En
dicha reunión el comandante expone al directorio
los acontecimientos en que el voluntario perdió
la vida, solicitándose que sea declarado mártir
de la institución. Una vez que esto ocurre, se
levanta acta de la sesión y se realiza un minuto
de silencio.
Para el caso de Gabriel Lara, esta reunión fue
realizada el día domingo 20 de enero. Tal como
establece el protocolo, la Dirección General
tomó el control del funeral, esto pues no es
el mártir de una sola compañía,
es el mártir de la institución.
El estricto protocolo a seguir se imbrica con la historia
del cuerpo de bomberos, como parte de una tradición,
de un patrimonio heredado de costumbres, que se puede
pesquisar hasta 1851, año fundacional de la historia
bomberil en Chile. Esta costumbre tiene, además,
otro componente. Tal y como explica don José
Villena, Secretario General del Cuerpo de Bomberos de
Valparaíso:
"…después puede venir un familiar,
y aparecer y decir: sabe que mi tatarabuelito fue bombero,
y va a ir al libro, y va a ver la historia de su tatarabuelo,
y va a poder participar de esto. Eso es historia".
Este resguardo de las tradiciones, se ve también
en que los bomberos acompañan a sus compañeros
muertos hasta el último momento, el de la sepultura,
en un ceremonial donde rinden honores al compañero
fallecido mientras su cuerpo es enterrado en el mausoleo
del Cuerpo de Bomberos.
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En
el caso de bomberos mártires los homenajes son
rendidos por toda una ciudad, que agradece en este acto
la entrega de una vida por salvar la de otros.
Capítulo III
Al momento de conocerse el deceso de Gabriel Lara, a
las 00:40 del domingo 20 de enero de 2008, las sirenas
resonaron en todo Valparaíso, llamando a sus
bomberos a acuartelarse. Se dio el anuncio por radio,
mientras las sirenas públicas daban la alarma
no sólo a voluntarios, sino también a
la ciudad. Gabriel Lara había muerto en el IST
de Viña del Mar, siendo las sirenas de Valparaíso
replicadas en esta vecina ciudad.
Al
alba, poco antes de que las ciudades despertaran, los
bomberos de Viña del Mar escoltaron el cuerpo
del mártir hasta el límite con Valparaíso,
donde fue recibido por sus compañeros, por su
Cuerpo de Bomberos, por su ciudad:
"Ahí estaba Valparaíso formado
con sus bomberos y sus carros bomba. Viña traía
el muerto de acá, lo deja aquí, las autoridades
de Viña se posicionan, Valparaíso pasa
y bomberos de Viña se despide. Y ahí Valparaíso
lo trae. Pasa por su cuartel, en su cuartel se hace
la última despedida. Se toca la campana del cuartel,
las sirenas de sus carros lo despidieron al pasar, y
de ahí regresa a la Dirección General
como está estipulado en el reglamento".
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