"La representación de la identidad mexicana en Malinalco".

Esta etnografía no tiene más pretensión que ser un recuerdo del contacto con algo tan distinto y lleno de significados, que llega a ser realmente imposible de describir de forma exhaustiva. Este registro corresponde a un viaje efectuado en Septiembre de 1998 a Ciudad de México, en el cual agradezco a Valentina y a Chepe por haberme recibido en este bello lugar.

 


 
Simulacro de Emancipación.


Esta etnografía no tiene más pretensión que ser un recuerdo del contacto con algo tan distinto y lleno de significados, que llega a ser realmente imposible de describir de forma exhaustiva. Este registro corresponde a un viaje efectuado en Septiembre de 1998 a Ciudad de México, en el cual agradezco a Valentina y a Chepe por haberme recibido en este bello lugar.



Autor: Antonio Astudillo.


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Revista Chilena de Antropología Visual - número 2 - Santiago, julio 2002-
168/181 pp. - ISSN 0718-876x. Rev. chil.
antropol. vis.



   
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Malinalco es un pueblo ubicado cerca de 2 hrs. de Ciudad de México con dirección incierta por la gran cantidad de giros de su ruta. En el viven una serie de familias de pequeños agricultores que conviven por los fines de semana con familias de la ciudad que vienen a sus casas de descanso.

Con su toque rústico, calles adoquinadas, abundante adobe e iglesias barriales, llega a ser un ambiente exótico para el ojo extranjero habituado al gris concreto de la ciudad.

Cada 16 de Septiembre, día nacional de México, la población recrea, simula, con extremada teatralidad, aquel acto liberador del yugo colonial de España, su independencia.

Entre fuegos artificiales, corridos mexicanos, gritos de ¡Viva México, cabrones!; la autoridad del pueblo en la noche anterior da inicio a la celebración de la independencia; esto junto a una ley seca que nadie cumplirá.

Por la mañana las calles se llenan de personas, escuelas que desfilan con sus niños, además de otras cuantas organizaciones sociales de la comunidad.

Poco a poco las personas desaparecen.

Luego del almuerzo y pareciendo ser parte de la siesta, personajes extraídos como de un montaje infantil, con uniformes de cartón y otros de caras pintadas de negro, comienzan a salir por entre las casas camino a una de las esquinas del pueblo, la de su ruta de acceso.

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Poco a poco la gente comienza a llegar posicionándose del lugar, aglomerándose en las esquinas que rodean una gran torre de madera; otros deciden subirse a los techos para tener una mejor mirada.

Los autos dejan de pasar...

Repentinamente comienzan a caer naranjas como una verdadera lluvia de fuego. Gritos, rizas, cañonazos y fuegos artificiales, llenan de ruido y humo aquel lugar, viéndose a los extraños personajes envueltos en un combates.

Los españoles resistiendo desde una torre levantada horas antes, tratan de despejar de su vista a los cientos de jóvenes, niños y adultos mexicanos que lanzan cuanta naranja pueden, en contra del reducido grupo de caras rojas.

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En este Simulacro más de un herido sale, si no es por las naranjas lo es por la borrachera. Aunque hubiese preferido la borrachera antes que el duro naranjazo que se me vino encima.

Finalmente los españoles se rinden, otros tantos mueren; y con ello este pueblo hace de este Simulacro un acto de evocación del tiempo pasado, celebrando la victoria, la alergia de ser mexicanos.

Distintos personajes se aparecen, el cura Hidalgo, la Malinche y otros tantos que desconozco. Si bien hombre y mujeres se encuentran representados en los personajes que participan, las mujeres son en sí, hombres disfrazados de ellas, con polleras y muñecos de recién nacidos al hombro, las cuales a ratos lanzan y a otros se empinan jarras con pulque.

El pueblo desde la calle celebra y anima a los distintos personajes envueltos en esta confrontación. ...........

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Esta celebración colectiva, la del "Simulacro de Malinalco", nos muestra como en la teatralidad se encuentra y trasmite una de las claves más significativas para esta comunidad, en la cual se hace patente el sentimiento de pertenencia a la nación Mexicana. A través de este juego de rol, del desorden, de la expulsión de las rabias al lanzar naranjas, del disfrazarse y actuar, es que esta re-creación de la acción político-simbólica, del enfrentarse al dominador, se muestra como medio del desarrollo de una conciencia histórica para el sustento de un imaginario de Nación y de identidad.

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