Entrevista a la realizadora audiovisual Jeanette Paillán

Por Gastón Carreño

 

Jeanette Paillán, es una de las más interesante realizadoras audiovisuales mapuche. Su vida no escapa de lo que tradicionalmente se conoce sobre el pueblo mapuche. Jeannette nace en la comunidad de Arenas Blancas, en la Comuna de Nueva Imperial, IX Región. Con su familia se traslada a Santiago a la edad de 7 años, donde vive en varias poblaciones.

Incentivada por estudiar en la Universidad, realiza la enseñanza secundaria en el liceo 7 de Providencia, donde se encuentra de lleno con el clasismo de la sociedad chilena. Más tarde ingresa al INACAP a estudiar Comunicación Social, donde se introduce en el mundo de la Fotografía y la Realización Audiovisual.

Sus principales trabajos como videista son: Wirarün, Punalka y Wallmapu. Además ha participado en importantes festivales de cine y video sobre pueblos indígenas, tanto nacionales como internacionales.
Su visión acerca de la identidad mapuche, la realización audiovisual sobre el mundo indígena y sus críticas al trabajo antropológico, son los temas que abordamos en la siguiente entrevista.


¿Inmediatamente saltaste del colegio a las comunicaciones?
Sí, porque bueno, hice otras cosas previas antes, haciendo otros estudios, exploratorios. Empecé a estudiar Pedagogía en otro lado. Seguí Comunicación Social en el INACAP, siempre pensando que quería Periodismo. Pero era una mezcla rara, yo siempre tenía la idea de que no quería una cosa como tan tradicional, quería algo distinto. No se, me tiraba el ámbito de las Comunicaciones y creo que lo bueno que rescato de ahí es que me dio una mirada en diferentes disciplinas de lo que forman hoy día las Comunicaciones. Un barniz pasando por todo, creo que eso fue lo interesante.

¿Ahí despertó tu interés por tomar la cámara y hacer tus videos?
Sí, me gustaba. Siempre me ha gustado la fotografía, pero en ese entonces yo no tenía equipo entonces era como difícil, pero siempre, siempre me gustó la fotografía. Por ahí me gustaba esta cosa de tomar fotos, de retratar, sobretodo el proceso que implicaba el revelado, eso de ir descubriendo imágenes. Incluso me recuerdo cuando estaba estudiando y hacíamos el taller de fotografía, yo siempre hacía muchas más fotografías y con diferentes exposiciones, con diferentes diafragmas, porque me gustaba el qué descubrías en eso. A lo mejor lo que tú ojo no era capaz de ver. Me atraía esa cosa.

Entonces, llegaste de las fotos al video.
Así es, pero no era muy buena, tenía ganas de hacer las cosas mas que nada.

Pero ¿cuándo tomaste la cámara de video, cuando diste el salto y te dijiste de las fotos me paso a la imagen en movimiento?
Creo que responde al hecho que sigo la línea mapuche. Fue producto de un conflicto en Quinquen, donde había una comunidad que estaba a punto de ser desalojada y nosotros fuimos para allá a tomar fotos y había una amiga que llevaba una cámara muy doméstica y empezamos a registrar. Y nos vinimos a Santiago y mostramos lo que había ahí y fue potente, porque justo coincidió que sacaron unos cercos, la gente estaba molesta y sacaron los cercos y la fuerza y la energía, con yuntas de bueyes sacando los alambres de púa.

¿Eso es lo que pones en Wirarün?
Claro, fue tan potente, la imagen hablaba,... o sea, tú no tenías que hacer nada. Yo creo que eso fue lo que me despertó. Eso fue lo más potente.


¿Qué temas has trabajado en tus videos principalmente?
Yo creo que todavía estoy en una búsqueda, y creo que ahora he tomado más conciencia de la necesidad de un aprendizaje y de dedicarme seriamente a lo audiovisual, pero hasta ahora lo que yo he hecho está básicamente, como principio, en la necesidad de la información. Hasta ahora he privilegiado, más que el asunto de la imagen, el discurso en términos de contenido, de información, de educación, de difusión. Creo que eso es lo que hasta ahora he hecho, pero, creo que con el último trabajo (Wallmapu) me di cuenta que no había trabajado la parte audiovisual, entonces para mi no está terminado. Hay un asunto de contenido, de información, creo que hay hartos elementos que son rescatables. El hecho que la gente hable, que se intenta reconstruir un proceso histórico que mucha gente los tiene aquí en la mente, pero que no están en los libros, pero siento que eso hubiese sido mucho más rico si hubiese sido trabajada la parte audiovisual. Y eso es el proyecto en el cual me quiero meter ahora, que es un asunto más de trabajo en ciertas técnicas, pues hay fuerza y un montón de elementos, pero que falta, hay que pulirlo. Hoy día yo soy un material en bruto, que yo tengo varios elementos que siento que he analizado que me hacen fuerte, pero que han sido suficiente hasta ahora por el hecho de que no hay mucha gente que hace audiovisual. Pero ya hay más gente que se está metiendo en el tema audiovisual, no necesariamente indígena, pero que te empiezan ha hacer competencia, porque hay mucha gente más que quiere reconstruir historia, que quiere reconstruir pasado, que quiere entregar un soporte de voz, y que claro, yo le puedo llevar la ventaja en ese sentido, porque soy mapuche, pero hasta ahora es suficiente. Creo que ya la próxima producción, y de hecho el mismo Wallmapu para mi está flaco, y la próxima producción no es suficiente que yo sea mapuche, que yo pueda llegar a las comunidades, que yo pueda llegar al sector, no. Creo que tiene que ir a la par con un trabajo mucho más pulido y dando señales de que es un crecimiento.

¿Conoces alguna película de ficción con representaciones de lo mapuche? Y ¿Qué opinas de ellas? ¿Qué piensas de los estereotipos?

Sí, nosotros estamos llenos y marcados de estereotipos. Ignacio Aliaga siempre me criticaba, pero hay que crear, entonces la resistencia a eso que te impulsen a que tienes que crear, a que tienes que hacer algo distinto, que soy algo distinto, que tienes que demostrar que vas ha hacer algo distinto, que va ha ser algo mapuche completamente.
Estamos marcados de estereotipos y sin duda muchas películas son el resultado de eso, de cómo nos ven. Yo siento que por ejemplo, depende de la visión, a mí me gusta mucho el romanticismo que tiene la Maga Meneses, pero no deja de ser romántico. Estamos todavía reafirmándonos desde los indígenas que tradicionalmente antes eran buenos, sabios, inequívocos, sublime, con ciertas atmósferas, me entiendes, como todo eso.
Y tenemos un estereotipo completamente distinto que refleja el chileno común y corriente que es “El Cautiverio Feliz”, así nos ven, que somos borrachos, no tenemos nada más allá de armar fiesta y pelear. Eso somos, somos conflictivos, no tenemos nada más que hacer y eso es lo que nos muestra. Son las visiones de cómo nos ven, porque les cuesta ver hoy día quienes somos. Me doy cuenta con este festival que estoy armando, que romper estereotipos es completamente difícil. Un señor, no voy a nombrarlo, me dijo hace algunos días “¿qué cositas van a mostrar?”, me entiendes. Entonces nos dicen que no a una muestra de cine y video, porque creen que vamos a traer elementos tradicionales, vamos a traer cantaritos, una manta. Cuesta pensar que puedes hacer algo más que eso, algo bueno. Piensan que vamos a mostrar un video con mal sonido, con mala imagen. Hoy en día los indígenas somos lo que nos han dicho que somos.

¿Qué opinas tú de una mirada, en el cine ficción sobretodo, del mapuche vinculado con el pasado? ¿Cómo que el mapuche presente es obviado?
Nosotros contribuimos a eso también, yo con mi documental, Wallmapu, y ahora creo que hay otro más que se llama El Despojo, estamos contribuyendo nuevamente al asunto simplemente de que somos peleadores, que somos conflictivos. Es necesario desmitificar ciertas cosas en términos de que de adonde viene la violencia, pero nosotros no creo que contribuimos, yo me siento hoy día que en Wallmapu, es verdad, estoy reconstruyendo una memoria, pero no estoy diciendo mucho más de lo que dicen otros.

Es tan fuerte lo de las convenciones con las que uno trabaja, porque el cine se caracteriza por las convenciones, que se te terminan imponiendo.

Yo me recuerdo cuando yo empecé, tuve un programa en un canal comunal de Ñuñoa, y empezamos ha hacer cosas, yo finalmente lo dejé, no funcionó, porque terminé haciendo televisión, en más pequeñito, pero el formato televisivo, con el tema de las noticias, el reportaje En definitiva, una televisión pequeña indígena, con tipos que no sabían mucho y que por ser indígenas les era permitido que tuvieran un mal sonido y un encuadre imperfecto. Finalmente empezamos a reproducir, porque es difícil, estamos ahí… Es duro, además te obligan también a que tienes que ser distinto, tienes que dar propuestas, se está en una obligación de hacer una cuestión que a lo mejor tienen un proceso distinto. Yo asumo que hay que buscar un proceso.

¿Cuáles serían esas características que se le atribuyen a lo mapuche? Tú mencionaste ya al guerrero, pero también es posible ver la recurrencia de la machi como emblema de lo mapuche.
Sin Nguillatun no hay documental indígena, o sin un choique no tenemos documental. En todos los documentales tiene que estar el choique purrun o el fuego. Son elementos que están súper estereotipados, como diría por ahí creo José Ancán¸ los íconos. Somos personas de estereotipos, lamentablemente los chilenos son súper estereotipados.

Estos íconos se encuentran sumamente marcados en la producción sobre lo mapuche ¿Cómo romper con eso?
Yo creo que es un proceso y hay que ir haciendo. Ahora que me siento a mirar Wallmapu, yo te digo que me da hasta vergüenza, pero yo creo que hay que ir haciendo y mirando, mirando lo que hay, mirando otro tipo de documental, otro tipo de cine, de otros lugares, de otras culturas. Yo creo que es la única forma, haciendo, haciendo. Es la única forma que empieces a madurar, es un proceso y yo creo que nosotros, lamentablemente, estamos recién empezando, esa es nuestra desventaja y tenemos demasiadas exigencias. De repente alguien me dijo “tú tienes que hacer esto, porque si no lo haces tú, ¡quién!”. Me entiendes, hay como ciertas obligaciones que tienes que cumplir y uno se las cree. Te empiezas a creer que eres la realizadora mapuche, que eres la indicada y que tienes que empezar a hacer. Por eso es que hay que vivirlo como un proceso, yo siento que hay un proceso de maduración y hay que ir asumiendo que las cosas tienen que emerger, si las enmarcas y te obligas, no resultan. Y yo creo que ese es el resultado, para mi de Wallmapu. La obligación de decir algo frente a un hecho concreto que eran los conflictos en el Sur.

¿Por qué optaste por el género documental?
Yo creo que tiene que ver con esto que yo estaba motivada por la información y la comunicación. Creo que el documental refleja un poco eso, te permite hacer eso, el video te permite difundir esas cosas de manera más fácil. Pero insisto que estoy en una búsqueda, aún estoy en un proceso que es una carga que uno lleva y, a lo mejor, es una justificación también. Pero si yo hubiese tenido a los 16, 17 años la posibilidad de ver muchas más cosas, tener muchas más alternativas de referencia, a lo mejor me hubiese interesado antes por el cine y hubiese hecho la práctica antes, no pasado los 30, pero creo que responde a un proceso de los indígenas y, especialmente la gente que no tiene recursos, tiene que postular a becas y empezar a ver y a mirar. Porque tenemos la desventaja, más que el ser indígena, que es un asunto que después tiene que romper con otros estereotipos, es la desventaja que el ser indígena hoy día es ser pobre además. Tus papás te impulsan a estudiar carreras tradicionales, mi papá quería que yo fuera Asistente Social y el asunto de las comunicaciones fue un trauma en mi casa, porque nunca entendieron que era, ni yo sabía qué era, ni explicar qué era lo que estaba estudiando y qué era lo que quería, pero tuve que empezar a salir y creo que fue muy bueno el hecho de poder participar en festivales de cine y video, porque empecé a mirar y a intentar ver por dónde buscar mi línea. Por ahora quiero meterme a la línea documental-histórico, al docu- ficción. Pero es caro, siento que hay que saber, no basta con tener las ganas. Pero quiero tirarme por la docu-ficción, quiero armar historias del pasado, recreadas, pero complementadas con hechos de hoy dia..

¿En el documental no operan los mismos estereotipos que vienen del cine ficción?
Yo creo que sí, sin duda, uno tiende a repetir. Por eso yo siento que hay que trabajar técnica primero, o sea, es un proceso largo, para mí va ha ser largo, porque hay que mirar más y uno no siempre tiene la posibilidad de ver diferente tipo de cine. Hoy día hay más posibilidades, hay más alternativas. El video da facilidad de poder ver otro tipo de películas.

¿Encuentras que hay alguna diferencia entre un realizador winka y una realizadora mapuche, al abordar el tema mapuche? ¿Se puede hablar de esas diferencias o aun no están tan claras?
Yo diría que sí, aunque suena arrogante. Creo que para muchos realizadores y sobre todo para los documentalistas que yo conozco, creo que van con ciertas intenciones a ver lo que quieren ver y los resultados son esos. De El Despojo una amiga me dijo “No, me carga que me manipulen” y si uno conoce el perfil ideológico de Dauno Tótoro, yo no he visto la película, pero me imagino por donde es la línea ¿no?. Es decir, la cosa del mapuche más campesinizado. Siento que con las películas y con la gente que me he relacionado van con una tesis y esa tesis la encuentras y la haces.
Yo creo que ahí está la diferencia, en mi caso particular asumo, como me dijo el Patricio Guzmán, que soy una militante, entonces yo manejo ciertas técnicas de comunicación, no de manipulación, sé lo que quiero mostrar y eso es lo que manejo, hay una intencionalidad. Indistintamente cuales sean los enfoques, las posturas, en los documentalistas hay una suerte de romanticismo frente al tema mapuche, todavía es el tema, un tema que no ha sido trabajado, que es atractivo, que no cualquiera se mete a una comunidad y el que lo logra y lo hace, se anota un punto. Si vemos un documental, ponte tú, de Ralco, vamos ha ver a las hermanas Nicolasa y Berta Quintreman, en esa atmósfera.

 
 
 

Si vemos otros documentales vas a ver al guerrero, depende de quién lo mire y cómo lo ve. Así lo veo, claro mi intención es la información y mostrar otra cosa que no se ha dicho, pongo el micrófono y se a quien se lo voy a colocar, al que tenga buen discurso, porque busco homogeneizar ciertos elementos que tiene que ver con cierta reivindicaciones territoriales, de pueblo, que es mi planteamiento. Ahora, si hablamos de una estética, creo que no hay grandes diferencias, creo que nosotros, en mi caso particular y en lo otro que he visto, hay intentos pero no podría afirmar algo. Tiene que haber algo, pero yo no te podría decir si está, por eso insisto, pero es muy arrogante decir si es que yo lo viera. Yo siento que en caso de Punalka, hay algo, hay una poesía, hay algo que te dice esto es distinto, pero no podría decir qué. Quizás la poesía de Leonel Lienlaf, no te podría decir que porque fue un video que salió super espontáneo.
Ahora lo otro, creo que está más lo militante, como en el Wirarun. Y lo asumo, es un asunto más de fuerza, creo que tiene que ver con el proceso. Yo siempre me he sentido parte del proceso que está viviendo el pueblo mapuche hoy día y que los documentales reflejen al menos eso, esa fuerza, el látigo. Lo mío tiene que ver con eso, mostrar eso, con energía, con fuerza, diciendo ¡estamos aquí!

¿Existe un cine - video mapuche a diferencia de un cine o video sobre mapuche, que es el que haríamos los winka?¿Hay algo que pudiéramos llamar cine mapuche propiamente tal?
Es que ya la palabra cine es complicada, hay miles de teóricos que lo discuten. Yo siento que hay una conciencia de que la imagen tiene un valor y de que puede ser usada para decir cosas. Ahora hablar de un cine ... ,yo no me atrevería a decirlo, no, no. Hay un avance, una búsqueda, sino estaría siendo injusta conmigo misma, imagínate de Wallmapu a Punalka, hay distintos temas. Yo creo que se están dando los pasos, estamos aprendiendo que la imagen en movimiento tiene un valor y que nosotros a través de eso nos podemos expresar y que hay cosas que tienen que fluir. Pero te insisto en que es un proceso, que a lo mejor tiene avances y retrocesos como todo y porque tiene que ver con esas exigencias que nos marca y que nos irrita, tener que responder a ciertas obligaciones o ciertos parámetros que esperan que nosotros hagamos.

¿Conoces o has participado en alguna capacitación de medios audiovisuales en alguna comunidad?
No, aquí en Chile no, pero sé que han existido por parte de no indígenas que se han aliado con indígenas. No me atrevería a decir cual ha sido la experiencia, porque se escucha de todo. Pero no sé los resultados. Sé que en el norte, la gente del Museo Precolombino hizo algo con atacameños. Sergio Bravo hizo algo, pero a mí lo que me llama la atención es que cuando fui a Tirúa (que es el lugar donde se trabajó) no habían materiales. Yo supe que él no había funcionado. Es que yo creo que todo lo que se trae desde afuera no funciona.

Sería interesante, estoy pensando en Timothy Asch con los Yanomami o el CTI en Brasil, donde comunidades indígenas están produciendo sus propios documentales y están distribuyéndolos y se están reconociendo.
Es que yo creo también tiene que ver con otros elementos. Para Chile la realidad es distinta, son esfuerzos distintos y hay gente que cree que por ahí va el asunto, hay mucha gente que lo ve como una alternativa laboral, el capacitar indígenas y creo que tiene que ver con eso porque no ha resultado. Nosotros queremos impulsar un proceso con el asunto previo al festival, va ha haber un taller de capacitación y apunta un poco a eso, primero hay que conversar y contarle a los viejos, a los dirigentes, a la gente joven si podemos hacer esto, qué les parece, e intercambiar y conversar qué queremos, cómo lo queremos, si les parece importante o no importante, queremos hacer lo mismo o no, u otra cosa, arte, comunicación ¿qué?.
Si comenzamos a tener esa creatividad, yo creo que las cosas van a ir funcionando. Pero también tiene que ver con la posibilidad de tener recursos y continuar rompiendo estereotipos. Tienes que demostrar que puedes hacer un taller y que no necesitas estar apadrinado de nadie para hacerlo. Pero hoy día no es posible, hoy día tienes que estar asociado para poder hacer algo, porque no es suficiente con el decir que tú puedes hacer algo.

¿Has escuchado algún tipo de oposición a tu trabajo en las comunidades mapuche u otros mapuche acerca de tus videos, como decir esto no sirve. Es decir, las cámaras, los videos no pertenecen a la cultura mapuche?
No, ese tipo de comentarios absurdos no. He encontrado unos más tontos y más absurdos todavía, como creer que con eso se gana plata y que tú vas a vender los documentales y que es la televisión. Cuando yo llego con una cámara es la tele, es como la televisión internacional, es lo mismo de los gringos.

Dentro de tu trabajo en terreno, con las comunidades, te has encontrado con los antropólogos. ¿Cuál es tu opinión de ellos, a partir de lo que has visto en terreno?
Yo me he encontrado con gente muy joven, entonces creo que no sería justo, porque siento que son gente joven en todo sentido, con discursos muy estructurados. Con posturas archi románticas, que vienen a buscar al guerrero. No creo que eso pueda ser la antropología. Es difícil, porque yo he estado con otros antropólogos, en otros escenarios, otros lugares y no distan mucho, o sea, el antropólogo es súper paternalista y le cuesta soltar al indígena.
Y bueno, eso pasa con los no indígenas también, pero con la gente que se mete en el tema audiovisual, como el asunto de la imagen es tan nueva y tan fuerte, les cuesta soltar. Esta cosa de estos cursos donde terminan con videos post-producidos no por los indígenas y eso me da rabia.

Hay una figura que aparece que es la asesoría antropológica, sobretodo a finales de los 80 se empieza a institucionalizar, en las productoras mayoritariamente. La idea de esta voz autorizada, de un traductor de la cultura mapuche a la cultura winka.
Te lo voy a plantear como un proceso para no ser tan negativa. Siento que el antropólogo está viviendo un proceso, descubrió en la imagen una herramienta muy poderosa que le va a permitir, no solamente rescatar información para sí y tener que publicarla por escrito, sino que le va permitiendo utilizar el video como una herramienta de trabajo. Lo hace más objetivo, pero creo que es un caminar.

Cerrando esta entrevista, ¿qué imagen te armas de la antropología visual?
La primera vez que la escuché fue en 1992, en un seminario del 4º Festival de Pueblos Indígenas que se hizo en Perú. Ahí habían unos tipos que se autodeterminaban antropólogos audiovisuales, y la única diferencia era que usaban la cámara como una herramienta de investigación, pero de ahí no pasaba . Yo siento que si hay búsqueda y eso me agrada, me agrada que en Chile exista el Núcleo de Antropología Visual, que ustedes estén en este grupo de reflexión, de diálogo, de búsqueda.

Acá en la U.A.H.C, tenemos la distinción de la cámara como herramienta de trabajo etnográfico, pero además asumir una postura crítica frente a los productos audiovisuales, someterlos a categorías de análisis, ver hasta qué punto el antropólogo tensiona las representaciones.
Ese es el problema que no me gusta de los antropólogos, ese es el problema, es un problema. Que es el síntoma que yo descubrí en mi, esto de reflexionar demasiado frente a las cosas, cuando tú empiezas a intelectualizar y reflexionar las cosas ahí la jodes.

Pero, por ejemplo, nadie ha cuestionado el problema de la asesoría antropológica en los videos, o de los estereotipos asociados a la imagen de lo mapuche...
Es que necesitas que ciertas disciplinas te avalen lo que tu estás diciendo.

Lo que creo, y esto es una hipótesis todavía, es que los antropólogos terminan contribuyendo a la construcción de estereotipos.
Sin duda, pero nosotros somos una sociedad estereotipada, donde necesitamos que alguien con un título, nos reafirme cosas que el otro sabe, pero como este lo estudió y fue a la Universidad tiene ese don, puede poner la firma. Y yo también lo hago, por ejemplo en el Wallmapu pongo miles de testimonios de gente que sabe y siempre ha sabido como fue la historia y como se perdieron las tierras. Pero me veo en la obligación, para ese público, para esta sociedad marcada, que es clasista, súper estructurada, que es racista, tengo que poner a José Bengoa, porque el tipo tiene todos estos títulos y ha estado aquí y allá, entonces quien le va a discutir a Bengoa, entonces si lo dice Bengoa los otros también le otorgan cierta legitimidad.

Santiago de Chille, mayo de 2004.


Ô