En
el momento actual de la antropología, tan desprovisto de certezas y caminos
pavimentados, quizá lo que se nos devuelve con mayor nitidez como el ethos
de la disciplina es la praxis de la etnografía. El viaje, el encuentro con
el otro y la descripción, siguen siendo parte fundamental de la generación
de conocimiento en antropología. Este cuerpo de conocimientos, dominado casi
exclusivamente por el texto escrito como instrumento tecnológico, ha sido
permeado de un tiempo a esta parte por una serie de otros soportes de comunicación,
como son la fotografía, el cine, el video, el hipertexto, la poesía, el teatro,
etc. Todos estos "lenguajes alternativos", algunos más validados que otros,
han aprovechado el derrumbe de la perspectiva objetivista para alzarse como
construcciones válidas para dar cuenta de un otro que es cada vez más próximo
y menos exótico. Más que aberraciones científicas, modas
oportunistas, relativizaciones vacías, éstos nuevos soportes signifan verdaderas
estrategias de supervivencia para una disciplina que pareciera ser cada vez
menos requerida en el mundo contemporáneo.
Concebir la antropología desde el exotismo, es aplicarle una sentencia de
muerte a un discurso que nace con el expansionismo de las grandes potencias,
pero que parece representar la eterna búsqueda de respuestas a
una serie de necesidades intrínsecas de la cultura occidental, como son el
conocer al otro, el explorar el mundo, el clasificar la realidad. Centrándonos
siempre en la experiencia etnográfica como instancia de encuentro con una
otredad, nos gustaría explorar la especificidad de la imagen audiovisual como
soporte tecnológico para la construcción de conocimiento en antropología.
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Grupo de Yanomamos observa sus imágenes durante filmación de Documental
Yanomamo
de Timothy Asch. www.der.org
Observaremos
que al igual que el texto escrito, un documental es una "mirada construida"
y como tal, su adecuada lectura e interpretación puede entregarnos valiosa
información sobre lo que esperamos representar. La preocupación objetivista
que dominó durante mucho tiempo la descripción etnográfica, estuvo poco atenta
a la interrogación sobre las estructuras narrativas para representar las culturas.
A partir de la llamada "Antropología interpretativa" y de autores como Geertz,
Marcus y Clifford, la pretensión de la descripción etnográfica como fiel espejo
de la realidad del otro cae definitivamente para dar paso a la concepción
de dicha descripción como una construcción que se funda en una experiencia
compartida, una nueva realidad surgida de la interacción entre el descriptor,
el descrito y el contexto, delimitada al ámbito de una experiencia local (circunscrita
a un tiempo y un lugar determinados).
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