En el extremo izquierdo de la fotografía se ve a un personaje de pie, vestido
con un terno [traje de 3 piezas, chaqueta, chaleco y pantalón], camisa blanca,
jockey y zapatos oscuros, aparentemente muy bien lustrados, y unos grandes
bigotes. Sorpresa. Por fin teníamos una imagen contemporánea de nuestro Ventura
Tenenesk [foto 5, detalle de foto 4].
Esta imagen, indudablenmente, permite, por una parte, contextualizar los bigotes
de Ventura Tenenesk y, por otra, afirmar que Gusinde, para sus famosas fotos,
le solixcitó a los selk'nam que se vistiesen como lo hacían "antes", antes
que llegaran los europeos a sus tierras.
Gusinde
actuó como muchos etnógrafos de su época, pues deseaba rescatar la originalidad
de estas culturas que estaban desapareciendo. Tal vez algunos etnógrafos contemporáneos
se escandalicen por estas prácticas, como algunos lo hicieron con el diario
de Malinowski. Sin embargo, es necesario tener cuidado al juzgar acciones
ocurridas hace más de 80 años, cuando las normas y parámetros disciplinarios
eran bastante diferentes.
Esta
actitud, sin embargo, fue comprendida por los selk'nam, que llamaron a Gusinde,
por sus fotografías, "mankacen"=cazador de sombras, entendiendo siempre "sombra"
como aquello que fueron, que en parte habían perdido y en parte estaba escondido
dentro de ellos mismos.
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Ventura
Tenenesk temido chamán selknam [foto 6, detalle de foto 1], posó junto a su
esposa, con sus antiguos trajes y armas, ya en desuso, para mostrarle como
eran sus antepasados, los de antes, sus "sombras", para ventura de Marín,
el cazador de sombras.
Martín
Gusinde los despojó de sus harapos occidentales, vistiéndolos con sus vestidos
y armas tradicionales ya desechadas, inmortalizándolos en sus fotografías.
Eran los restos de los imponenetes cazadores de guanacos que impresionaron
a los viajeros de los siglos XVII y XVIII.
Hoy existen,
en gran parte, gracias a las imágenes que Gusinde y otros tomaron de sus sombras
y no existen por nuestra permanente incapacidad de tratar con lo diferente
y convivir con los demás. Estas imágenes constituyen un lazo con el pasado,
con nuestro pasado, y permiten sentirse parte de una historia sin fin, a pesar
del fin de la historia.
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