Al observar determinadas alteridades visuales bajo estos planteamientos, la imagen fotográfica de un sujeto “otro”, no sólo nos presenta a este sujeto en particular como un “otro” perteneciente a una etnia determinada, si no que dicha imagen, puede llegar a constituirse en modelo y referente de todo ese grupo étnico.
Así, como ejemplo de un amplio corpus de alteridades visuales americanas y considerando que muchos grupos étnicos trascienden las tardías fronteras republicanas que fueron impuestas por los procesos de independencia del siglo XIX, podemos mencionar algunos cuyas imágenes han sido especialmente difundidas:
- En los territorios de lo que hoy constituyen las Repúblicas de Chile y Argentina, las fotografías de las poblaciones nativas conocidas comúnmente como mapuche, tewelche, pampas, ranqueles, y Fueguinos que incluían los onas o selk’nam, yámanas o yaganes y alacalufes o kawesqar. (Fotografía: 1, 2, 3, 4, 5)
- Para las repúblicas de Perú y Bolivia y el norte de Chile las fotografías de etnias y pueblos andinos, como los aymara, quechua y atacameños. (Fotografía: 6, 7, 8, 9, 10)
- En la zona del Chaco, que se extiende en los territorios del noreste de la República de Argentina y el suroeste de la República de Paraguay, fotografías de diferentes grupos étnicos como tobas y mocovíes. (Fotografía: 11, 12)
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Al observar estas imágenes podemos apreciar, desde el punto de vista estético – fotográfico, diversas modalidades de representación de estas alteridades indígenas americanas. Representación en el sentido de re – presentar, es decir, “volver a presentar”, traer al presente un suceso que ocurrió hace tiempo, o un sujeto que existió en otra época y habitó otro espacio (Mason, 2001). Este volver a presentar, mostrar o desplegar en la imagen, se relaciona directamente con el acto fotográfico, entendiendo que en el resultado de una fotografía intervienen actores mecánicos y subjetivos manipulados por el fotógrafo. Más allá de los cuestionamientos de la fotografía como mimesis de la realidad, lo fotográfico se constituye entonces en una representación específica.
Estos corpus fotográficos han sido analizados e interpretados por diversas investigaciones que han abordado aspectos como por ejemplo, las complejas relaciones que se pueden establecer entre fotografía e identidades étnicas (Chiriboga y Caparini, 1994; Poole, 2000; Giordano, 2005) o el papel que ha jugado la fotografía en la construcción de ciertos imaginarios (Alvarado et al., 2001).
Otro aspecto tratado ampliamente ha sido los tipos de sujetos históricos y alteridades fotografiados en diversas épocas y circunstancias, considerando especialmente los contextos históricos y sociales en que fueron producidas dichas imágenes (Chapman, 1995; Vezub, 2002; Menard y Pavez, 2007). En una perspectiva más histórica y etnológica, destacan las investigaciones que profundizan en aspectos culturales y antropológicos de grupos étnicos específicos (Casamiquela, et al., 1991; Prieto y Cárdenas, 1997; Valenzuela y Poo, 1998; Depetris y Vigne, 2000) o que utilizan la fotografía como documento para relatar un suceso histórico en particular (Salazar, 2005).
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