"Todo se enluta. Se enlutan los carros, los estandartes, los cuarteles, se cubren de negro

A la ciudad de Valparaíso y sus mártires

Introducción

El 30 de Junio de 1851 se fundó en Valparaíso el primer Cuerpo de Bomberos de Chile, iniciando una larga tradición bomberil que tiene como pilar central el servicio voluntario de un grupo de hombres y mujeres. El compromiso de los voluntarios de bomberos con su actividad es radical, pues su vocación implica la aceptación tácita de que en acto de servicio se puede perder la vida.

En Valparaíso, la historia de bomberos se entremezcla con la de la ciudad. La particular geografía porteña es ampliamente reconocida. Muchos de sus sectores residenciales se sostienen en un precario equilibrio, desplegados entre cerros y quebradas que en muchas ocasiones son de difícil acceso. Estos rasgos distintivos, sumados a la presencia de amplias zona de pastizales y los vientos que la caracterizan, generan condiciones propicias para una rápida expansión del fuego, lo que le ha valido ser conocida como ciudad de los incendios.

Su topografía, que asemeja un anfiteatro, posibilita que la ciudad pueda verse y escucharse a sí misma. Así, cuando ocurren incendios, el humo y las llamas son observables desde los distintos puntos de ésta. El sonido de las sirenas se proyecta hacia los cerros siendo escuchado prácticamente en toda la ciudad, poniendo en aviso a sus habitantes de que, en algún lugar de Valparaíso, se ha producido una emergencia. Esta sirena es, en el imaginario bomberil, el llamado de la ciudad solicitando ayuda, una ayuda que los bomberos porteños brindan voluntaria y generosamente.

Producto de la larga tradición de esta institución y de esa topografía que visibiliza tanto los incendios como la labor de los voluntarios, se genera “una hermandad… estrecha entre el bombero y la ciudad, y eso es histórico”, situando al Cuerpo de Bomberos de Valparaíso como una de las instituciones más valoradas por la ciudad-puerto.

Capítulo I

El lunes 14 de enero de 2008 las sirenas se hicieron escuchar. Ese día, en las cercanías del sector El Vergel del Cerro La Cruz, se había originado un incendio forestal que prontamente se propagó hacia el sector residencial, dejando quince hectáreas incineradas, setenta y seis casas destruidas, cuarenta y ocho lesionados, quince voluntarios heridos y tres muertos , uno de éstos, el voluntario de la Cuarta Compañía de Valparaíso Gabriel Lara.
       
 

El puerto se viste de luto:
21 de enero del 2008, Funeral de Gabriel Lara, Mártir del Cuerpo de Bomberos de Valparaíso.

El 21 de enero del 2008 se realizó el funeral de Gabriel Lara, bombero mártir de la 4ª compañía de Valparaíso, joven voluntario que falleció luego del incendio del Cerro La Cruz. Su muerte refleja y gatilla una serie de quiebres de sentido, entre éstos, la misa y el cortejo fúnebre público, conforman una movilización que transforma momentáneamente la ciudad, su habitar cotidiano, la ocupación de sus calles, avenidas y cerros.

Palabras clave: Bomberos, Valparaíso, Mártir, Funeral.

Autor:
Paula de la Fuente

Licenciada en Antropología Social, Universidad de Chile.

Inés Figueroa

Licenciada en Antropología Social, Universidad de Chile.


e-mail:
paulastranger@gmail.com, inesfigueroa@gmail.com

Recibido: 3 de Marzo 2008    Aceptado: 25 de Abril 2008


 
 
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Este voluntario era conocido entre sus compañeros por su gran compromiso institucional. Incluso, poco tiempo antes de su deceso había sido premiado por ser el voluntario con mayor número de asistencias a actos de servicio durante el 2007. Tenía 25 años al momento de morir. La muerte es entendida siempre como un hito que sobreviene cuando los proyectos de vida han sido completados. En este marco, el deceso de Gabriel Lara es percibido como una muerte a destiempo, la cual provoca un quiebre de sentido. En palabras del alcalde de Valparaíso, Aldo Cornejo, se trata de una “partida brutalmente prematura de un muchacho lleno de vida y de proyectos. Pero no se trata sólo de la muerte de un joven; se trata de un joven que dio su vida por salvar la de otros, adquiriendo con este acto el estatus de mártir del Cuerpo de Bomberos. Su acto es entendido como heroico por la ciudadanía porteña, produciéndose un traspaso del sufrimiento privado de familiares, amigos y de su compañía, a una apropiación colectiva del funeral del mártir, la que se inicia con la entrega de la organización de la ceremonia por parte de la compañía doliente a la Dirección General de Bomberos de Valparaíso, y de la posterior manifestación espontánea de los porteños que acuden a despedir al bombero, primero en Plaza Sotomayor, y luego acompañando al cortejo fúnebre en su recorrido por la ciudad camino al Cementerio Nº 1 del Cerro Panteón.

Capítulo II

Gabriel Lara fue declarado mártir del Cuerpo de Bomberos de Valparaíso luego de realizadas las actividades protocolares que confieren dicho estatus.

Con ello, su nombre se inscribe dentro de una tradición y una historia que comenzó a escribirse muchos años antes, en la cual sesenta y siete de sus compañeros de labores lo precedieron.

El protocolo de bomberos señala una serie de pasos reglamentados para los funerales de sus voluntarios, el que adquiere características particulares cuando el fallecido es un mártir.

Para el caso de un no mártir, hay un listado tipificado que establece la cantidad de voluntarios que debe asistir por compañía siendo el funeral organizado por la compañía doliente con la participación de autoridades del Cuerpo de Bomberos. Una vez que termina la misa, la compañía se desliga del funeral, el cual es organizado por la Dirección General, la que se encarga del desfile, siendo el voluntario enterrado en una tumba particular o en el mausoleo correspondiente a su compañía.

En el caso de un bombero que ha muerto en una emergencia o acto derivado del servicio (rescate, incendio) comprometiendo su vida e integridad por seguir la misión bomberil de proteger vida y bienes, se sigue el protocolo establecido, realizándose una reunión en la cual se le declara mártir. El comandante da aviso al superintendente que existe un mártir en la institución, luego de lo cual este último cita una reunión extraordinaria de directores – jefes máximos de cada unidad - la cual tiene un carácter obligatorio.

En dicha reunión el comandante expone al directorio los acontecimientos en que el voluntario perdió la vida, solicitándose que sea declarado mártir de la institución. Una vez que esto ocurre, se levanta acta de la sesión y se realiza un minuto de silencio.

Para el caso de Gabriel Lara, esta reunión fue realizada el día domingo 20 de enero. Tal como establece el protocolo, la Dirección General tomó el control del funeral, esto pues no es el mártir de una sola compañía, es el mártir de la institución.

El estricto protocolo a seguir se imbrica con la historia del cuerpo de bomberos, como parte de una tradición, de un patrimonio heredado de costumbres, que se puede pesquisar hasta 1851, año fundacional de la historia bomberil en Chile. Esta costumbre tiene, además, otro componente. Tal y como explica don José Villena, Secretario General del Cuerpo de Bomberos de Valparaíso:

"…después puede venir un familiar, y aparecer y decir: sabe que mi tatarabuelito fue bombero, y va a ir al libro, y va a ver la historia de su tatarabuelo, y va a poder participar de esto. Eso es historia".

Este resguardo de las tradiciones, se ve también en que los bomberos acompañan a sus compañeros muertos hasta el último momento, el de la sepultura, en un ceremonial donde rinden honores al compañero fallecido mientras su cuerpo es enterrado en el mausoleo del Cuerpo de Bomberos.

En el caso de bomberos mártires los homenajes son rendidos por toda una ciudad, que agradece en este acto la entrega de una vida por salvar la de otros.

Capítulo III

Al momento de conocerse el deceso de Gabriel Lara, a las 00:40 del domingo 20 de enero de 2008, las sirenas resonaron en todo Valparaíso, llamando a sus bomberos a acuartelarse. Se dio el anuncio por radio, mientras las sirenas públicas daban la alarma no sólo a voluntarios, sino también a la ciudad. Gabriel Lara había muerto en el IST de Viña del Mar, siendo las sirenas de Valparaíso replicadas en esta vecina ciudad.


Al alba, poco antes de que las ciudades despertaran, los bomberos de Viña del Mar escoltaron el cuerpo del mártir hasta el límite con Valparaíso, donde fue recibido por sus compañeros, por su Cuerpo de Bomberos, por su ciudad:

"Ahí estaba Valparaíso formado con sus bomberos y sus carros bomba. Viña traía el muerto de acá, lo deja aquí, las autoridades de Viña se posicionan, Valparaíso pasa y bomberos de Viña se despide. Y ahí Valparaíso lo trae. Pasa por su cuartel, en su cuartel se hace la última despedida. Se toca la campana del cuartel, las sirenas de sus carros lo despidieron al pasar, y de ahí regresa a la Dirección General como está estipulado en el reglamento".

Capítulo IV

El Salón de Honor, ubicado en el tercer piso del edificio de la Dirección General de Bomberos de Valparaíso, situado en Plaza Sotomayor, fue el siguiente destino del voluntario Lara. En ese lugar se habilitó el velatorio, donde el nuevo mártir permanecería hasta el momento de su misa fúnebre y posterior funeral. No permanecería solo, pues en todo momento cuatro bomberos escoltarían su féretro, amén de la gran cantidad de visitas que recibiría en adelante, por parte de autoridades, instituciones amigas, compañeros de vocación, los familiares de residentes, damnificados y heridos del incendio del Cerro La Cruz, gente que se le había quemado el hogar, que lo había perdido todo y ciudadanos anónimos que deseaban presentar su pésame y respetos a este nuevo héroe civil. Cuentan que, al ver la reacción popular frente al fallecimiento del voluntario, no fueron pocos los brotes de emoción y quiebres de voz que vivieron las autoridades y miembros del Cuerpo de Bomberos.

La Dirección General se llenó de coronas que llegaban desde distintos puntos de la región, del país. Al no ser suficiente el espacio disponible en el Salón de Honor para recibir todas estas muestras de respeto, de agradecimiento, se fue conformando un camino de flores que bajaba la gran escalera espiral del edificio, llegando hasta el primer piso.

Capítulo V

Por esa misma escalera, se debía conducir el féretro para su salida a Plaza Sotomayor, lugar de la ceremonia fúnebre pública que despediría al mártir.

Un grupo de bomberos baja el cuerpo, acompañados por el sonido de la gaita tocada por un anónimo porteño.

A la salida del edificio, hacen entrega del féretro a las autoridades bomberiles que lo llevarán al lugar donde permanecerá durante la ceremonia.

Capítulo VI

La misa fúnebre de Gabriel Lara se desarrolló en Plaza Sotomayor. Este lugar, en pleno corazón de la zona puerto, constituye un hito dentro de la ciudad. Alrededor de la plaza se ubica edificios emblemáticos que albergan a instituciones de relevancia regional y nacional, tales como el ex edificio de la Intendencia, que actualmente ocupa la Armada de Chile, el Palacio de Justicia, la Dirección General de Bomberos, el Consejo Nacional de la Cultura y las Artes ubicado en el antiguo edificio de correos. Junto con estas construcciones, en Sotomayor también se encuentra el Monumento a los Héroes de Iquique y el Museo de Sitio donde se exponen los restos de la Esmeralda.

Estos elementos, hacen de este espacio una de las zonas típicas de la ciudad, indicada como un lugar donde se le rinde homenaje a los héroes.

Sotomayor cotidianamente se viste del trajín y transitar propio de toda ciudad, al que se le suma el particular movimiento generado por las actividades ligadas a las instituciones que en ella se congregan y al flujo de turistas que recibe diariamente.

En este lugar, frente a la Dirección General del Cuerpo de Bomberos de Valparaíso se realizó la primera parte del homenaje que la ciudad le ofreció a Lara.

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La misa fúnebre comenzó a las 20:00 horas. En ésta, se congregaron compañías provenientes mayoritariamente de la regiones V y Metropolitana, así como también de otras regiones del país; junto con los distintos Cuerpos y Compañías de Bomberos, se hicieron presente numerosas autoridades e instituciones tales como Armada de Chile, Carabineros, Policía de Investigaciones, Gendarmería, CONAF, Cruz Roja, Defensa Civil, entre otras.

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Finalizados los discursos, un carro perteneciente a la Cuarta Compañía de Bomberos se acercó - con sus sirenas cubiertas de negro y coronas de flores engalanándolo - hasta la fachada de la Dirección General. En su interior llevaba el féretro de Gabriel Lara.

La noche cubre Valparaíso. Las antorchas de los voluntarios de la ciudad-puerto se encienden. Un banda de uniformados empieza a tocar la Marcha Fúnebre. Los estandartes enlutados de las compañías se alzan.



Los asistentes que participaron del rito, escucharon y aplaudieron las palabras de los discursantes. Especiales aplausos recibió la homilía de Monseñor Duarte cuando se refirió a la falta de solidaridad de los chilenos, aseverando: “me da una pena inmensa. Siento hasta vergüenza, cuando veo a los bomberos en las esquinas pidiendo dinero. Es un verdadero sufrimiento. Me da pena porque veo que poco solidarios somos los chilenos con sus bomberos”. Estas palabras encierran uno de los elementos más destacados en los discursos de los distintos oradores: la vocación de servicio que contrasta con la percepción de vivir en una sociedad donde priman el individualismo y consumismo. En este contexto, este héroe civil estaría encarnando valores e ideales añorados por la sociedad y asociados en el imaginario colectivo a la labor del voluntariado bomberil.

Alrededor de la plaza se apostaron numerosos porteños, quienes llegaron de manera espontánea al lugar a fin de participar de la despedida del mártir.

La misa fue precedida por el Obispo Gonzalo Duarte. Junto a él se encontraban los capellanes de bomberos. La ceremonia religiosa fue seguida de las palabras de distintas autoridades: Superintendente del Cuerpo de Bomberos de Valparaíso don Erasmo Olivares, Presidente Nacional de Bomberos don Miguel Reyes, Intendente de la V Región, don Iván de la Maza y Alcalde de Valparaíso don Aldo Cornejo.

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El primer escalón, compuesto por las compañías de los Cuerpos e instituciones amigas formadas por antigüedad y encabezado por las autoridades bomberiles, civiles y militares, inicia la procesión hacia el Cerro Panteón.

A un costado de la Dirección General un voluntario tañe la gran campana de bronce, forjada en el año 1881 en la fundición de Limache, que antaño diera aviso de emergencias en la ciudad. Pocos segundos después, la secunda la sirena del cuartel, cuyo aullido inunda Sotomayor, las calles Esmeralda, Condell, la ciudad toda.


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En Aníbal Pinto la calle se cubre de pétalos. Las floristas ya no están, los pétalos permanecen. Las balizas azules de Investigaciones se suman al aullido de la Dirección General.





El segundo escalón, compuesto por el Cuerpo de Bomberos de Valparaíso, se posiciona para iniciar su peregrinar por Esmeralda, Condell y Ecuador. Cerrando este grupo, la Cuarta de Valparaíso: uniforme azul marino, un escudo con cinco estrellas – Gabriel es la sexta - antorchas y lágrimas. Luego, el carro que lleva el féretro escoltado por los estandartes enlutados de las compañías porteñas. Atrás, un voluntario carga el uniforme de Gabriel Lara. Lo siguen su familia y amigos.

La sirena sigue aullando. Valparaíso sigue aplaudiendo. En los balcones de Esmeralda -calle de comercio, de instituciones, de gentío y ajetreo de centro urbano- gente se asoma para ver el paso del cortejo. Los carros de las compañías del Cuerpo de Bomberos de Valparaíso cierran la procesión moviéndose entre porteños a pie, algunos cargan velas, otros pañuelos, otros fotografían con sus cámaras o teléfonos. Por todos es sabido que los funerales de bomberos porteños son momentos a recordar. Siempre de noche, siempre con antorchas, continuando una tradición que se inició en el siglo XIX, la que habla de entierros clandestinos y luces de chonchones en épocas agitadas.

En el cotidiano, este sonido es para los bomberos un llamado de la ciudad... es el llamado que está haciendo la gente, está diciendo: “bomberos, ayúdennos, estamos en emergencia”, vienen de todas partes, está llamando, porque tú estás escuchando de todas partes, y bomberos se reúne. Escucha, y sabe que hay gente que necesita y cada uno acude a su cuartel. Pero esta noche el símbolo se invierte. No es la ciudad llamando a sus bomberos, son éstos quienes llaman a su ciudad, y le dicen: hoy estamos despidiendo a uno de nosotros.

Y la ciudad responde: ¡ADIÓS GABRIEL! Grita un hombre mayor. Aplausos y pañuelos blancos para despedir al mártir. Una mujer vierte lágrimas por un joven que seguramente no conoció. La muerte de un anónimo se torna pública. La familia, sus amigos, su Compañía, comparten su duelo privado con una institución y una ciudad.



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Los aplausos para el mártir llenan un punto en el que cotidianamente convergen porteños y turistas, los que deambulan entre las cafeterías, bares y librerías que se agrupan a pasos de la Intendencia Regional.

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En la Subida Ecuador la luz de los balcones se recorta con las siluetas de porteños que miran el pasar del cortejo.

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Esquina Guillermo Rivera, una vez dejados atrás los pubs, bares y restoranes que la caracterizan, los colectiveros del 41 dejan sonar sus bocinas. Uno de ellos cuenta que ésta es su manera de despedir a sus propios muertos, los choferes, los del barrio, los clientes, y que esa noche, sin organización previa alguna, decidieron tocar las bocinas de sus colectivos para despedir al bombero. Darle las gracias – dijo - por haber dado su vida ayudando a otros.



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Mientras la sirena sigue sonando en el cuartel, más arriba en Ecuador, las compañías se abren formando un túnel de voluntarios y antorchas. En el cruce de Ecuador, Cumming y Dinamarca, sentados en la pendiente del cerro, porteños esperan al cortejo.

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Los carros pasan por la puerta del cementerio. El último llamado.



El cuerpo llegó a su destino. La sirena del cuartel vuelve al silencio. Los voluntarios rompen el túnel y marchan hacia el Cementerio Nº1. Lo que ahí ocurrió fue privado, sólo lo presenciaron los voluntarios, las autoridades y sus familiares más cercanos.





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Nos cuentan que el cuerpo de Gabriel Lara fue sepultado en el Mausoleo de la Institución, ahí donde están los mártires.

Se acaba así una noche de metonimia. La ciudad despide a un bombero y así agradece la labor anónima de todos los voluntarios de la institución. Agradece el auxilio prestado a los habitantes del Cerro La Cruz. Agradece el auxilio prestado a un puerto que desde siempre ha observado su labor, y que hoy se viste de luto para despedir a su nuevo mártir.

Cierre

Las banderas a media asta subirán. Los edificios públicos, las calles, volverán a su estado habitual. Los transeúntes a sus rutinas. Los estandartes, las balizas, en fin, la materialidad asociada a la vida bomberil, será despojada de las negras telas que ese día la cubrieron, la enlutaron. Pero difícilmente las imágenes, los sonidos que esa noche se sucedieron, serán borrados de la memoria de quienes ahí estuvieron.

Eso es historia, afirma cada tanto uno de nuestros entrevistados. Una historia de la que el mártir Gabriel Antonio Lara Espinoza ahora es parte, una historia que se actualiza y se sigue escribiendo, una historia entre una ciudad y su Cuerpo de Bomberos.

Agradecimientos

Al Cuerpo de Bomberos de Valparaíso, en especial a don José Villena y don Marcos Videla, Secretario General y Relacionador Público de esta institución, por la entrevista concedida y su disposición para aportar con importante información a la realización de la presente etnografía.

A Nicolás Lira por la traducción.

Notas

1. “Bomberos defiende su labor”, Diario La Estrella de Valparaíso, miércoles 16 de enero de 2008.
2. Discurso alcalde de Valparaíso, Sr. Aldo Cornejo, en las exequias del bombero mártir Gabriel Lara Espinoza. 
3. Entrevista a José Villena, Secretario General del Cuerpo de Bomberos de Valparaíso, realizada el viernes 04 de abril en el Salón de Honor de la Dirección General del Cuerpo de Bomberos de Valparaíso.

4. Ídem.




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Bibliografía

Cornejo, Aldo. Generosidad juvenil que alimenta el alma de Chile. Palabras de Aldo Cornejo G., alcalde de Valparaíso, en las exequias del bombero mártir Gabriel Lara Espinoza en la Plaza Sotomayor la noche del 21 de enero de 2008. http://www.granvalparaiso.cl/bombero.htm, visitada el miércoles 23 de enero de 2008.

San Martín, Fabián. Bomberos defendió su labor. Diario La estrella de Valparaíso, miércoles 16 de enero de 2008. www.estrellavalpo.cl, visitada el viernes 18 de enero de 2008.

Registro de audio e imagen: Paula de la Fuente Stranger e Inés Figueroa Gómez.

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