Si observamos las fotografías, es posible desplegar ciertas lecturas de carácter erótico, es decir, vemos que detrás de esas imágenes hay una cierta intención que el fotógrafo traspasa a la modelo, en este caso, Kamanakar. Por ejemplo, la fotografía 14 evoca a algunas de las fotografías que circularon en Europa, y que se han expuesto en este trabajo con anterioridad. La postura es evidente, la dirección de la luz está orientada a resaltar cada detalle de su contorno, particularmente sus senos.
La fotografía 15 es aún más paradigmática, Kamanakar aparece junto a otra joven yámana en una pose bastante especial. Esta imagen, es idéntica a una postal, muy famosa en esos años, donde dos francesas están apoyadas en una especie de malecón, solo cambian las modelos porque la posición de los cuerpos es la misma. En este sentido, cabe mencionar que en Francia, la circulación y producción de estas postales eróticas fue muy importante, de hecho, estas postales recibían en toda Europa el nombre de postales francesas.
En otra imagen (16), sucede un hecho curioso, pues la mano de Kamanakar cubre su pubis, un poco limitando la lectura erótica, ¿tal vez en este gesto está la frontera entre lo erótico y lo pornográfico? O bien, ¿ese resguardo demuestra que la intención del fotógrafo es claramente antropológica? Las buenas dudas de nuevo aparecen, un manto de sospecha cubre aspectos de esta imagen, pero por otro lado, se revela una intención.
|
|
Es muy probable que la pose sea una consecuencia directa del creador de la imagen, mas que algo espontáneo de los yámana que siempre andaban desnudos, aunque en el caso de las mujeres utilizaban un triangulo de cuero como el que aparece en la fotografía 15.
En la fotografía 17, Kamanakar aparece en el centro de un grupo de jóvenes yámana, más bien niñas. Es interesante su mirada y el lugar estratégico que presenta en la imagen. En el relato que hace el doctor Hyades de la expedición científica, señala la dificultad de comunicarse fluidamente con estos indígenas mediante palabras, a pesar de su larga estadía en el confín austral, por lo tanto, la comunicación fue mayoritariamente gestual, por imitación. De esto se desprende que las instrucciones no podían ser demasiado complejas, y la construcción de la imagen fotográfica debió ser por señas principalmente. A pesar de esto, la mirada de esta joven es extraña.
En la última imagen, Kamanakar está a bordo de La Romanche, su mirada en el ojo blindado que la captura para siempre. Parece dudar, quizás sabía que la cámara apresaba su imagen, quizás no. En fin, su figura está ahí, transformando el tiempo, desde ese instante sobre un barco hasta nuestros ojos.
|
|