Una década más tarde, Jean Rouch, llevó a cabo una
extensa filmografía en África, consagrándose como
el primer antropólogo dedicado por completo de la antropología
audiovisual. Rouch, considerado un adelantado a su tiempo, se atrevió
a plantear la necesidad de que las creaciones audiovisuales debían
traspasar las manos de los realizadores e investigadores, para ser hechas
por quienes las protagonizan. Durante los 50 el material existente
comenzó a ser clasificado por museos y centros universitarios,
especialmente en Alemania, Francia y Estados Unidos.
Durante
los años 60 se produce una verdadera explosión del
documental en todas sus expresiones, lo que va de la mano con la expansión
de los medios de comunicación. El trabajo de campo de los antropólogos
también se intensifica. Muchos comienzan a trabajar usando herramientas
audiovisuales, pero la gran mayoría de estos trabajos nunca llega
a concretarse como un producto en sí mismo, sino como un insumo
de la investigación. Algunos deciden trabajar el documental como
un instrumento de denuncia social, ecológica o política.
Esta expansión del trabajo con imágenes motivó al
antropólogo norteamericano Sol Worth a preguntarse qué comunica
una imagen y cómo funciona este proceso. Worth , junto a John Adair,
Larry Gross, Jay Ruby y otros investigadores, comenzaron a trabajar en
el cómo dar respuesta a esta pregunta. Como resultado de estos
trabajos se abrieron dos campos: La lingüística de la imagen
-de tipo teórica- a la que Worth denominó videística;
y otro centrada en el trabajo de campo, vinculada con la antropología
urbana. Las obras insignes de Worth son su libro Estudiando la Comunicación
Visual y su trabajo práctico con la comunidad indígena
Navajo.
|
|
Posteriormente,
otros investigadores comenzaron a entregar la cámara a sus protagonistas.
La mayor parte de los casos han sido experiencias aisladas, el caso brasileño,
muy especialmente en relación a las comunidades indígenas
del Amazonas, ha generado trabajos sorprendentes. Llama la atención
también, el creciente desarrollo de una antropología audiovisual
urbana en Argentina.
Hoy,
en un mundo donde el poder de la imagen se ha posesionado como una de
las herramientas más efectivas de educación, entretención
y difusión de conocimiento, el trabajo audiovisual es capaz de
ofrecer una respuesta identitaria, tanto hacia adentro como hacia afuera,
de diversas realidades locales. La antropología audio-visual, es
mucho más que un recurso estético o una herramienta de apoyo
a la investigación, es un universo de posibilidades para seres
humanos creativos e integrales. En la antropología audiovisual
se funde el uso de la tecnología, el arte, la comunicación
las ciencias sociales. La antropología audiovisual es una historia
que recién comienza a escribirse
Herramienta
versus método
Uno
de los problemas para el crecimiento de la antropología audiovisual
ha sido la creencia de que se trata de una mera técnica. Sin embargo,
la antropología audiovisual es mucho más que eso, comprende
el uso simultáneo de la imagen y del sonido. Puede captar posturas,
gesticulaciones, comportamientos, diálogos, tonos de voz, vestimentas,
actitudes, entornos, distancias, etc. La tecnología, cada vez más
fácil de manipular y más accesible económicamente,
ha llegado a casi todos lados.
|
|