La
historia del género documental posee su propia agenda desde los inicios
del cine. De hecho, las primeras impresiones al celuloide que apasionaban
y conmovían al público del mundo entero, no eran más
que retratos en movimiento de obreros saliendo de una fábrica o la
llegada de un tren, y aunque la aparición del cine ficción pudo
eclipsar el género, la verdad es que los documentales tienen un merecido
lugar, pues sus alusiones al mundo real son un extraordinario cruce entre
el asombro y la credibilidad. Creemos saber mucho de la vida, una noción
que nos proporciona seguridad y estabilidad, pero todos sabemos que no es
cierto. Se trata de un arreglo cultural que por su propia ambigüedad,
finalmente proporciona la legitimidad que otorgamos a la novedad producto
del ejercicio documental. El mejor ejemplo de esta eficacia es Nanook
del Norte (1922), que registra la subsistencia de una familia esquimal
y fue un éxito de taquilla a nivel mundial. Algo semejante puede decirse
de Buenavista Social Club (1999), que recupera el arte de viejos
músicos cubanos, muchos de los cuales permanecían en el olvido.
|
|
La
vida real ha convocado a realizadores audiovisuales, antropólogos y
otros científicos sociales, pues a pesar de lo que crea el ciudadano
común, ella representa una misteriosa encrucijada entre una multitud
de estados psicológicos, desempeños sociales y diversidades
culturales. Esta vida mundana que sólo en apariencia parece trivial
o corriente, se desarrolla de manera espontánea y es poderosamente
expresiva. Ella es una fuente de conocimiento y representación de inagotables
posibilidades, pero llena de dificultades a la hora de crear una imagen fidedigna
que haga justicia a su complejidad y fugacidad.
Esta búsqueda de realismo visual, fue también determinante en
la formulación de la teoría y práctica de un tipo de
cine ficción que rechazaba los artificios interiores de los estudios
de filmación. Como los impresionistas que abandonaron su talleres para
pintar a cielo abierto, los directores europeos de postguerra se sumergieron
en la calles de la ciudades creando arte cinematográfico con actores
arrancados a la vida misma.
|