En el São Paulo de las últimas décadas de la esclavitud, la población esclava va, paulatinamente, alternando con una población creciente de negros libertos. Sólo para tener una idea, la población esclava en la provincia de São Paulo, según datos oficiales, es estimada en 116.985, en 1854, saltando a 174.622, en 1874, y se mantiene prácticamente estable en 1884, totalizando 167.493 personas. En vísperas del fin de la esclavitud, en mayo de 1887, el total de esclavos en la provincia corresponde a 107.329 individuos (Conrad, 1978: 345).
Con un proceso de popularización de los retratos, las representaciones de estatus, antes limitadas a los blancos van siendo cada vez más practicadas por la población negra. Como lo afirman Boris Kossoy y Maria Luisa Tucci Carneiro, “(...) cuando las cartes de visite se encontraba en pleno apogeo, negros, probablemente ex-esclavos, comparecían a los estudios y contrataban los servicios del fotógrafo – cuya clientela es, en su gran mayoría, constituida solamente de blancos – haciéndose representar según los modelos europeos: frac, chaleco, chistera, guantes y bastón”. (Kossoy y Carneiro, 1994: 174-175).
Así, si la indumentaria burguesa dicta la Moda y se plasma en aquellos que buscan insertarse en esa sociedad, el hombre negro, libre o no, participa, también en ese juego de reafirmación social, aunque en menor grado. La observación de las cartes de visite producidas en Brasil por esa época, revela una gama de contradicciones inherentes a la misma construcción de la imagen de la nación, lo que posibilita distintas interpretaciones. Observamos que las imágenes de negros pueden ser objeto de lecturas diversificadas, siendo interpretadas como señal de dominación o bien como demostración de afectividad entre blancos y negros.