Este análisis sucede básicamente a tres niveles:

a)      Reconocimiento del elemento “salvaje” al interior de la sociedad, no como individuos, sino como parte integral de la formación de la identidad nacional. Como consecuencia de ello se procede, por diversos medios, a la “domesticación” cultural de esos rasgos considerados primitivos.

b)      Utilización del concepto de salvaje como un camino interior de purificación. Esto ocurre con el zapatismo sólo una vez que ha finalizado la contienda armada, a partir de 1920. Las imágenes del zapatismo se transformarán entonces en iconos de diversos movimientos sociales, cargados de valores sociales positivos, muchas veces alejados de los principios originales del zapatismo primitivo.

c)      Aniquiliación del elemento salvaje. Si el punto de partida es un definitivo enfrentamiento entre civilización y salvajismo, lo que procede desde la capital es el aniquilamiento visual y verbal del indio, materializado en el zapatismo. Aquí no existe posibilidad de negociación, ya que lo que se juega, desde el punto de vista de la prensa capitalina, es la sobrevivencia de la sociedad occidental.



Autor: Ariel Arnal
Institución: Instituto de Ciencias Sociales y Humanidades, Universidad Autónoma de Puebla, México.
e-mail: arnal@servidor.unam.mx




 

 

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