Según relata el tsauxirika Alejandro Severiano Carrillo Carrillo, una vez que el mundo fue creado, los kakayari iniciaron una peregrinación hacia Wirikuta, donde encontrarían el peyote. Luego de haber salido de San Blas, ubicado en el estado de Nayarit, los peregrinos llegaron a Kiera’ka Manuka, lugar donde descubrieron el camino a Wirikuta. Kiera’ka Manuka (también conocido como Kiera´ka Yuawi) se localiza en el municipio de Villa de Ramos, San Luis Potosí. Los mestizos conocen a este sitio como “La Piedra del Calvario”. También Werika Uwenipa (o Kuix+ uweni) se ubica en este municipio, y se conoce como “Banco del Águila”. Los peregrinos wixaritari llegan a cualquier de estos dos lugares con la finalidad de orientarse de la misma manera en que lo hicieron los kakayari. Al llegar, los wixaritari se purifican usando una rama de árbol o de la planta gobernadora (Larrea Tridentata), dejan ofrendas de jícara o flecha y alimentan a Kiera’ka con maíz y sangre de toro o venado. Posteriormente piden por la lluvia, el bienestar del mundo y el de su familia.
Los sitios de Kiera’ka Manuka y Werika Uwenipa se relacionan con la historia de uno de los primeros peregrinos, el águila Kiera’ka. Cuentan los cantos del mara’akame Alejandro Carrillo, que Kiera’ka molestaba mucho al resto de los kakayari pues no quería que los peregrinos usaran las plumas del águila real, las cuales servirían para orientarse para llegar a Wirikuta. Cansados de las insolencias de Kiera’ka, los kakayari decidieron deshacerse de él. Después de pasar por Kiera’ka Manuka, hicieron que el ave bajara en Werika Uwenipa y en este lugar Kiera’ka se transformó en lagartija, la cual puede apreciarse en el relieve de la piedra que actualmente se encuentra allí.
VI.- Uxa Maye’u y Tui Maye’u, donde está la pintura solar
Tui Maye’u o Uxa Maye’u (lugar de la pintura solar) se localiza en el ejido de San Juan del Tuzal, en el municipio de Charcas, S.L.P. Este sitio sagrado está formado por un conjunto de manantiales que los wixaritari identifican como Tui Maye´u, que es el manantial de mayor tamaño, Mukuy+awy, y Tsakuse (San José) ligado a los músicos o a quienes pretenden serlo (véase imágenes 11 y 12). En este sitio también encontramos un pequeño manantial en un orificio en el suelo que se identifica como una de las casas de Kauyumarie, el venado azul.
Al llegar a Tui Maye´u, los wixaritari presentan las ofrendas correspondientes, para después bañarse o rociarse con el agua sagrada del manantial y esparcir bendiciones entre ellos. Al igual que en los demás manantiales, se recolecta agua para llevarla a las comunidades de origen.
Tui Maye´u también es Uxa Mayeu, el lugar de los dioses de la pintura sagrada, ya que los antepasados dejaron allí la planta uxa (Mahonia trifofiolata).
Los wixaritari la utilizan para extraer de su tallo una pulpa de color amarillo que será utilizada como pigmento para la elaboración de la pintura facial ceremonial de cada uno de los peregrinos, los cuales se realizan de acuerdo con el sexo y el cargo de cada participante dentro de la peregrinación. Con esta pintura también se pintan las caras después de consumir peyote en las fiestas que se llevan a cabo en sus lugares de origen y es también utilizada para pintar las ofrendas y marcarlas.
Imagen 11. Tui Maye´u, 2012.
Imagen 12. Tsakuse, 2013.
Durante la primera peregrinación, en este sitio se quedó Tui Maye’u (nuestro abuelo venado), en lo que hoy en un pequeño ojo de agua donde los peregrinos colocan una cabeza de venado (véase imagen 13). También se cuenta que en este lugar los kakayari hallaron el TaTau yári (manantial sagrado), en el que se encontraba la esencia de la vida. Esta esencia se distribuyó por los cinco rumbos del mundo (puntos cardinales) para generar la vida de todos los seres.
VII.- Wak+ri kitene, la Puerta a Wirikuta
Este es el último punto que recorren los peregrinos wixaritari antes de entrar a Wirikuta. A este sitio los peregrinos de Tunuwame también le llaman “la puerta de entrada a Wirikuta”, ya que para ellos es la última puerta, el último escalón de purificación para las peregrinación antes del encuentro con el peyote (véase imagen 14). El elemento más sobresaliente de este sitio es un peñasco conocido como el “Cerro de la Nariz”. Algunos mara’akate aseguran que en el interior de esta meseta hay un lago en el que habitan todos los animales existentes en el mundo. Los peregrinos suben a este cerro y dejan sus ofrendas en este lugar. También recolectan el agua sagrada para ser esparcida sobre el ganado, buscando el bienestar y la abundancia del mismo.
En frente del Cerro de la Nariz se encuentra otro cerro con el nombre de Takusi Nakawe. En este cerro los wixaritari recolectan espinas de los cactus que se encuentran en el suelo, los cuales utilizarán durante la caza de venado.
Imagen 13. Kauyumarie uxa maye´u: nuestro abuelo venado, 2011.
Imagen 14. La puerta de entrada a Wirikuta, 2013.
Imagen 15. Mirando hacia Wirikuta, 2011.
La relevancia de Wak+ri kitene se expresa también en los relatos, que narran de Tau (el niño que se convirtió en sol), quien se encontraba jugando con sus flechas. Se dice que es en este lugar donde cayó una de sus flechas, lo cual dio origen al cerro.
VIII.- Tsinamekuta , la casa de la lluvia
Tsinamekuta comprende lo que es el Cerro del Fraile, localizado en los municipios de Villa de la Paz y Matehuala, del estado de San Luis Potosí. Al igual que en los demás sitios sagrados, los peregrinos wixaritari realizan ceremonias de permiso de entrada a través del ofrecimiento de maíz y sangre de toro o venado, para después pedir por las lluvias. Antiguamente, antes de llegar a la cima, los peregrinos recolectaban agua sagrada en un manantial, sin embargo, este lugar ya no existe: lo que antes era un manantial de agua sagrada hoy es un respiradero de la minera que opera en el cerro. Tal y como comenta Don Cruz Carrillo, mara´akame de San Andrés Cohamiata, Jalisco: “Lo que estaba aquí ya se elevó al cielo. Ya está en el aire: la montaña ya está débil.”
Tsinamekuta es la casa de Nariwame, la diosa de la lluvia. Hace mucho tiempo, Nariwame era una niña pequeña que lloraba mucho. La madre la regañó y ella se enojó y se arrojó a un hoyo para después salir por Tsinamekuta . Ella se convirtió en montaña, y es en este lugar donde ahora crea las nubes4.
IX.- Kauyumarie
El sito sagrado de Kauyumarie, también conocido como elCerro del Bernalejo, se localiza en el ejido de las Margaritas, municipio de Catorce del estado de San Luis Potosí. Está constituido en su parte alta por un conjunto de piedras amontonadas. Este es uno de los sitios más importantes para los peregrinos, donde mora el héroe mítico Kauyumarie (véase imagen 16).
Al igual que en los demás sitios, los peregrinos dejan ofrendas, para después proseguir con las peticiones y rituales de bendiciones, donde los mara’akate colocan sus instrumentos de poder o posesiones más preciadas sobre las rocas más altas del cerro que identifican como cantador y segunderos (véase imagen 17). Estas ceremonias son muy emotivas al grado de que algunos peregrinos estallan en llanto o experimentan visiones.
Las historias del personaje Kauyumarie son tan vastas como sus atributos de dios o héroe mítico. Uno de los relatos narra cómo, en el principio, Tamatsi’eka Teiwari convocó a todos los dioses para ver quién formaría el mundo, pues sólo había agua y cielo y los dioses necesitaban un lugar donde descansar. Tamatsi'eka Teiwari se abocó a la tarea de construir el universo, el cual concibió en un sueño, y dejó la creación en manos de los dioses restantes.
Imagen 16. Tsinamekuta , 2011.
Imagen 17. Pareja de peregrinos en Kauyumarie, 2013.
Cuando, por consiguiente, Tawexik+a repartió a los dioses en los cinco puntos cardinales, designó a varios para el norte, sur, centro, oriente y poniente. Tamatsi Kauyumarie fue ubicado en el oriente y es vocero de Taka+ye (el Sol Mayor), otra deidad del mismo punto cardinal. Tal y como dice el mara´akame Lino Carrillo:
“Tamatsi Kauyumarie, venado cola blanca que piensa con maldiciones y actúa perversamente, es más sabio pero está dominado por la envidia; y Tamatsi Paritsika, venado cola blanca que piensa bien, son espíritus creadores hermanos, hijos de Tatei Maxara+, quienes compitieron para ver quien creaba mejor las cosas del mundo.
Tamatsi Paritsika iba acompañado de dos venadas, una de ellas se llamaba Wiri+wi y de la otra se desconoce el nombre. Wiri+wi fue atrapada por los kakayari y sacrificada para formar con sus restos el mundo. El sitio donde se realizó la inmolación en su honor se conoce desde entonces como Wirikuta (lugar donde Wiri+wi fue atrapada y sacrificada).
La rivalidad entre los dos Tamatsi está representada en la creación del hikuri: cuando alguien lo consume, éste puede servir para el bien o para el mal. El conocimiento que proviene de Tamatsi Kauyumarie se adquiere rápido pero sólo sirve para conseguir cosas malas. Cuando se sigue el camino de Tamatsi Paritsika se aprende más lento, pero cosas buenas” (entrevista, 2011).
Imagen 18. Ofrendar a Kauyumarie, 2011.
Imagen 19. A la cacería de venado, 2011.
Sobre el sitio conocido como Kauyumarie, los wixaritari cuentan que cuando los kakayari llegaron a este lugar, Maxakuaxi y Yamakemé decidieron hacer una competencia para ver quién podía dar más rápido la vuelta al Cerro del Bernalejo; uno debía darle la vuelta en sentido de las manecillas del reloj y el otro en sentido contrario. Al iniciar la competencia, Yamakemé le aventó una piedra a Maxakuaxi provocando que éste se tropezara y perdiera la carrera. Al ser testigos de esta actitud, los ancestros decidieron convertir a ambos en cerros.
X.- Takakama wani we terie, las ánimas, los escalones de los dioses y Wiri+wi
Este sitio sagrado se localiza en un lugar conocido como Las Ánimas, en el ejido de Las Margaritas, municipio de Catorce, San Luis Potosí. Al llegar a Takakama wani we terie, el mara’akame trata de encontrar los cinco peyotes juntos, ya que éstos representan al maxa (venado). Cabe mencionar que esto no siempre sucede y el cantador puede decidirse por flechar a una familia de hikuri con menos o más de cinco peyotes. Una vez que el mara’akame encuentra la familia de hikuri, él los flecha como se haría con un venado cuando se le está cazando. Así inicia una cacería simbólica del venado-peyote, ya que esta cactácea pasa por un desdoblamiento en el cual se transforma en venado. El mara’akame señala con su muweri y su vara (un palo de Brasil usualmente envuelto con un listón rojo) hacia la dirección en que corre el venado-peyote herido. Es en ese momento que los demás peregrinos siguen el rastro que va dejando el venado en su camino, es decir, sus huellas representadas por los peyotes diseminados en el desierto (véase imagen 19).
Durante la cacería, los peregrinos desempeñan diversos cargos que podemos dividir por su función en civiles y divinos, los cuales son asignados por el mara’akame, basándose en los sueños que tiene antes de la peregrinación. En relación con esta organización, los xukurikate recolectan hikuri en su cestos o costales y colocan una bandera en el desierto, la cual sirve como punto de referencia, ya sea para dejar una carga de peyote o para regresar con el resto de los peregrinos una vez que los topiles toquen el cuerno, anunciado que la cacería ha terminado (véase imagen 20).
Una vez recolectado el peyote, los peregrinos regresan caminando a su campamento formando una fila que simula el movimiento de una serpiente para atraer las nubes a sus comunidades, ya que esta figura está asociada con el inframundo y la lluvia.
XI.- Mukuyuáwi, tierra azul
Mukuyuáwi se encuentra a las orillas del Cerro del Quemado en la comunidad de Mastranto, perteneciente al municipio de Catorce, San Luis Potosí. Cerca de las faldas de Cerro del Quemado se encuentra un manantial conocido por el pueblo wixarika como Maxau-hata, que actualmente está tapado. Arriba de ese manantial se localiza una cueva conocida por los habitantes de Mastranto como “del Borrego” y por el pueblo wixarika como Samurawi Mukaniere (véase imagen 21). Al igual que en los demás sitios sagrados, los peregrinos realizan ceremonias de permiso de entrada a través del ofrecimiento de maíz y sangre de toro o venado, para después pedir por las lluvias y la prosperidad de sus tierras de cultivo.
Imagen 20. Peyote flechado, 2011.
Imagen 21. Samurawi Mukaniere, 2011.
Algunos relatos míticos cuentan que en este lugar hubo gran abundancia de peyote. Tal y como lo comenta Alejandro Carrillo, Maxakuari y quienes venían con él encontraron en el sitio sagrado de Mukuyuáwi más peyote que en otros lugares, por lo cual pensaron en hacer Wirikuta en este lugar. Sin embargo, tras tener visiones Maxakuari empezó a cantar, revelando con su canto la forma en que iban a encontrar el lugar más apropiado para Wirikuta.
Algunos wixaritari sitúan el origen del maíz en este lugar. La peregrina Benita de Tunuwame cuenta que en los tiempos antiguos, cuando los wixaritari no conocían el maíz, aquí habitaba el primer agricultor llamado Watakame. Cuando su madre, con quien vivía, le pidió que fuera a buscar alimento, Watakame emprendió un largo viaje hasta Takakama wani we terie. Tras caminar por un largo tiempo anocheció. Watakame decidió descansar y se quedó profundamente dormido. Fue entonces que los señores hormiga se comieron todo lo que traía, su ropa y sus cejas, excepto su arco y flecha. Lo dejaron casi ciego. Cuando Watakame despertó, vio a un pájaro sobre la rama de un árbol. Inmediatamente le apuntó con su arco y flecha pues tenía hambre. El ave era la deidad Takutsi Nakawe, la madre del maíz. Ésta le pidió que no le disparara y que en vez le siguiera hasta donde ella vivía, que era en la cueva de Samurawi Mukaniere. Al llegar a casa de Takutsi Nakawe, la deidad se transformó en humana y lo alimentó con atole agrio y tortillas. Watakame se sintió lleno a pesar de no haber comido demasiado. Le pidió a Takutsi Nakawe que le vendiera el maíz. La deidad le ofreció una esposa en lugar del maíz: le presentó a sus cinco hijas y pidió que escogiera a una de ellas.
Como condición para casarse con ella, Watakame debía construir cinco casas y esperar cinco días antes de tocar a la esposa o imponerle trabajo alguno. Él escogió a la de color azul, la más bella y sagrada. Sin embargo, la mujer maíz azul se desdobló en los demás colores del maíz, por lo que en realidad Watakame desposó a las cinco hijas de Takutsi Nakawe.
Watakame cumplió con la condición pactada y construyó cinco casas, las cuales se llenaban durante la noche de maíz de los cinco colores, además de calabaza, amaranto y frijol. A pesar de que Watakame había regresado a casa su madre estaba muy molesta porque había traído otra boca que alimentar. Al día siguiente, Watakame salió a trabajar. En casa, su madre le dijo a la mujer de maíz azul que si iba a vivir ahí ella debía trabajar, así que la puso a preparar tortilla. Cuando la mujer maíz azul comenzó a moler los granos, sus manos empezaron a sangrar pero ella siguió preparando las tortillas; cuando ella las calentó se quemó y decidió huir de la casa de Watakame (para otras versiones de este relato véase Preuss 1998; Medina, 2012; 2013).
XII.- Xeunari Rau’unax+
Xeunari se localiza en Wirikuta, en el municipio de Catorce en el Estado de San Luis Potosí. Este sitio sagrado conformado por El Cerro del Quemado y el Cerro Grande o Cerro de la Luz, constituye el punto más alto del desierto Chihuahuense en Wirikuta. En la cima del Cerro de la Luz se encuentra una caverna u orificio natural, de la cual salió Tau (el sol).
Imagen 22. Sitio de permiso de entrada y purificación, 2011.
En el Cerro del Quemado, antes de llegar a la cumbre, en una pequeña planicie encontramos un lugar llamado “el regreso del peregrino” o Tatewari, el cual está compuesto por una serie de círculos concéntricos donde los peregrinos se purifican (véase imagen 22).
Luego, al seguir hacia la cima, se encuentra un xiriki (adoratorio) donde destacan las ofrendas dejadas a las deidades que allí habitan en la forma de flechas, cuadros de estambres y tsikuri (“ojos de dios”). Además, las ofrendas se caracterizan por ser cabezas de venado, objetos sacros de la religión católica, jícaras y monedas (véase imagen 23). En el caso del Cerro del Quemado, es común que los wixaritari lo visiten y le ofrenden fuera de los tiempos en que se lleva a cabo la peregrinación a Wirikuta.
Xeunari es el sitio sagrado de donde salió Tau convertido en sol; el niño que se aventó desde Teupa cruzó por debajo de la tierra hasta llegar al punto oriente de Wirikuta, donde salió por Xeunari, el punto más alto de la cima del Cerro de la Luz. Algunos mara’akate cuentan que Tau salió asustado y se volvió a meter debajo de la tierra para salir por una cueva ubicada en una parte más baja del mismo cerro (véase imagen 24).
Cuando Tau salió por el Cerro de la Luz, quemó todo lo que había a su alrededor, incluyendo el cerro que actualmente se conoce como El Quemado (véase también Gutiérrez del Ángel 2007:72-74). Una vez que emergió de la tierra, fue tal la magnitud de la fuerza con la que salió, que Tau perdió una parte de su cuerpo (algunos wixaritari dicen que esa parte era su corazón).
Imagen 23. Alejandro Severino en El Quemado, 2011.
Imagen 24. Donde salió Tau , 2013.
Y esta parte de su cuerpo es ahora la gran piedra que se encuentra en la punta del Cerro del Quemado, a un costado del xiriki. Es de allí donde salieron Itzu Tlatuani o el alguacil Tlatuani (vara principal de mando, la cual es tratada como una deidad), Itzul (vara), los bastones, y el santo Cristo (imagen del Cristo católico). Debido a la altura del sitio, se dice que sostiene al universo y es el lugar donde habita Ta Tei Ukaxima, una deidad águila que puso su parcela en el Cerro de El Quemado, desde donde mira y cuida a todos los seres del mundo.
Conclusiones
Mediante las peregrinaciones los wixaritari construyen cada año el territorio conocido como Wirikuta, el principal sitio sagrado del pueblo wixarika. Los lugares de visita de Wirikuta son áreas naturales indivisibles y continuas donde cada uno de los elementos del paisaje cultural es sagrado. Un conjunto de piedras en un cerro, una serie de manantiales, un hoyo en la tierra, o una cueva son solo algunos puntos del paisaje sagrado que se recorre y reconstruye durante la peregrinación. Cada uno de estos lugares posee una particularidad dinámica y especial, que depende del centro ceremonial que visita el lugar. Así, la travesía articula parte de la cosmovisión wixarika a partir de la visita a los lugares, las narrativas de migraciones ancestrales y los rituales que se realizan.
Notas
1. En la primera ocasión el primer autor fue en calidad de alumno de la carrera de antropología, en la segunda como peregrino con cargo de topil (cargo tradicional que hace funciones parecidas a un policía), sustituyendo a un xukurikate que no pudo ir por motivos de salud. La tercera y consecutivas su papel en la peregrinación fue como invitado, siendo funcionario de la Comisión Nacional para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas. La segunda autora acompañó a los peregrinos en dos oportunidades.
2. Un jicarero es una persona encargada de resguardar una jícara, que lo vincula con una deidad creadora o antepasado deificado (Manzanares, 2009). La jícara es un artefacto ceremonial que se usa en varios contextos rituales. Durante la peregrinación a Wirikuta los peregrinos cargan jícaras-efigie del tukipa o xiriki al que pertenecen y ofrecen jícaras votivas como ofrendas en varios lugares durante el trayecto (Kindl 2003).
3. Véase Gutiérrez del Ángel (2002: 173-180) para una descripción de los rituales de preparación de la peregrinación.
4. Cfr. Medina Miranda (2012): al llorar sin cesar, Nariwame es abandonada por su madre y adoptada por los kakayari. Luego se convierte en la lluvia, mientras su hermano Ekatewari es ahora el viento. Por su parte, Preuss también relata sobre el origen de la nube, pero aquí se trata de un varón llorón quien es echado de su casa, después de lo cual es el hermano mayor que va en su búsqueda. El hermano menor es ahora la nube, con poder de tronar y echar rayos (1998:163-164).
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