El
error subyacente a esta jerarquización radica en ubicar a ambas culturas
en el mismo plano lógico cuando es obvio que pertenecen a órdenes
racionales distintos -la académica en el verificable y la popular en
el aleatorio-. Libres de la censura moral, se hace patente que debemos ampliar
la temática de los datos significativos -actualmente reducidos a los
sancionados por la Academia- incluyendo en ella a los del sistema OP.
Estudiar el modo antropológico de la OP es una tarea relativamente
paradójica pues, por un lado sus datos están más a la
vista que los datos etnográficos propios de la academia pero, a la
vez, son datos más elusivos que éstos. Probablemente, eluden
la mirada crítica porque son inestables, feos, mercantilistas, contradictorios,
arbitrarios y, last but nor least, anónimos
en buena parte.
Menos en lo que atañe
al anonimato y, en menor grado, en lo referente a la arbitrariedad y a la
contradicción, no podemos menos que alabar a la academia por haberse
auto-edificado con la loable pretensión de escapar de esas desagradables
características.
|
|
Pero,
no sabemos si por suerte o por desgracia, lo cierto es que el sistema OP impregna
al investigador desde el momento en que éste crece y se educa inmerso
en la cultura popular -la otra cultura le llegará después, a
veces demasiado tarde-. En el caso del antropólogo, podemos presumir
que la OP -Otredad Popular- se le manifieste arropada con sus vestimentas
más exóticas -o, al menos, brillantes hasta la fluorescencia-
antes que con los faralaes del sistema OP local. Dicho de otro modo: a un
occidental se le aparecerá con forma de indio o de pigmeo antes que
como marginal urbano o como grupo folklórico vecino; tendrá
la fortuna de ser visitado por una tercera cultura que no será de masas
(urbana) ni popular (folklórica) Pero, en todo caso, el futuro intelectual
crecerá con una imagen del Otro exótico que, probablemente,
será un estereotipo racista; que después lo recuerde reiteradamente
o lo olvide y que, de recordarlo a secas, lo califique científica o
moralmente o de ninguna de las dos maneras, no es tema que vayamos a tratar
en estas líneas. De
semejante lastre prejuicioso habrá de librarse a lo largo de su trabajo
y gracias a éste último.
|