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Caminando hacia nuestra propia representación en la imagen.
Jeannette Paillan

Imagen 01: Jeannette Paillán.

Jeannette Paillán, mapuche nacida en la comunidad de Arenas Blancas, en la Comuna de Nueva Imperial, IX Región, Chile, comienza su vínculo con el audiovisual al estudiar Comunicación Social y luego periodismo en la Universidad de Chile, los que concluye el año 1998. Posteriormente realiza una Maestría en Comunicación en la Universidad Internacional de Andalucía, España. Se introduce en el mundo de la Fotografía y la Realización Audiovisual que tomará relevancia a través de la experiencia vivida en el inminente desalojo de una comunidad mapuche de Quinquen, donde la cámara registró una potencia visual que se transformaría en un modo de expresión y lucha por los derechos del pueblo mapuche especialmente. Junto al grupo de estudio y comunicación indígena Lulul Mawidha realizará los documentales "Punalka. El alto Bío-Bío" (1995), "Wirarün" (1998) y "Wallmapu" (2002). Luego, a partir del año 2007 continúa sus estudios en el Magister en Dirección Cinematográfica en Madrid, España, a través de la beca Ford. Para tal ocasión realiza su primera ficción, "Perimontun" (2008). Desde los inicios estuvo ligada a CLACPI, participando de diversos talleres tanto en Cuba como en Bolivia, así como de los Festivales Internacionales de Cine y Video de los Pueblos Indígenas. De esta manera, es nombrada coordinadora de CLACPI en el año 2008 por la asamblea, siendo ratificada en su cargo en Quito, Ecuador, el año 2010 y en Medellín, Colombia, el año 2012.

 
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CLACPI, un antes y un después

En 1992 fuimos invitados como Lulul Mawidha a Lima, Perú. Ese fue el primer acercamiento a CLACPI. La verdad es que no nos enteramos muy bien de los objetivos ni nada. Yo ahora entiendo y hago la reflexión cuando estoy un poco atareada y asustada porque las cosas no funcionan dentro del CLACPI, me tranquilizo porque sé que el resto de la gente que tiene una primera aproximación al Festival va a eso, al Festival, al evento, a mirar películas, y no se fija mucho en la organización en sí; yo en ese entonces no me fijé, no me di cuenta. Ocurrieron muchas cosas que no advertí, la verdad es que aproveché mucho de mirar cine, y ahí me impresioné con muchas cosas que venían de afuera, más que de Sudamérica – porque de alguna forma yo estaba familiarizada con lo que tenía que ver con el documental aquí, de testimonio, de denuncia -  creo que tenía que ver con el cine que uno veía del Norte de Canadá que estaban produciendo cineastas indígenas. Eso fue lo que me cautivó y me aproximó al CLACPI.

Fue divertido porque nosotros llevábamos un video, y cuando llegamos allá nos dimos cuenta de que era completamente artesanal. Uno de mis amigos me dijo: “no se te ocurra mostrarlo”. Nosotros  fuimos al Foro Indígena, uno de los espacios en el  Festival,  muy parecido a lo que es en la actualidad, habían foros temáticos que hablaban sobre el uso de los medios por parte de los indígenas.

Imagen 02: Logotipo de CLACPI - www.clacpi.org

 
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Imagen 03: IV Festival Americano de Cine Indígena de Perú, 1992.

A nosotros nos invitaron para hablar sobre la situación mapuche en Chile; el proceso de recuperación, y la violencia por parte del Estado. Era 1992, un año emblemático por la conmemoración de los 500 años de la invasión o la celebración del 5to centenario, como quieras.

En ese entonces el movimiento indígena en Ecuador era uno de los  protagonistas, habían hecho recientemente una marcha, en el ‘92, que después repitieron en otros países como Bolivia. Era el movimiento de las nacionalidades kichwas los que de alguna forma mandaban y direccionaban el movimiento pero en términos políticos, no en términos de comunicación. Ahí estaba Alberto Muenala que venía de todo un proceso de formación, que ya tenía una historia con Marta Rodríguez, con Iván Sanjinés y con otra gente más que habían participado de estos talleres. Creo que fue en el tercer o segundo Festival que ya CLACPI se empinó por la línea de la formación. Ahora, no creo que en ese entonces se pensó la formación en términos políticos o de transformación, como existe hoy día, pero yo siento que había un atisbo, un experimentar, una cosa más bondadosa. La gran mayoría venían del ámbito de la antropología, yo creo que había un espíritu, aunque suene fuerte, un tanto extravagante en el tema de la transferencia de medios. En ese tiempo se hablaba mucho de ello, porque en México se había iniciado un proceso de transferencia tecnológica, entonces de alguna forma se quería emular, se quería traspasar a Sudamérica ese proceso, con visiones similares, recordemos que en México lo hizo el gobierno.

 
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En CLACPI hay una línea de conducción que hoy es clara, que es la vinculación del video, del cine y de la comunicación como un proceso político, pese a que los primeros trabajos de Bolivia carecían de esa mirada. Perú yo creo que fue un caso especial, creo que la dinámica del enfoque era más hacia un festival al estilo de lo que conocemos nosotros en la actualidad como un festival de cine, que de alguna forma se encamina, pero no es el eje. También tenía que ver con quiénes  organizaban: en Perú era un grupo de jóvenes, de gente vinculada al cine más al estilo norteamericano. Pero ya en Bolivia había una intencionalidad en donde el tema político y donde la dirigencia estaba muy involucrada. Creo que los cambios han sido más desde el protagonismo: de ser invitados a ser conductores. CLACPI ahí ha marcado una diferencia enorme. De alguna forma Ecuador hizo la diferencia, porque luego del Festival que se hizo el ‘92 venía un Festival en Ecuador que no lo hizo CLACPI sino que lo hizo la CONAIE; ellos decidieron hacer su primer festival de “nacionalidades”, algo así se llamaba, que era “la raíz de la serpiente”. Desde ese contexto ellos hacen una primera declaración que es clave en términos políticos para el mundo indígena y la gente en el ámbito de la comunicación: ellos hacen un llamado a la devolución de las imágenes por parte de los cineastas y antropólogos que hasta ahora las han usado. Y no es una cosa simbólica, ellos exigen la devolución de los materiales. Y de hecho, uno de los cineastas que de alguna forma se inspiró y lo hizo fue Victor Masayesca de Estados Unidos. Él había participado con Alberto Muenala en una pequeña producción y él decide entregar los masters a la comunidad.

Imagen 04: VI Festival Americano de Cine de los Pueblos Indígenas, "Tras la Huella de la Serpiente" Quetzaltenango-Guatemala, 1999.

 
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Creo que es una declaración de principios que marca y direcciona de alguna forma, hace tomar consciencia a muchos dirigentes indígenas que hay un terreno por recuperar y que tiene que ver con las imágenes, con fotografías que están en muchos museos y múltiples lugares de Europa, y que el mundo indígena perdió su control, que no los tiene en su poder y es algo que hay que recuperar.

Yo lo asumo de una forma distinta. Siento que ese fue el inicio de la recuperación en este proceso que estamos, no necesariamente tiene que ser una recuperación física, sino una recuperación ideológica. A partir de ese momento el mundo indígena asumió que le corresponde, que tiene el deber, no de exigirle al otro, sino el deber propio de que si quiere tener un mensaje o quiere tener un control sobre la imagen que proyecta, tiene que hacerla, tenemos que producir nosotros mismos. Esto es lo que marca un antes y un después.

Luego vino un Festival en Guatemala que costó mucho levantar, que a lo mejor no fue la forma, pero yo creo que de ese festival de Ecuador, gente como Iván Sanjinés, como Marta Rodríguez, fueron claves para ellos. Fueron algunas de las personas que asumieron ese error y ese deber de hacer esa devolución de esas imágenes, y siento que son las personas que han ido encabezando y han arrastrado a los antiguos CLACPI, llámese Beatriz Bermúdez y otra gente, y decir: “nuestra misión es devolver el CLACPI finalmente”. Cosa que ocurrió en Chile el 2004, donde se hace un traspaso, y por primera vez hay un indígena en la cabeza de CLACPI.

El desafío de llevar CLACPI, una experiencia necesaria para todos

Yo fui una de las más críticas con respecto al funcionamiento del CLACPI, incluso con mis propios hermanos, tanto con Juan José García como con Alberto Muenala. Sobre todo con Juan José que fue el primer Coordinador de CLACPI,  sentía que no se estaban haciendo las cosas del todo bien, le faltó tiempo a Juan José. Ahora, sin lugar a dudas, el cargo y la responsabilidad es una gran experiencia que implica dejar de lado la realización. En mi caso, estaba consciente de ello, así como de lo difícil que es producir en Chile. Realizas un documental en el año y te das por satisfecha. Es a pulso todo el proceso, mucho esfuerzo para termina un documental, y esperar dos años para hacer otro. Si bien realizar es siempre algo que a cualquier director o directora le apasiona, sentía que podía ser útil en otro escenario, como lo que hago hoy, que era prácticamente gestión e incidencia.

Yo sabía el momento preciso por el que estaba pasando CLACPI, que había un proceso de madurez y que era ahora o nunca. Uno tiene una aspiración como de Quijote. Yo creía que sabía por dónde iba y sentía que podía hacerlo. La primera vez me pareció interesante, pues es un gran desafío por el que deberíamos pasar todos, pues es una gran experiencia. Ahora, una segunda vez, para un realizador es demasiado, se pierde mucho. Y ya el tercero, no sé si podría regresar. No, uno regresa. Llevar la red de CLACPI es muy interesante, es una experiencia que la recomiendo completamente.

 
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Se aprende mucho, porque se conjugan un montón de elementos. Creo que es clave el ser realizador, saber de qué se está hablando, pero también hay que tener capacidades para gestionar, un poquito de diplomacia. Cada vez uno requiere de mayor expertis en diversos ámbitos, algo que nos falta aún. Cada vez voy viendo más debilidades que fortalezas, sobre todo de mi parte. Falta hablar inglés, tener mayor compromiso de las organizaciones, ojalá viajar cada cierto tiempo por Latinoamérica, visitar a la gente, a las organizaciones y participar mucho más en los eventos. Creo que nosotros debemos tener  participación en instancias políticas que no tengan que ver exclusivamente con el tema de comunicación.

Visibilizar a CLACPI en las redes políticas, una tarea pendiente

Los comunicadores no estamos todavía tan empoderados con el tema político, no así los dirigentes de otros ámbitos: de las organizaciones indígenas, del medio ambiente, del ámbito de géneros. Ellos cuidan su terreno y su parcela, pues está súper parcelado. Creo que las jugadas están mal hechas. Pese a que CLACPI tiene más de 20 años, y dentro de eso, desde el momento en que el mundo indígena asume la dirigencia del CLACPI, que es desde el 2004, casi 10 años, desde ahí nosotros no hemos logrado romper esas fronteras. Es duro porque el mundo indígena ha tomado mucho del mundo político partidista, entonces se cuida mucho.

Imagen 05: Logotipo de la Coordinadora Andina de Organizaciones Indígenas.

 
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Imagen 06: Logotipo de la Coordinadora de Organizaciones Indígenas de la Cuenca Amazónica.

La otra lectura es que nosotros los comunicadores no nos hemos preparado en el ámbito político, que también es una posibilidad. No logramos aún que se asuma nuestro rol de comunicadores más políticos, más allá de un rol técnico. Todavía no dejamos de ser técnicos. Las cumbres de comunicación van en la dirección de instalar nuestro rol y el rol de la comunicación como una estrategia política, pues tenemos una responsabilidad política como líderes de opinión.  

De este modo, aspiramos a que nuestra labor como comunicadores indígenas esté al servicio de aquellas luchas que también son nuestras, como lo son las luchas que se trabajan a nivel internacional a través de una red de organizaciones, como por ejemplo la Coordinadora Andina de Organizaciones Indígenas (CAOI), que es una organización regional del sur, o la Coordinadora de Organizaciones Indígenas de la Cuenca Amazónica (COICA), o el Consejo Indígena de Centro América (CICA), o el  Enlace Continental de Mujeres Indígenas (ECMIA), entre muchas otras organizaciones, algunas de ellas están asociadas a CLACPI.

Al comienzo se hizo un trabajo de vizibilización de nuestra labor, pero hoy debemos trabajar para que el mundo indígena, la dirigencia, entienda nuestro rol en este escenario internacional. Más que la importancia del manejo de la información y de la comunicación por parte de los propios indígenas, es instalar ciertos temas: los problemas con las petroleras, con las centrales hidroeléctricas, el problema de derechos humanos, el tema con las mujeres.

 
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El trabajo que nos corresponde ahora es saber llegar hacia adentro, hacia el mundo indígena; con el discurso y con el lenguaje adecuado para poder colocar la comunicación como una estrategia más por parte del  movimiento indígena. Está de alguna forma, no es algo que se desconozca, o que sea del todo nuevo;  se entiende.  Ahora, pienso que nos corresponde a nosotros saber llegar con el discurso oportuno, que es un discurso distinto, y para eso hay que hacer el mismo proceso unos 20 años más, los mismos casi 30 años del CLACPI, hay que direccionarlo en este espacio.

Las riquezas de CLACPI: los múltiples métodos en la comunicación indígena

Las comisiones son una forma de descentralizar CLACPI, que no sólo una persona o una coordinación conduzca CLACPI, sino que las decisiones y las definiciones se hagan de manera colectiva, con Centro América, México, Bolivia, y que estos de algún modo involucren a los que están más próximos, esa es la apuesta. Que estén representados, reflejadas las diferentes formas de hacer comunicación, porque son diversas, porque son experiencias de trabajo distintas, se trabaja con métodos distintos y con experiencias diversas. Además, no todos son indígenas, hay alianzas, es bien diverso, hay unos lugares donde es más político, hay otros que menos, hay unos que están más insertos dentro del movimiento, grupos de comunicación, productoras, etc.

Imagen 07: Logotipo del Enlace Continental de Mujeres Indígenas.

 
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Imagen 08: Taller de guión y montaje para mujeres indígenas. Agosto 2012, Temuco, Chile.

Eso es una de las cosas buenas de CLACPI, la riqueza de que no hay un método y una sola línea, y que no tiene que ver con que todo sea indígena, o que todos tienen que ser organizaciones o colectivos de exclusividad en el tema indígena. Sin embargo, hemos pasado por pequeñas crisis de definición, como por ejemplo si todos los que estén a la cabeza deben ser indígenas. Se ha cuestionado, no es fácil. Pero la riqueza de CLACPI está justamente por esta diversidad, y siento que CLACPI va a ir creciendo en la medida que se mantenga esta diversidad de integrantes, de miembros y de miradas.

Los problemas con el rechazo a los no indígenas tienen que ver con la madurez de los colectivos y con el momento en que se encuentran. A veces se piensa que un "no indígena" le va a restar protagonismo a los indígenas, y no tiene que ver con eso. De hecho es un aporte. Y el protagonismo o no protagonismo tiene que ver con la preparación que pueda tener el indígena. Nuestro objetivo principal tiene que ir en dirección a la formación de más indígenas por cierto. Ahora, no puede ser exclusivo, nosotros abrimos las formaciones para muchos no indígenas. No es nuestra misión, pero yo creo que lo enriquece. Cuando hemos tenido gente que no es indígena y que quiere aprender y de alguna forma es seleccionada para que forme parte de los talleres, nunca ha sido mal aporte, por el contrario, ha contribuido, le ha dado un enfoque distinto y se agradece.

 
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CLACPI tiene líneas de trabajo en Producción, Formación, Sensibilización - lo que fue difusión, Gestión, Festival, y la Coordinación General, más el Consejo Asesor. En cuanto a la estructura de CLACPI existen comisiones. Cada comisión tiene una misión y un rol que tiene que cumplir. Las organizaciones indígenas en el mundo social adolecen de un problema, que es el tema del financiamiento. Las organizaciones indígenas nacionales, por ejemplo en Colombia y Ecuador, funcionan como cualquier ONG. Ahora, eso tiene sus pros y sus contras, eso no te garantiza que la gente finalmente haga el trabajo bien. Dentro de CLACPI hace falta un eje de trabajo de gestión para recursos que nos permita generar más trabajos que pudieran hacer los propios miembros de CLACPI.

El diálogo de CLACPI con los colaboradores

Entre los colaboradores está Wapikoni Mobile, que es un caso particular para nosotros pues  siempre se planteó que fuesen colectivos que no estuviesen asociados al gobierno, y Wapikoni es un plan de trabajo del gobierno canadiense. Por primera vez se da un proceso al revés con el CLACPI, Manon Barbeau, su directora, nos plateó su deseo de ser parte, y ella fue muy honesta al explicar su necesidad de una vinculación a una red como CLACPI, por pertenecer a grupos de comunicación, a redes, a gente que está haciendo comunicación, con la idea de hacer intercambios, muy en sintonía con nuestra visión, y que nos necesitaba.

Actualmente, Wapikoni ha iniciado una alianza con Bolivia, y en Perú hace muy poquito, y así con otra gente. Se vinculó el trabajo canadiense al proceso de CLACPI.  Vale la pena comentar que la situación de los indígenas en Canadá es muy distinta a la nuestra, que si bien logran formar equipos y realizadores, llega a muchos jóvenes, entiendo que a esos jóvenes les faltaba la mirada política, más identitaria, esa identidad indígena que ellos observan que está muy impregnada, muy fuerte en el caso latinoamericano, donde la gente pelea por sus tierras, lucha, reclama, va donde los gobiernos, interpela, donde los comunicadores son parte de ese proceso y de esa iniciativa de transformación; donde  el video es una herramienta política. Ese elemento ideológico, si tu quieres, es lo que se quiere recoger, pues la realidad canadiense, indígena, es muy distinta, mucho más pragmática; aprendamos a hacer videos pero con otro propósito. Bueno, creo que ello responde a cómo o desde donde surge la necesidad de usar el video como herramienta.

La alianza con Wapikoni Mobile ha sido muy buena, entiendo que ha sido una excelente oportunidad de intercambio de experiencias para los colectivos que han participado de estos proyectos.  Canadá tiene una metodología de trabajo, en términos de formato, que aquí aún no se usaba, que tiene que ver con la animación, con los cortitos, con un trabajo más audiovisual, no tanto discurso. Para Bolivia ha sido genial, ellos lo han aprovechado muy bien. Y ahora recientemente hicieron un taller en Perú con Chirapaq, y en esa alianza entra CLACPI con ellos.

 
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Gente de Bolivia ha ido para Canadá, me imagino que va a ir gente de Perú ahora. Han ido para allá y han hecho ese intercambio. Con respecto a CLACPI, Wapikoni siempre participa de las muestras comunitarias, que se desarrollan en el marco de los Festivales Internacionales. Siempre hay un o una joven canadiense que acompaña la muestra, no importa el idioma, se la pasan bien, es muy interesante superar la línea de las diferencias culturales, que en el fondo son muy similares, lo digo porque me ha tocado visitar comunidades, sin saber nada de inglés, y solita, sin interpretes, con los maorí el año 2005.

Ha sido una buena experiencia, ha funcionado como intercambio, ha fluido espontáneamente  para nosotros, seguro mucho más elaborado desde Canadá para acá, pero ha sido súper interesante y beneficioso para ambos, porque se aprendido, se ha aprendido a valorar los cortitos, su lenguaje, las miradas de ellos, el que te comenten, la gente ya sabe de Canadá, sabe qué está pasando allá, que los chicos tienen problemas con la drogadicción, que están muy solos. Este año, por ejemplo, hubo una campaña y la gente se sumó a la campaña de Canadá, se hizo difusión, y eso no hubiese sido posible si es que nosotros no conociéramos la realidad canadiense. Y viceversa, la campaña que hicimos aquí, “Sumando voces”, al revés también se sumaron mandando alguna notita. Creo que eso es una alianza.

Imagen 09: Campaña “Sumando Voces” realizada el 2013 por CLACPI.

 
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Imagen 10: Logotipo Colectivo Apatapelá, Marsella, Francia.

Otra alianza internacional ha sido el Smithsonian, National Museum of the American Indian, que está hace bastante tiempo. Con Amalia Córdova, que ha sido la continuadora, pero ha sido más una ventana de exhibición, pues principalmente se da la posibilidad de participar en los festivales del museo en Nueva York. Amalia en un tiempo hizo algo muy cautivador, una gira con realizadores y videastas mexicanos por EE.UU. Esperábamos que se repitiera con otros videastas de otros países. Creo que después intentaron con Bolivia pero hasta ahí no más llegó. Parece que el problema fue de financiamiento más que de ideas, de ganas, y porque también la mentalidad de los norteamericanos es distinta, nosotros a lo mejor desde aquí la llevamos igual, sin dinero sin nada nos vamos, pero salió distinta, y ellos tienen toda una estructura de organización, que se respeta por cierto, porque sin financiación es muy poco lo que se puede hacer.

La asociación Apatapelá, es un colectivo de inmigrantes en Marsella y una de las cabezas e impulsores de iniciativas de intercambio es Germán Vidal, un chileno que vive en Francia y su mujer Marie que es una artista como productora y gestora. Los conocí a raíz de una participación que realicé en Marsella el año 2007, mientras estudiaba en Madrid, y a partir de ahí nos hicimos amigos y los vinculé a CLACPI. Desarrollan un trabajo muy interesante, yo creo que los Festivales, las muestras fueron un aporte que Apatapelá conoció con CLACPI y que trabajan muy bien. Le han ido sumando elementos, son amigos muy comprometidos.

 
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También están los amigos con quienes se tiene convenios de colaboración, no sé cómo irá a funcionar eso ahora con Europa, son ONG's en el Estado español principalmente. Mugarik Gabe, por ejemplo, es una ONG del país Vasco quienes nos dieron algunas pistas de formulas de autogestión,  interesante trabajo de sensibilización del Video Indígena y de CLACPI en materia de muestras en Europa. Trabajan con CEFREC, vinieron a Chile al Festival del 2004 y de ahí se inició un proyecto de incidencia para hacer muestras en el país Vasco. Desplegaron una súper campaña, de mucho impacto, el público pagaba por ver cine indígena. Hicieron toda una campaña. Publicitaron en los autobuses gigantes, y aparecía “Primera muestra de cine indígena”. En el centro de Bilbao, en las calles publicitaban las muestras. En el ayuntamiento había un pendón grandote que decía “Muestra de cine indígena”. Los cines se llenaron. Ellos tienen sede en 4 ciudades: San Sebastián, Bilbao, Vigo y Vitoria. 

Existen otras instituciones más con quienes trabajamos en España, ahora está todo por verse dada la realidad en Europa, con ACSUR Las Segovias, l'Alternativa de Barcelona, y otros con quienes esporádicamente se realizan muestras de cine ya sea en alianza con universidades o centros culturales. Planifican y organizan sus muestras de cine indígena con los trabajos  que se envían.  Se procura coordinar la muestra de cine de CLACPI, que  organizamos en Casa de América-Madrid con ACSUR y l'Alternativa por ejemplo.

Imagen 11: Afiche de Muestra realizada en Madrid, España el año 2011.

 
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Imagen 12: Logotipo informativo electrónico mapuexpress - http://www.mapuexpress.net

Nos interesa reforzar el trabajo. Este año vamos a aprovechar para hacer presentaciones en Córdoba-Jerez y Sevilla con CIC BATA.

Con Cuba, con la Escuela Internacional de Cine y Televisión (EICTV), y con Daniel Diez de TVSerrana, que de alguna forma nos ayuda con el enlace con  Unesco.

La difícil búsqueda del financiamiento y la organización

El financiamiento hasta ahora básicamente viene de la Cooperación Española (AECID), para actividades concretas, pero dada la crisis económica en Europa, no sabemos qué sucederá. CLACPI tiene fondos propios, pero son insuficientes para enfrentar un Festival, talleres y el Premio Anaconda.  Se viene un gran desafío que coincide con los 30 años de CLACPI. Hay que buscar nuevas alianzas, ser más creativos en la estrategia, vamos a ver como se avanza en un momento en que CLACPI está cumpliendo un importantísimo trabajo en materia de comunicación.

Las comisiones, que hay hoy día, son: una de sensibilización, que la tenemos nosotros en el sur: mapuexpress - Chile.

 
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Hay otra de gestión que la tiene la Chirapaq - Perú, de formación que la encabeza la Asociación de Cabildos Indígenas del Norte del Cauca (ACIN), la comisión de producción a cargo de Comunicarte y Caracol Producciones, con el apoyo de otros grupos de comunicación de Guatemala, y un consejo asesor que tiene que ver justamente con ayudar a resolver y orientar.

Las comisiones están en diferentes países, se trabaja virtualmente, y la primera reunión está proyectada para el mes de junio de este año (2013) en la ciudad de Temuco, en Gulumapu-Chile.  Es de carácter privado para planificar y definir el trabajo. En esta oportunidad se aprovechará que vienen invitados internacionales para asociar la reunión de trabajo de CLACPI con el segundo Parlamento de Comunicación Internacional Indígena que se realizará en Santiago de Chile. Estamos convocando a otros sectores sociales y académicos en Chile para hablar del derecho a la comunicación, y propiciar las condiciones hacia una ley de medios. Nuestro interés es abrir el debate en Chile.

Queremos invitar a gente del sur, a los estudiantes al diálogo, siempre en el marco del derecho a la comunicación y de cara a las futuras elecciones. Nuestro objetivo es instalar la comunicación en la agenda, como un derecho, el tema de la diversidad cultural, la importancia de un Estado más acogedor, un Estado más amplio.

Obligar a los futuros candidatos que recojan la demanda y que  apostemos por una ley de comunicación y cambiar esta ley de telecomunicaciones que es del ‘78, pinochetista, excluyente. Nos parece muy importante construir alianzas, centrar la demanda en lo  indígena es jugar a perdedor. Chile es un país distinto, se requieren dar pasos y propiciar  condiciones  para  los cambios que necesitamos.

Por otra parte, nos interesa dar a conocer la labor de CLACPI en Chile y en la Argentina, por todo el trabajo que se viene con el Festival Internacional. La idea, entonces, es hacer una invitación al diálogo, a la reflexión, y a la acción; sacar el tema indígena de lo indígena, ampliar las demandas y las alianzas.

La madurez del video indígena

Las temáticas son muy similares, no han cambiado, tienen que ver con territorio, reivindicación, derechos humanos. Han ido cambiando a lo mejor los actores, con las denuncias de los megaproyectos en territorios indígenas. Los temas son los mismos. Lo que ha cambiado radicalmente es la calidad de los mensajes, el discurso también, los enfoques de los propios realizadores indígenas han variado.


 
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Yo recuerdo que todo era más sencillo, un poco más  ingenuo si se quiere, las posibilidades técnicas estaban restringidas, se trabajaba con muy pocos recursos y eso nos situaba en el video “alternativo”, ahora la tecnología nos da una mano,  hay experiencia y eso se nota en la claridad en el discurso, sobre lo que se quiere decir, es más directo, es más potente. Hay un discurso a través de la imagen. Antes, tú veías o escuchabas más relatos, se colocaba un dirigente, un líder y ese era el hilo conductor, las imágenes acompañaban a ese discurso. Ahora hay un tratamiento, un relato que se cuenta a través de la imagen. Se maneja mejor la técnica, la tecnología ayuda, hay más cuidado en el sonido. El sonido es clave, se nota que hay uso de micrófonos, que hay una intención. Hay una madurez en ese sentido.

El video indígena trasciende el hecho de que sean solamente realizado por los indígenas. El realizador no indígena incluso se mete en la atmosfera de lo que cree que es indígena: ritmo, cómo se aborda la necesidad de que sean los propios indígenas los que den cuenta de la situación, que comenten, que relaten, música, etc. Ahora, en el plano de lo estético, creo que hay material interesante,  no sé si podemos hablar de un cine indígena, o de lenguaje audiovisual. Pero hay una intencionalidad, hay un ritmo. Yo los miro y veo y siento que está la intencionalidad y está el deseo de contar una historia que tiene que ver con un hecho por lo regular distinto, ya sea ficción o documental, que quiere mostrar una atmosfera distinta. Hay una intencionalidad.

Como CLACPI, lo que se hace es proporcionar una herramienta, nuestra propuesta a las organizaciones es que el video representa una posibilidad de ampliar las voces, traspasar fronteras o traspasar esa barrera mediática que a veces los medios de comunicación no permiten contar lo que está ocurriendo, y eso, un grupo de su comunidad puede hacerlo. ¿Tendrán o no las habilidades técnicas? De todos los grupos y talleres que se implementan, algunos terminan apasionándose con el tema, otros no, otros simplemente van a una comunidad donde hay un problema. Ese es nuestro rol, ni siquiera hemos planteado hacer documentales o hacer videos para nuestros propios Festivales. Lo que hacemos es que el Festival de cine se convierta en una ventana de exhibición que permita atraer a otros realizadores y que nos permita focalizarnos en un país exclusivo, donde de hecho se escoge porque es importante hacerlo, porque están las condiciones políticas y debemos abrir esa ventana en Colombia, en Perú, en Chile, dada la situación política de los pueblos indígenas de ese país. Se busca ir donde es necesario mirar una realidad. Así se elige Wallmapu como sede del próximo Festival, el XII Festival Internacional de Cine y Video de los Pueblos Indígenas, porque el pueblo mapuche vive una situación política que amerita que se le mire, porque los medios de comunicación en Chile no lo hacen. Aquí  vamos a invitar a realizadores, a dirigentes, a artistas, a mirar a los mapuches, principalmente a los chilenos y a los argentinos, y al mundo por cierto.


 
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Imagen 13: Fotograma del documental "Mu Drua" de Mileidy Orozco, Colombia. 2011.

El documental "Mu Drua"de Mileidy Orozco, de Colombia, es un ejemplo de que los realizadores indígenas están emergiendo y que hay un relevo. Está Eriberto Gualinga de Ecuador, David Hernández de Venezuela. Me parece además que están experimentando y les perdieron el respeto a las cámaras. Varios aparecen como protagonistas en sus videos, ellos en la comunidad, con la cámara y alguien filmándolos y hablando de esto. Mi generación, me refiero a Ojo de Agua, Alberto Muenala, tratábamos de ser muy correctos. Siento que hay una generación, como dirían los venezolanos, más arrecha.

CLACPI, comprometido con la formación de una red centroamericana

Hay países que ya se dispararon, como Bolivia. Y aunque México retrocedió un poquito siempre tiene gran cantidad de comunicadores. Hay procesos mucho más fuertes, y otros sin gran protagonismo. Es difícil equiparar, sobre todo porque hemos asumido una política que tiene que ver con que no ofrecemos talleres, sino que nos solicitan y CLACPI tiene que ir donde se necesite.    La idea es que los interesados nos llamen, lo que sí hacemos es socializar el rol y lo importante de asumir nuestra voz y nuestra imagen. En la actualidad cada país, cada colectivo, cada agrupación, se la juega por organizar el próximo Festival, porque ha entendido que es una gran oportunidad, que trasciende el evento.
 
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Es importante que CLACPI no va realizando festivales, lo que hace es impulsar procesos con las organizaciones indígenas, en alianza con otros sectores del país anfitrión hasta ahora, porque la próxima versión tiene una apuesta política, más coherente, la apuesta es por la defensa de los territorios indígenas. Para los talleres de formación, por ejemplo, la dinámica que se promueve es una alianza con las organizaciones locales: nosotros hacemos el taller y la comunidad aporta en alojamiento, estadía, etc. Esa es la dinámica de trabajo que nosotros queremos imponer.

Ahora nuestras energías están focalizadas en reforzar el trabajo de comunicación en Centroamérica. Nos interesa realizar un par de talleres y encuentros con mujeres en Nicaragua, donde tenemos socios y miembros, y Honduras es otra sede para una posible actividad. Un mandato de la asamblea de CLACPI es justamente apoyar el trabajo de comunicación en Centroamérica, está la iniciativa de apoyar una red en Mesoamérica y Centroamérica. Hay grupos y colectivos que están dentro de Centroamérica. La apuesta es armar una red, apoyar la conformación de una red a través de Mesoamérica y que eso le dé un impulso a la región. La iniciativa nace de colectivos mexicanos, guatemaltecos y nicaragüenses que CLACPI recoge, y para que no quede sólo en una carta de intención, tenemos que apoyar para que se haga. La idea es primero hacer una reunión de coordinación con algún taller que nos permita tener un panorama de lo que está pasando en comunicación en Centroamérica y resolver juntos las pertinencias de propiciar alianza e intercambio, eso es una red.

Imagen 14: Logotipo Fundación Luciérnaga de Nicaragua.

 
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Imagen 15: Logotipo de Caracol Producciones de Guatemala.

La relación con la academia: Cambiando la mirada de los investigadores

No está la conciencia de que las ventanas de exhibición son tan pocas. Nosotros cuando hablamos de visibilizar hablamos de mostrar, y a través del video podemos dar cuenta de esa realidad porque son realidades que por lo regular no están a la primera mirada. Si estás en Chile tienes que ir al sur, al norte, tienes que adentrarte, no es tan palpable. Apunta a eso, a hacerla visible, hacerla evidente.

El año pasado en la asamblea general de CLACPI, espacio donde nosotros nos reunimos y definimos cosas y proyectamos, uno de los ámbitos de trabajo que surge con mucha claridad es justamente el ámbito académico. Siempre ha sido un área que nos interesa desarrollar, vincularnos y meternos, porque de ahí es de donde sale mucho de lo que se entiende por indígenas, las definiciones surgen del mundo académico, y si nosotros no estamos de acuerdo con las definiciones o con la mirada que de alguna forma se ha impuesto tenemos que revertirla, y para eso tenemos que participar con el mundo académico.

De hecho planteamos la necesidad de trabajar una revista que esperamos pueda concretarse pues tenemos académicos que están vinculados a CLACPI, como Axel Köhler, antropólogo de México, Juan Salazar, antropólogo de Chile, Charlotte Gleghorn académica de Inglaterra, por nombrar algunos.
 
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El tema indígena es una materia de interés para los investigadores, y CLACPI no es la excepción, así que siempre hemos tenidos amigos y no tan amigos participando con nosotros. Es cierto que participan en la medida en que nosotros hemos abierto los espacios y le damos esa posibilidad. Hoy representan un escenario que nos interesa, nos parece muy bueno la teoría de una colaboración. La gente que se acerca se da cuenta de la dinámica de trabajo, no hay que falsear ni construir ninguna realidad, se tiene clarísimo en qué consiste CLACPI, como funciona, que no funciona,  así como el espíritu de un trabajo que se hace a pulso, que es un compromiso y que yo diría compartimos las redes de comunicación a nivel continental. Es un espíritu de mucha colaboración y un ejemplo de ello son los Festivales y el Premio Anaconda, pero también las Cumbres de Comunicación Indígena que este año realizamos en su segunda versión en Oaxaca, México.

CLACPI tiene muchas desventajas, pero tiene muchas cosas muy fuertes que tienen que ver con eso, con el compromiso, la gente que está aquí es la gente que quiere participar y que quiere hacer cosas y hacer cambios. A veces no se toma conciencia de las restricciones que puedan tener los materiales. Siempre ha sido un desafío el tema de la distribución. No es algo que no hayamos pensando, sino que más bien es un tema que no hemos podido abordar con la profundidad ni con el tratamiento que merece, porque las realidades de los miembros que forman parte de CLACPI son diversas.

Imagen 16: Logotipo de Promedios de Comunicación Comunitaria de México.

 
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Hay muchas producciones audiovisuales  que  son resultado de talleres, de procesos colectivos, y hay otros materiales que son de proyectos de productoras que trabajan en forma autónoma y que son dueños de sus películas. En el caso de Bolivia, en el caso de México, y en el caso de Brasil, son tres lugares que tienen mucha producción, y son tres ejemplos que responden a iniciativas distintas. En Bolivia la gente de CEFREC trabaja con las Confederaciones, por lo tanto la dinámica responde a esas políticas. El tema de la distribución siempre ha sido una estrategia pendiente.

Existen experiencias en materia de distribución como la que realiza Promedios de Comunicación Comunitaria, para nosotros es un referente, un colectivo de México que trabajaba con comunidades indígenas de Chiapas, y que propuso a CLACPI esa estrategia, pero desafortunadamente no se supo recoger. CLACPI no estaba preparada en ese momento, siento que hoy es distinto. Se podría retomar. Promedios trabaja con promotores en muchas partes y países. En España, en Italia, en Francia, en Estados Unidos, en México, tienen en muchos lugares promotores y los materiales de Promedios se ven, están todos subtitulados al inglés, están por todos lados. Es una dinámica distinta, no es la dinámica que nosotros pensamos a nivel de industria. En Europa se usa mucho esto de un centro donde ponen películas para que las vean 10 personas, 15 personas y venden el documental.

Lo que pasa es que nosotros tenemos una mentalidad tan chata que pensamos que todo tiene que ser a gran escala, miles de copias. Ellos hacen una cantidad de copias, lo ponen ahí, piden la autorización y así les llegan los recursos.

Nos falta en el CLACPI un grupo que tenga esa mirada. Me rio un poco cuando me piden documentales y los míos son viejos, pero tengo clarísimo que son súper actuales y los van a querer. Lo único que se me ocurre es que tienes que empezar tú, poner un par de documentales, los que sea, aunque sean los históricos, los viejos, y decir: “estos son los que vamos a poner y vamos a promocionar y vamos a recoger dinero para el CLACPI a través de eso”.

Quizá soy muy autocrítica, pero siento que no aprovechamos todo lo que hay en el 100%, siempre estamos al 10%. Lo que le pasa a CLACPI, como a muchas otras organizaciones, es que tiene buenas amistades, aunque no las veas a diario. Yo sé por ejemplo que para el Festival en Chile y en la Argentina con IsumaTV podemos contar, está Gabriela Gámez una amiga mexicana que es un excelente enlace. Pero así como IsumaTV hay otras, lo que pasa es que nos ha faltado una mejor difusión, no ha funcionado bien esa área, son demasiadas cosas. En la actualidad, desde la coordinación, nosotros nos hemos propuesto incursionar en un ámbito más político, hacer una inserción en organismos internacionales, tener una mayor vocería, poder llevar nuestra voz a ese ámbito.

 
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Imagen 17: IsumaTV de Canadá.

Ese es el gran desafío que nos hemos planteado, que el tema de la comunicación se vea. Difusión y gestión tienen que ir a la par.

En cuanto a las Muestras que derivan de los Festivales, cada país es responsable de poder hacer la difusión, de tomar la iniciativa. Nosotros hemos tomado en Gulumapu por ejemplo, desde el 2004 que hicimos el VII Festival, la norma de tratar de hacer cada año una Muestra de cine. El desafío es llevarla a otras regiones. Para este año queremos hacerlo en dos lugares, Santiago y Temuco, y empezar a hacer las réplicas en otras partes. Pero siempre es insuficiente, uno se da cuenta de que es insuficiente. Lo otro es que hacemos los paquetes de difusión, que ya se ha convertido como una práctica. Antes éramos mucho más aprensivos y cuidadosos con los materiales audiovisuales, porque no estábamos familiarizados con el proceso, pero ya sabes cómo funciona, todo es aprendizaje y proceso. Organizamos los paquetes de difusión con la autorización de los realizadores para estimular y promover que la gente planifique sus muestras de cine y ya no es una exclusividad de las organizaciones que forman parte de CLACPI.  Le llega también a la gente de la academia, nos importa que hagan mención de que esto forma parte de un proceso y que el movimiento indígena está en una apuesta. Eso nos interesa, que al menos alguien haga una mención en esa dirección. Además, no están autorizados para ser vendidos.

 
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Creo que no nos podemos privar de espacios. Afortunadamente el trabajo de CLACPI es siempre sobre la base del consenso, y claro que hay ciertos traumas o estereotipos del mundo de la academia dentro del CLACPI, pero pienso que esas cosas tienen que cambiar, así como uno tiene esos estereotipos del mundo de la academia también uno tiene sus estereotipos frente al indígena y frente al no indígena. Tenemos que romper con esas miradas, porque no nos aportan, nos limitan, y nos estaríamos privando de posibles aliados. En todos los sitios encontraras personas que te gusten y otras que no, pero no por ello te privas de la participación. A mí personalmente me gusta conversar con gente que no necesariamente piense igual que yo, pero con un criterio amplio, con el que puedas charlar claro.


 
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