En nuestro
andar nos hemos encontrado con que la fotografía a tomado un sitial
que nunca antes había tenido en nuestro país, incluyendo los
periodos de máximo fulgor de Ricardo larrain y Antonio quintana.
En el caso de larrain éste hizo su carrera en Londres y más
específicamente bajo la atenta mirada de la agencia mágnum.
Famoso es su libro sobre Londres, además de otras imágenes
creadas fuera del país, que dista, por lo tanto, de la cultura nacional.
El caso de quintana es mucho más local, el trabajo que realiza entre
las décadas del 50 y el 60; que culminan con una exposición
que recorrerá gran parte de Europa es un proyecto que efectivamente
concita una mirada en torno a la identidad y a los sistemas de relaciones
sociales en el interior del territorio.
Sin embargo, su actividad no fue determinante en la apropiación
de la técnica fotográfica, ni al interior de los discursos
del formato. Cierto es que sus figuras marcan unas tendencias respecto
del quehacer fotográfico en nuestro país, pero no hasta
el punto de inaugurar escuelas o dar inicios a corrientes del hacer en
torno a la cultura.
Desde
este punto de vista nos es grato acudir al nacimiento de la fotografía
en Chile como medio efectivo de expresión tanto en el terreno estético
como en el de la apropiación cultural. Estamos en un momento en
que la fotografía ya no es sólo el "mono " que
ilustra una noticia o bien decora una revista de moda, estamos en el proceso
de entender a la técnica y al formado como una sistema representacional
que recupera las memorias los ritos y las fiestas de los actuantes de
las relaciones sociales.
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Desde
este punto de vista me interesa entrar en un problema de mucha complejidad,
y poco explorado: ¿ es posible entender a la fotografía,
su imagen, como un discurso social?. Entrar en esta lógica nos
supondría escarbar a grandes rasgos en lo que ha sido el tratamiento
de la imagen durante su historia. Desde sus inicios, los teóricos
e intelectuales han desnudado la fotografía analizándola
desde la perspectiva semiológica y semiótica, aventurando
tesis en torno a su hacer y su lectura, es así que en la década
de los 80 Philippe Dubois, depositario de la tradición semiótica
francesa y partícipe del grupo "q" ligado al estudio
de la imagen, aventura una posible clasificación de los distintos
estadios de la imagen fotográfica.
En un primer momento la fotografía es vista y comprendida como
un espejo de lo real, se establece su carácter mimético,
y según muchos intelectuales de la época como Baudelaurie
piensa que esta solo podrá ser una auxiliar menor de las ciencias.
Un segundo momento de la evolución ya a principios del siglo XX
nos entregara la idea de la fotografía como un instrumento de transformación
de la realidad, es decir, un acto arbitrario, desde todos los puntos de
vistas técnicos y estéticos, que actúa como un entorno
simbólico de apropiación, sería entonces la transformación
de lo real. En esta lógica intervienen Pierre Bordieu, Arnheim
y los cahiers du cinema, fundamentalmente Alain Bergala.
Un
tercer instante, el actual, tendera a pensar que efectivamente la fotografía
se construye, el ángulo de toma, la iluminación, la elección
del objetivo, el revelado etc.
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