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Antropología audiovisual en la Ciudad de México: La experiencia de cinco iniciativas académicas1.

Este artículo explora los cinco proyectos académicos de mayor trayectoria en la Ciudad de México, que incorporan los medios audiovisuales a la investigación social: el Departamento de Medios Audiovisuales de la ENAH; Laboratorio Audiovisual para la Investigación Social del Instituto Mora; Laboratorio de Antropología Visual de la UAM-Iztapalapa; Laboratorio Audiovisual del CIESAS-DF, y el Seminario Permanente de Antropología Visual del IIA-UNAM. Así mismo, presenta una panorámica de las distintas trayectorias y perspectivas en cada uno, generando un terreno de reflexión sobre lo hecho hasta el momento en la incorporación del lenguaje audiovisual al proceso de construcción de conocimiento en las ciencias sociales, y actualiza la información en torno al estado de la antropología audiovisual en el contexto académico de la Ciudad. Las conclusiones buscan ser el cimiento de acciones que promuevan la apropiación de estos medios en la investigación, ayudando a consolidar una antropología visual de vanguardia, en respuesta a las necesidades actuales de la antropología mexicana.

Palabras Clave: antropología audiovisual, Ciudad de México, investigación social, imagen, comunicación.

Autor:
Valeria Cuevas Zúñiga
Licenciada en antropología social por la Universidad Autónoma Metropolitana-Iztapalapa de la Ciudad de México. Actualmente cursa la Maestría en Ciencias Antropológicas, en la línea de antropología urbana, dentro de la misma institución.

e-mail: valeriacuevas@gmail.com

Recibido: 5 de abril 2015  Aceptado: 6 de junio 2015

Audiovisual Anthropology in Mexico City: The experience of five academic initiatives.

This paper explores the five most established academic projects which incorporate audiovisual means in Mexico City: the Department of Audiovisual Means at ENAH; the Audiovisual Laboratory for Social Research at Instituto Mora; the Visual Anthropology Laboratory at UAM- Iztapalapa and the Permanent Seminar on Visual Anthropology at IIA-UNAM. The article draws a panoramic view of the different trajectories and perspectives each one has. It generates a space to ponder on the advance in the incorporation of audiovisual language into the process of knowledge construction on social sciences and actualizes information on the status of visual anthropology in the context of the city. Its concluding remarks seek to be the basis for actions that promote the appropriation of said means in research, which help to consolidate an avant- garde visual anthropology in response to current needs of Mexican anthropology.

Keywords: audiovisual anthropology, Mexico City, social research, image, communication.

Author:
Valeria Cuevas Zúñiga
Licenciada en antropología social por la Universidad Autónoma Metropolitana-Iztapalapa de la Ciudad de México. Actualmente cursa la Maestría en Ciencias Antropológicas, en la línea de antropología urbana, dentro de la misma institución.

e-mail: valeriacuevas@gmail.com

Received: April 5th, 2015  Accepted: June 6th, 2015



 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 






Antropología audiovisual en la Ciudad de México: La experiencia de cinco iniciativas académicas.
Valeria Cuevas Zúñiga

Introducción

El intercambio permanente entre el mundo audiovisual y la antropología ha dado origen a un paradigma de investigación alternativo dentro de las ciencias sociales y las humanidades, en este espacio la producción de imágenes mezcla y comparte objetivos con los temas de la investigación antropológica. La trayectoria histórica de esta confluencia ha dado como resultado una extensa obra visual que representa a otras culturas o que busca los gestos de la otredad. En parte dicha obra ha sido resultado de la iniciativa alejada de los centros de investigación antropológica y manifiesta una búsqueda artística y estética; mientras que, por otro lado, ha habido importantes producciones que responden más a las expectativas de las investigaciones de la comunidad científica de la que emanan. La obra proveniente de ambas brechas ha producido innumerables debates desde la antropología audiovisual en torno al carácter y la naturaleza antropológica de los documentos que despliega. Algunas de las polémicas intentan responder a preguntas como: ¿toda imagen posee carácter antropológico únicamente por presentar y representar a otras culturas?, ¿cualquier imagen obtenida por un antropólogo es por ese hecho de naturaleza antropológica? En un intento por dar algunas respuestas, esta investigación explora las experiencias de la segunda brecha: la de los proyectos académicos en la Ciudad de México.

La producción de documentos audiovisuales desde los centros de investigación académica del mundo es amplia y diversa. La historia de cada caso refleja las expectativas y los objetivos que se han confiado en esta área, y la promoción y desarrollo que se le ha procurado desde dichas instituciones (Hockings, 1975; Collier, 1986; Pink, 2001).

En América Latina el proceso de institucionalización y profesionalización de la antropología visual, y la utilización de los medios audiovisuales en y para la investigación, son recientes y se han dado de manera paulatina (Salazar, 1997; León, 2012; Novelo, 2014). Este fenómeno se explica por la confluencia de múltiples factores, desde culturales hasta económicos; sin embargo, en años recientes la promoción y formalización de esta disciplina ha experimentado un fuerte impulso a través de diversas revistas y encuentros institucionales dedicados al tema, además de la formación de diversos programas de antropología visual en universidades y centros de investigación de la región.

El caso mexicano posee sus particularidades. Si bien es cierto que en México la producción de imágenes de corte etnográfico o antropológico en distintos formatos es amplia y cada vez más relevante, es cierto también que ésta ha sido producto primordialmente de la iniciativa alejada de los centros académicos de investigación antropológica.

Actualmente existen múltiples proyectos de comunicación gubernamental, colectivos de cineastas y documentalistas independientes, proyectos artísticos y de documentación individual, que realizan productos audiovisuales con los temas antropológicos por excelencia. Al contrario de la experiencia norteamericana y europea –en donde la entrada de la antropología a la academia se acompañó del fomento a la producción audiovisual en la investigación, mismo que con el tiempo formalizó su presencia en los programas de docencia–, México ha carecido de un apoyo permanente y continuo para la producción audiovisual.

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A pesar de que el país cuenta con centros de investigación antropológica desde inicios del siglo XX, éstos no han promovido la especialización de una rama que incorpore el uso de los recursos audiovisuales, lo que las coloca en franca desventaja con respecto a las experiencias alrededor del mundo. Sin embargo el panorama comienza a transformarse. Actualmente hay una creciente atención en el potencial de los medios audiovisuales incorporados al proceso de investigación, producto de las nuevas tecnologías de la información y la comunicación. Ante la ausencia de un estudio reciente que sistematizara las experiencias del ámbito en la Ciudad de México, este artículo dibuja una panorámica del estado de la cuestión. El acercamiento se realizó sobre el Distrito Federal pensando en su potencial y trayectoria como creador de redes de intercambio y comunicación interinstitucional; se espera que esta aproximación promueva posteriores investigaciones descentralizadas, que aborden  otras experiencias a nivel nacional.

Los cinco proyectos que se abordan pertenecen a centros académicos localizados en la Ciudad de México dedicados a las ciencias sociales. El vaso comunicante entre ellos es el trabajo con imágenes fijas o en movimiento, desde las diferentes líneas de investigación de los institutos a los que pertenecen. Las cinco iniciativas2 son sub-dependencias, inscritos a un departamento dentro de su centro de investigación. Cuatro de ellos fueron fundados a lo largo de los últimos diez años, el DMA de la ENAH es el único que lleva casi tres décadas trabajando en los temas. La disparidad entre sus trayectorias habla del proceso de experimentación que viven estos espacios, además de evidenciar la reciente inauguración del ámbito en el contexto académico mexicano.

La pesquisa tomó en cuenta todo tipo de documentos sobre los antecedentes, la fundación y la trayectoria de los proyectos. La investigación fue de corte cualitativo, está basada en información recabada en entrevistas3 y en visitas a los espacios y sus acervos. Las entrevistas se centraron especialmente en los imaginarios que los investigadores poseen a nivel personal y profesional de sus espacios de trabajo, además de la relación del mundo de la imagen y las ciencias sociales. La investigación nos da los elementos de una composición panorámica, amplia y general. Un escenario que visibiliza la confluencia entre el universo verbal y el mundo visual en un área de conocimiento de utilidad social. La exploración se enfrentó a un campo de conocimiento en pleno proceso de experimentación, los resultados son un terreno para pensar y valorar el estado de los espacios creados para catalizar el potencial de la unión. La Tabla 1 incluye información básica para la identificación de los cinco proyectos.

Encuentros y desencuentros: aprendizajes y retos de los proyectos
Trayectorias

Departamento de Medios Audiovisuales (DMA). Fundado en 1985, pertenece a la Escuela Nacional de Antropología e Historia (ENAH). Si bien el espacio es inaugurado oficialmente hasta la década de los ochenta, hay una larga trayectoria de trabajo visual y audiovisual que lo antecede. Ya desde 1948 se empezaron a impartir cursos de fotografía etnográfica como parte de sus programas de estudio4. En los años sesenta el INAH impartió un importante taller que dio a los antropólogos la oportunidad de acercarse por primera vez al cine, en él participaron Arturo Warman, Alfonso Muñoz y Guillermo Bonfil Batalla en la producción del documental Él es Dios (1965).

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En un inicio el DMA se gestó como un laboratorio de fotografía únicamente. Para la época en que fue fundado no se hablaba mucho de antropología visual en México. Los profesores –antropólogos formados en la década de los cincuenta y sesenta– que hacían investigación y trabajo de campo, utilizaban la fotografía como un recurso de ilustración, sólo algunos comenzaban a realizar trabajo fotográfico de una manera más sistemática. Hasta que surgió el acceso masivo al equipo y la tecnología, los antropólogos comenzaron a hacer otro tipo de reflexiones, dadas por la experiencia y las posibilidades de producción.

En 1984 se propuso la conformación de un área de medios audiovisuales al interior de la Escuela Nacional de Antropología e Historia y en 1985 se fundó oficialmente. Entre 1986 y 1987 dicha área organizó mesas de reflexión, entre maestros y estudiantes, en torno al uso de los medios audiovisuales en la investigación antropológica. Las discusiones giraban alrededor del tema fotográfico, cómo utilizar el formato de diaporamas con una narración en off o una musicalización, cómo resolver las necesidades del documento con recursos precarios, etc.

En 1992 se llevó a cabo el Primer Encuentro de Antropología Visual en México, organizado por el Instituto de Investigaciones Antropológicas de la UNAM, en conjunto con la ENAH. Esta iniciativa surgió en el marco del XIII Congreso Internacional de Ciencias Antropológicas y Etnológicas (CICAE). Otro antecedente fundacional del DMA es el Concurso de Fotografía Antropológica, que convoca en conjunto con la ENAH y es dirigido a antropólogos y fotógrafos mexicanos cada año desde 1981.

Actualmente el objetivo principal del Departamento de Medios Audiovisuales de la ENAH es coadyuvar a la formación profesional del alumnado mediante el apoyo técnico audiovisual que brinda a las actividades académicas, culturales y de investigación; así como a través de la catalogación y prestación de servicios para la producción de materiales, de acuerdo al equipo y acervos audiovisuales que resguarda el espacio.

Laboratorio Audiovisual para la Investigación Social (LAIS). Fundado en 2002, pertenece al Instituto de Investigaciones Dr. José María Luis Mora, sede Madrid. Desde 1993, diez años antes de conformarse el LAIS, el Instituto Mora empezó a realizar documentales. A veinte años del trabajo con cine documental, en el Instituto realizaron un ejercicio autocrítico sobre el uso de las imágenes en las producciones internas. Las conclusiones de dicha reflexión detuvieron la producción indiscriminada de imágenes y en respuesta se propuso la necesidad de abordarlas desde la investigación. A partir de esa experiencia surgieron los primeros cuestionamientos en torno al uso de las imágenes y se evidenció la necesidad de desarrollar metodologías adecuadas para su producción y manipulación. Así surgió el proyecto antecesor del LAIS: “Los Usos de lo Visual en la Investigación Social”, realizado durante 2001 y 2002. Las conclusiones evidenciaron que los investigadores no se acercan a las imágenes y cuando lo hacen, si es que hay recursos, las utilizan únicamente como decoración para sus textos. En la mayoría de los casos se encontró que los investigadores envían por imágenes sobre el tema, sin importar que éstas no tengan nada que ver con el contenido del texto. Uno de los productos del proyecto fue el documental Revelando el Rollo (2002), que recupera los resultados de la investigación.

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A partir de esta experiencia se sentaron las bases y los objetivos fundacionales del Laboratorio.

Actualmente el LAIS ha hecho diagnóstico de una docena de archivos fotográficos en la Ciudad, éstos dan cuenta de los principales problemas a los que se enfrentan y en qué medida y para qué se acercan los investigadores a los acervos. Los cursos de lenguaje audiovisual e investigación social que imparte el LAIS anualmente desde 1999, lo han hecho sumamente popular entre los interesados. El objetivo principal del espacio, en palabras de la Dra. Lourdes Roca es: Construir un espacio de investigación colectivo y multidisciplinario, con pretensiones de trabajar interdisciplinariamente sobre las metodologías necesarias para abordar las imágenes con sistematicidad.”

Laboratorio de Antropología Visual (LAV-UAMI). Fundado en 2002, pertenece a la Universidad Autónoma Metropolitana, unidad Iztapalapa (UAM-I). A finales de 1996 el profesor investigador Dr. Scott Robinson Studebaker del Departamento de Antropología de la unidad hizo una importante donación de equipo analógico de producción videográfica a la institución. Dada su experiencia con el uso de la cámara fotográfica y de video en sus investigaciones de posgrado, además de los diez años como productor y documentalista independiente, vio la necesidad de una nueva línea de investigación dentro de los planes de estudio de la carrera de antropología social, para poner al servicio de la docencia las habilidades cosechadas a lo largo de su carrera profesional. En 1997, aprovechando la reciente adquisición del equipo, sometió a consideración un anteproyecto para la creación de un taller de antropología visual.

La concepción inicial del espacio fue la de una unidad de producción audiovisual, se concibió como un espacio colegiado y colectivo que pudiera proporcionar asesoría técnica y el equipo necesario a investigadores interesados en la creación de documentos audiovisuales basados en sus investigaciones. Inicialmente se pensó que los servicios se podrían cobrar para poder reinvertir constantemente en nueva tecnología; de manera que el laboratorio prestaría el equipo y la asesoría, y los investigadores proporcionarían los contenidos de las producciones a través de sus investigaciones. Se planteó que el enfoque de los productos fuera cultural y educativo con la calidad para figurar en circuitos de difusión académica y de mayor espectro. La capacitación de los alumnos en el manejo de las técnicas de comunicación se propondría en una segunda etapa. Otro de los planes iniciales del Dr. Robinson era producir materiales didácticos, en este sentido realizó una serie de cápsulas de diversos temas a partir de su trabajo videográfico, esta colección se llamó “Material de Apoyo a la Docencia”.

En 2000 el Dr. Scott Robinson hizo una última propuesta para la constitución del espacio. La propuesta se inclinó por la constitución de un laboratorio que integrara un área de estudios en la carrera de antropología sobre las formas visuales de la representación simbólica: semiótica contemporánea, historia del documental antropológico, creación de guion; además de establecer una estrategia para la operatividad del equipo tecnológico que resguardaba el Departamento. En cuanto a la operatividad solicitaba la contratación expedita de un técnico académico  que manejara las herramientas de producción y posproducción.

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Las expectativas de estos años en torno al espacio no fueron cabalmente cumplidas. En años recientes, bajo el cargo de los diferentes jefes del Departamento de Antropología, se han realizado distintas acciones en torno al espacio. Se inició un proceso de diagnóstico del LAV, a partir del cual se planteó la necesidad de renovar el equipo y adecuar el espacio como requisito indispensable para su operación. Se planteó un plan de docencia desde el Laboratorio para que éste dejara de ser un espacio de préstamo de equipo únicamente. Con la estancia del Dr. Antonio Zirión, como profesor visitante del Departamento de 2010 a 2014, se han emprendido una serie de eventos y actividades académico-culturales, proyectos de investigación, docencia, producción y difusión, que buscan reactivar la labor del LAV. El cambio de objetivos del espacio ha sido recurrente desde su habilitación. Podría considerarse, en términos generales, que el Laboratorio de Antropología Visual de la UAM-Iztapalapa es un espacio dedicado a la investigación y a la docencia, en donde alumnos y profesores desarrollan proyectos antropológicos que requieren de la utilización de la fotografía y el video.

Laboratorio Audiovisual CIESAS (LAV-CIESAS). Fundado en 2006, pertenece al Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social, sede Distrito Federal. Antes de que existiera el Laboratorio, el departamento de publicaciones del CIESAS, bajo la dirección de Victoria Novelo, echó a andar un proyecto llamado “Antropovisiones”. Éste fue un primer intento por poner en video o cine los resultados de los proyectos de investigación del Centro. Victoria Novelo llamó a documentalistas como Eduardo Novelo o Federico Weingartshofer para colaborar en las producciones.

“Antropovisiones” cuenta con diez documentales que muestran el tipo de investigación que se hace en el CIESAS; abordan temas como el alcoholismo, la violencia infantil, la vejez y los adultos mayores, entre otros. El objetivo final era difundir las investigaciones y presentar los documentos en festivales de cine.

Posteriormente, en 2006, se inició un proyecto de rescate de materiales documentales en El Salvador y Nicaragua, bajo iniciativa del Dr. Jeff Gould de la Universidad de Indiana. Fue así como el Museo de la Palabra y la Imagen de El Salvador, el Instituto de Historia de Nicaragua y Centroamérica de la Universidad de Managua y el CIESAS, financiados y apoyados por la Universidad de Indiana, formaron un grupo para la construcción de un archivo con imágenes de movimientos sociales en América Latina, particularmente de Centroamérica y México.

Con los recursos de ese proyecto se formó la base del Laboratorio, se adquirió equipo y se capacitó al Maestro Isaac García Venegas –cofundador y leal colaborador del Laboratorio– para armar bases de datos y en diversos métodos de consulta. Recibieron durante tres años recursos de este proyecto y con ellos se fundó oficialmente el Laboratorio en 2006. En la formación inicial estaban el Dr. Ricardo Pérez Montfort y el Mtro. Isaac García Venegas; posteriormente entró el resto del equipo que conformó durante mucho tiempo el núcleo duro del Laboratorio. En ese mismo año echaron a andar el seminario “Las Ciencias Sociales y Mundo Audiovisual” que empezó a sesionar cada quince días invitando a distintos especialistas en el tema.

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En 2009 terminó el proyecto con Estados Unidos y el Laboratorio sufrió un periodo de recursos limitados. En esa época surgió la posibilidad de hacer un libro sobre salud pública en México, como parte de los festejos del Bicentenario en el país, a través de un trabajo de tesis del Colegio de México. El entonces subsecretario de salud pública conectó al Laboratorio con una compañía farmacéutica que proporcionó los recursos para armar el equipo y hacer la publicación. El resultado fue una historia visual hecha de fotografías de archivo, con este proyecto el Laboratorio resolvió las vicisitudes económicas en 2010 y 2011. En 2012 hubo nuevamente un periodo de dificultad económica para el proyecto, esta coyuntura fue resuelta con un fideicomiso que el CIESAS otorgó al Laboratorio. Como parte de sus actividades filmaban eventos y conferencias, además de realizar cortometrajes a petición de los investigadores. El espacio cuenta con un archivo selecto de documental latinoamericano y de distintas temáticas relacionadas con el mundo social, también cuenta con dos colecciones de fotografía utilizadas para diversos materiales de difusión.

Para la fecha en que fue realizada esta investigación el Laboratorio Audiovisual del CIESAS aún programaba sesiones del seminario “Las Ciencias Sociales y Mundo Audiovisual”, que contaba hasta ese momento con más de setenta sesiones realizadas y un texto de ponencias publicado; así mismo los talleres sobre manejo básico de cámaras y programas de edición, realización de guion y documental para estudiantes de maestría y doctorado se seguían impartiendo. En aquél momento, el mismo Dr. Ricardo Pérez Montfort auguraba buen futuro para el espacio comentando que “el área de producción audiovisual del Laboratorio se apuntala fuerte con el proyecto Palabra del CIESAS.

Este proyecto consistía en la producción de breves cortometrajes sobre la vida y la obra de los investigadores del CIESAS. Sin embargo, en julio de 2014 el Dr. Pérez Montfort renunció a la coordinación del espacio y el último de los programas “Palabras del CIESAS” fue exhibido en noviembre de 2014. Actualmente el futuro del espacio es incierto5.

Seminario permanente de antropología visual (IIA-UNAM). Fundado en 2010, pertenece al Instituto de Investigaciones Antropológicas de la Universidad Nacional Autónoma de México. Surge a partir de un proyecto apoyado por el Programa de Apoyo a Proyectos de Investigación e Innovación Tecnológica (PAPIIT) de la UNAM. Este programa tiene la finalidad de fomentar el desarrollo y la formación de grupos de investigación a través de proyectos de innovación tecnológica. El Seminario se conformó inicialmente como un grupo de investigadores y alumnos de maestría y doctorado en antropología, que conjuntamente se interesaron por la línea audiovisual como una veta importante de la investigación antropológica. La trayectoria del proyecto se compone, en la primera parte, de un diplomado dividido en módulos sobre edición, planos, narrativas, lenguaje audiovisual, acompañados de teoría sobre antropología visual y cine etnográfico.  En  2010  se conforma de manera  oficial  como  un  Seminario  Permanente de Antropología Visual. En 2012 cumplió dos años de sesiones mensuales, acompañadas de la realización  de un  evento anual  para la muestra de los  proyectos  finales.

El Seminario busca impulsar la creación de un laboratorio, la iniciativa se encuentra en pleno proceso de construcción y consolidación y se retroalimenta de las experiencias del Seminario.

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El Seminario se fundó inicialmente con el objetivo de intercambiar experiencias con especialistas de otras instituciones en torno al uso de los medios audiovisuales en la investigación social y antropológica, para elucidar el potencial y alcances de los nuevos medios en las investigaciones que realiza el Instituto. La creación de un laboratorio, a la par de las actividades del Seminario, busca apuntalar la producción de documentos audiovisuales en el marco de las investigaciones de los estudiantes e investigadores del Instituto y paralelamente convertirse en un espacio de reflexión/producción teórica en torno al uso de la imagen y el lenguaje audiovisual en la construcción conocimiento antropológico.

Itinerarios en perspectiva

El DMA es el proyecto que lleva más tiempo de existencia. Sin embargo las labores académicas en torno a la antropología visual se adscriben sólo marginalmente al DMA pues en su mayoría son producto de iniciativas aisladas, extracurriculares o que se adaptan a los programas de la ENAH, sin que haya una propuesta consolidada desde el Departamento de Medios Audiovisuales.

El LAIS es sin duda uno de los proyectos más consolidados. Es el primer laboratorio en la Ciudad de México destinado a reflexionar específicamente sobre las imágenes y su potencial en la investigación. En este sentido, los hallazgos de sus investigaciones y la amplia experiencia en el tema han sido fundamentales para vislumbrar el potencial epistemológico de la imagen en el marco de la investigación social.

Su inscripción a un centro académico de investigación histórico-documental ha hecho que el proyecto se distancie de la antropología visual, no por ello alejándose en la práctica de las investigaciones de corte antropológico; sus aportaciones y críticas en este sentido, desde una posición fuera del circuito de los centros consagrados a la investigación antropológica en el Distrito Federal, han sido fundamentales para vislumbrar el panorama de la antropología visual en el contexto estudiado. Un abordaje sólido y cimentado en la reflexión teórica, en paralelo a la producción y manejo de imágenes, han hecho que el Laboratorio tenga amplias perspectivas de desarrollo en el mediano y largo plazo.

El LAV de la UAM-I es el espacio que ha sufrido mayores tropiezos en el proceso de constitución. El anteproyecto tiene su origen a finales de los noventas, pero los objetivos iniciales resultaron inalcanzables. Los lentos procesos burocráticos y los requerimientos económicos iniciales que implicaron hacer operativo el espacio, en conjunción con la revolución digital de la época, actuaron en detrimento de la propuesta original que tenía entre sus objetivos la creación de una línea de especialización académica en antropología visual. Los proyectos de este periodo, con algunas excepciones, se realizan lejos de una reflexión teórica y metodológica sistematizada, los acercamientos fueron completamente empíricos y sin el seguimiento necesario para formar especialistas en el tema. La imposibilidad de contratar investigadores y técnicos especializados ha hecho que el manejo del laboratorio quede en manos de estudiantes realizando el servicio social, con las habilidades que un contacto empírico con las herramientas audiovisuales les ha desarrollado.

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Éstas, entre otras vicisitudes, han hecho que el espacio que inicialmente se apuntalaba como un proyecto académico teórico y práctico en antropología visual se acote a la prestación de servicios técnicos auxiliares a la docencia. La falta de un marco teórico sólido en antropología visual, acompañado de un proyecto académico de especialización, en conjunción con la falta de recursos humanos y materiales, es la fórmula que ha convertido al espacio en un apéndice técnico del Departamento de Antropología en detrimento del potencial que ahí se vislumbraba. Sin embargo en años recientes se han puesto en marcha una serie de proyectos académico-culturales, entre ellos una fértil línea de especialización en antropología visual dentro del Posgrado, además de una serie de publicaciones en torno al tema, que han reactivado las actividades del LAV y han dado presencia al Departamento de Antropología en diversos foros interinstitucionales de documental etnográfico y antropología visual. Estos son signos esperanzadores, que han puesto en la mirada de muchos investigadores interesados, las actividades de este espacio académico.

El LAV-CIESAS era la iniciativa de menor trayectoria pero no por ello menos productiva que el resto. El fuerte del espacio era el ámbito de la difusión. A pesar de estar inscrito al Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social no se adscribía plena y únicamente al ámbito de la antropología visual. La quinta iniciativa, el Seminario Permanente del Antropología Visual, es un proyecto sumamente joven. El hecho de que en el IIA-UNAM, fundado desde 1973 y dentro de uno de los centros de investigación de más renombre en el país, no haya mayores antecedentes académicos claramente definidos en el campo de la antropología visual refleja el desinterés precedente y la reciente preocupación por la exploración y consolidación del ámbito.

A través de los encuentros e intercambios en el marco de dicho Seminario, los investigadores del Instituto de Investigaciones Antropológicas han vislumbrado una veta de trabajo fértil y provechosa, un horizonte metodológico de mucho potencial que responde a sus investigaciones pero que requiere reflexión teórica y práctica permanente para definir y consolidar su campo de estudio. La perspectiva dentro del IIA-UNAM es  consolidar un  laboratorio  con  una perspectiva  y línea particulares,  que caracterice las producciones propias.

El espacio audiovisual en la ciencia social: experiencias encontradas

Letra versus imagen. Las tensiones de los cinco proyectos frente a los métodos clásicos de construcción de conocimiento en la ciencia social son evidentes. Estas experiencias revelan una vieja problemática de índole epistemológica y metodológica en el trabajo con imágenes desde una ciencia que, históricamente, se ha constituido de palabras.  La cuestión es abordada nítidamente ya desde Margaret Mead en su artículo fundacional “Visual Anthropology in a Discpline of Words”, producto de su experiencia con el uso de la cámara como método de investigación en Bali y Nueva y publicado por primera vez en 1975. En el artículo se dilucidan por primera vez las dificultades de construir conocimiento a través de imágenes en la antropología (Jacknis, 1988). El uso de imágenes se ha acompañado de un halo de subjetividad al que los círculos más ortodoxos son reticentes. La trayectoria de las ciencias sociales ha hecho que los medios escritos, además de los números, se erijan como las vías legítimas para la construcción de conocimiento. La inserción de la imagen en este proceso se ha visto con recelo desde las primeras experiencias, como dan cuenta los testimonios de los investigadores entrevistados.
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Este imaginario tiene que ver más quizá, con la reproducción de prácticas academicistas, enclavadas en los métodos clásicos, que con un auténtico problema epistémico en la imagen. Sin embargo, este campo está en pleno proceso de construcción; por lo que se exige una experimentación permanente, que catalice y demuestre el potencial de la intersección de lo visual y lo verbal en la construcción de conocimiento útil a la sociedad. Este proceso debe ser reflexivo, la pregunta por las posibilidades de la imagen como fuente de conocimiento válida, como una metodología alternativa y complementaria en contextos académicos, debe ser constantemente replanteada por vía de la experimentación y de la experiencia.

Transdisciplinariedad. Además de la incomprensión a la que se enfrentan los laboratorios, los requerimientos y retos metodológicos que implica la construcción de un objeto de conocimiento necesariamente multidisciplinario, como el que este ámbito exige, son implacables. El debate sobre la constitución de esferas multidisciplinarias de trabajo en la ciencia no concierne sólo al ámbito que esta investigación trata, es una discusión actual que toca a muchas disciplinas. Las preguntas siguen abiertas y las respuestas se elucidarán al paso de los años, pero intentos como el de los espacios que el presente trabajo aborda son esfuerzos invaluables por explorar los terrenos de la multidisciplinariedad, en miras de la interdisciplinariedad. Pensando en las apuestas de Edgar Morin, sientan precedentes para la constitución de esferas de conocimiento transdisciplinario que rompa con las fronteras entre las disciplinas para dar verdadera cuenta de la complejidad del pensamiento humano, promoviendo un continuum epistemológico entre la naturaleza, la sociedad, las humanidades y el arte (2000: 155).

Sin duda es un movimiento de importantes implicaciones epistemológicas, éticas y estéticas. Sin pretender decir la última palabra en torno a estas cuestiones, los investigadores involucrados en el ámbito saben que la confluencia plena entre lo verbal y lo visual obliga al trabajo y construcción multidisciplinaria, y aunque en algunos casos se logre más que en otros, la consecución de esta meta es uno de los principales motores para prolongar la búsqueda.

En este sentido también tienen claro que la reflexión en los términos tradicionales, el escrito y la palabra, es absolutamente imprescindible para el buen fin de sus investigaciones por lo que el método debe ser necesariamente un vaivén entre lo visual y lo verbal. La postura del antropólogo Antonio Zirión (2011), ante la confluencia y complementariedad de estos dos medios es sumamente fértil para entender dicha necesidad:

La  integración  de  los  medios  audiovisuales  a  la  investigación  (…)  no  excusa  [a  los investigadores] de pensar, debatir y comunicar por escrito o verbalmente las experiencias y los conocimientos  generados.  Lo  visual  y lo  verbal  no  son  simplemente  formas  distintas  de comunicar lo mismo, son lenguajes que comunican diferente tipo de información, que bien articulados, pueden apuntar en un mismo sentido y reforzar, cada uno a su manera, la tesis central de una investigación. Palabra e imagen constituyen dos caminos independientes pero complementarios para la investigación (…), pero más que usarlos uno en función del otro (como imágenes que ilustran textos o como textos que explican imágenes), lo más deseable es que se retroalimenten recíprocamente” (Zirión, 2011: 2).

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Divulgación y difusión. La confluencia de imagen y ciencia social en un área con metodología y campo de estudio propio, que genere un conocimiento social particular, está en vivo proceso de experimentación y consolidación en el contexto estudiado. Sin embargo una vía sumamente útil para conjuntar las investigaciones de los centros con el potencial de los laboratorios está el terreno de la difusión y transmisión del conocimiento. A pesar de ello esta esfera también adolece de prácticas que reflejan la reticencia del investigador hacia el uso de las imágenes en la difusión de sus investigaciones. Esta actitud es consecuencia del uso generalizado que se les da en los medios de comunicación masiva y por la falta de incentivos dentro del Sistema Nacional de Investigadores (SNI)6 para buscar vías de difusión alternativas a las publicaciones escritas. Paralelo y contradictorio es el vacío de reflexión en torno a las experiencias de los laboratorios en los medios de publicación tradicionales. Ambos polos funcionan en detrimento del espacio audiovisual en la investigación, pues contribuyen a la incomprensión del valor en la unión.

Ante este escenario, un mayor interés por difundir los hallazgos de las investigaciones a través de las actividades que desarrollan los laboratorios provocaría mayores encuentros entre los investigadores de ambas esferas. El acercamiento constante promovería el intercambio de experiencias en la construcción de un objeto de estudio multidisciplinario, producto de las diversas perspectivas. Estas aproximaciones sentarían precedentes para la creación de documentos audiovisuales que dejen de ser ilustración del texto escrito para convertirse en fuentes de conocimiento autónomas.

El encuentro haría que los investigadores, ahora desinteresados, experimentaran el potencial e impacto del uso de medios audiovisuales en beneficio de la difusión y transmisión de sus investigaciones entre el gremio y otros sectores involucrados. De la misma forma, del sector de estudiantes e investigadores involucrados en los laboratorios, se espera una mayor reflexión teórica en los medios tradicionales de presentación del conocimiento; pues mientras perdure la inexistencia de referencias escritas y el desinterés por traducir la bibliografía internacional sobre el uso de las imágenes en la investigación, el potencial del ámbito permanecerá desdibujado.

Recursos humanos y materiales. La falta de reconocimiento y comprensión de las labores que los laboratorios desarrollan y los retos que enfrentan para consolidarse al interior de la academia, provoca que los espacios ocupen una posición subordinada y vulnerable en la estructura de las instituciones a las que pertenecen. Este hecho hace que el flujo de recursos esté supeditado a la distribución de presupuestos en una jerarquía que no les favorece. Una limitante adicional para el pleno desarrollo de la antropología audiovisual son los precarios medios materiales de producción y reproducción al interior de la academia, ya que el ámbito requiere una reinversión constante en infraestructura y tecnología.

En los cinco proyectos es común la dificultad para obtener los recursos mínimos necesarios que reproduzcan sus labores de manera regular y estable.
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Entre estas actividades están la renovación y adquisición de equipo a la par de las rápidas innovaciones tecnológicas, que permita conservar la operatividad de los espacios y brinde los estándares mínimos de calidad a las producciones de los laboratorios. La contratación de técnicos especialistas en el manejo del equipo y la continua capacitación del personal son cuestiones que también se ven disminuidas por la falta de apoyo económico y un flujo de recursos constante. La realización de actividades académicas regulares impartidas por profesionales en la materia, que además brinden a los asistentes la infraestructura y el equipo necesario para el buen aprovechamiento de la enseñanza, es un área que comparte las carencias. La gestión de acervos es un área con profundas deficiencias en algunos casos, puesto que ésta es una labor que requiere capacidades altamente especializadas, todo esfuerzo sin la adecuada capacitación se reduce a un sistema de organización y consulta poco accesible e ineficiente. Ante la imposibilidad de satisfacer estas necesidades, los espacios acuden a instancias de financiamiento externas a su dependencia, esto implica que el espacio mismo esté a merced de la duración y los recursos destinados por proyecto. El acceso masificado a equipo tecnológico de buena calidad y bajos costos es una perspectiva acogida con optimismo al interior de estos espacios.

Procesos burocráticos y obsolescencia. Además de las deficiencias en el financiamiento, un aspecto que actúa en detrimento de la sana reproducción de los espacios es la convivencia con procesos burocráticos sumamente largos e ineficientes. Es sabido que la burocracia es parte esencial del funcionamiento de las instituciones públicas y en este caso todos los proyectos se inscriben a la esfera del sistema de investigación y educación pública.

El panorama aquí es más delicado dado que la existencia y funcionamiento de los laboratorios se basa en la incorporación, adquisición y renovación constante de equipo tecnológico. Frente al uso regular, estos recursos se desgastan fácilmente,  cuestión que aunada a la velocidad  con que nuevas tecnologías aparecen en el mercado, provoca que los equipos sufran un acelerado proceso de desgaste y se conviertan en herramientas obsoletas en periodos de tiempo muy cortos. Esta fórmula hace simplemente incompatibles los tiempos de operatividad de la tecnología con la duración de los procesos burocráticos en las instituciones. El más claro ejemplo es el LAV de la UAM- Iztapalapa,  en  donde  el  pleno funcionamiento  del  espacio  tomó  más  de cuatro  años  por cuestiones de índole financiera, en colindancia con los procesos burocráticos de la institución. Esto provocó que para la fecha en que el espacio se abrió al público, la tecnología analógica con la que contaba fuera obsoleta ante la llegada de la era digital en el video. Este escenario es sumamente complejo y disminuye profundamente el potencial de la antropología visual. Las posibles soluciones tendrán que caminar necesariamente en la esfera del intercambio interinstitucional, que genere convenios de intercambio y retribución, desde una red con la presencia y compromiso suficiente para contener las insoslayables taras burocráticas.

A modo de conclusión: una propuesta

La consolidación de redes de intercambio y construcción interinstitucional a nivel regional y nacional es el área por la que menos se ha trabajado. Este escenario es paradójico ya que, como la investigación da cuenta, todas las iniciativas de esta índole se enfrentan a cuestiones similares.
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El hecho de ser un ámbito minoritario, en pleno desarrollo, enfrentando un sistema de prácticas e imaginarios enclavados en estructuras paralizantes, son razones suficientes para buscar más intercambios que promuevan la constitución de una red sólida al interior de la academia a nivel Distrito Federal, con miras a establecer conexiones a nivel nacional. Si las iniciativas se conjuntan en una red sólida de presencia regional, que fomente el intercambio fluido de experiencias, que visibilice  sus investigaciones y el potencial en ellas, será posible superar los límites económicos, materiales, burocráticos y en última instancia, metodológicos, que actualmente las confinan. En la medida en que esta red interinstitucional se consolide, se abrirán los espacios de presencia y difusión tanto dentro como fuera de sus centros académicos. Ello posibilitará una proyección a nivel nacional que ensanche las filas de estudiantes e investigadores interesados en el ámbito, para formar las primeras generaciones de docentes que den solución a la actual escasez de profesionales con el perfil necesario para un programa multidisciplinario. Estas acciones darán presencia internacional, posicionando al ámbito a la vanguardia de lo que en otros lugares del mundo se realiza desde hace varias décadas. 

Las  nuevas plataformas  digitales de comunicación son  clave  importante para la construcción de redes alternativas de información y difusión de los proyectos (Zirión, 2015). En este sentido hay que resaltar que la producción de documentos audiovisuales éticos e informados, cimentados en una investigación social rigurosa, es uno de los mayores potenciales de estas iniciativas, es lo que las distingue de cualquier otro lugar dedicado a la producción y difusión de imágenes.

La dimensión ética que deviene del proceso de obtención de imágenes comprometidas con la veracidad de los fenómenos que documenta, visibiliza aspectos silenciados en otros medios de comunicación. Ante este escenario es deber de los centros académicos de investigación social utilizar las nuevas plataformas tecnológicas y los espacios emergentes de comunicación para hacer extensivos sus hallazgos y socializarlos a un número cada vez mayor de actores. La construcción de fuentes de información alternativas a los medios hegemónicos, es un camino necesario para la constitución de públicos críticos y sociedades mejor informadas.

La antropología visual sigue el movimiento actual de los paradigmas de las ciencias sociales. El antropólogo Esteban Krotz (1993) señala que la influencia de corrientes hermenéuticas y posmodernas ha modificado recientemente el debate antropológico mexicano en relación al concepto de cultura, lo que ha dado pie a una revisión de las cuestiones metodológicas en las investigaciones de este contexto. El abordaje de la cultura en la antropología mexicana contemporánea abre una veta de posibilidades en la que sin duda se insertan las representaciones  audiovisuales  como  fuente de  información,  vehículo  de conocimiento y catalizador de encuentros. La antropología visual posee el potencial de otorgar una visión compleja y polisémica de lo humano, cargada de significados heterogéneos que confluyan y se retroalimenten con lo que se puede saber y decir mediante el lenguaje oral y escrito. Es un ámbito que ofrece alternativas a la antropología academicista preocupada por los análisis cuantitativos, la estadística y los estudios propios de un paradigma de racionalidad que atraviesa una profunda crisis.

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Su desarrollo y experimentación se debe emprender para satisfacer, a cada nuevo movimiento, las necesidades de una disciplina antropológica más abierta y libre, que desdibuje ideas reduccionistas sobre la complejidad humana, que ayude a contestar la pregunta antropológica por la identidad y la alteridad con conocimiento que emane de la convergencia de distintas pero complementarias esferas de lo humano: la razón y los sentidos. Se propone es que la antropología visual, en provecho de la ciencia antropológica, sea un campo de reflexión y práctica que explore nuevas áreas de construcción de conocimiento antropológico, un nuevo conocimiento que integre y complemente los hallazgos hasta ahora obtenidos a través de los métodos clásicos.

Notas

1. Este artículo es parte de una investigación más amplia realizada por la autora para obtener el título de licenciatura en Antropología Social de la UAM-Iztapalapa (2013).  
2. Hay dos iniciativas adicionales, relevantes por sus contribuciones al campo: Seminario de Cine Etnográfico del Instituto de Investigaciones Estéticas de la UNAM, convocado desde 2010 por un grupo de especialistas -Déborah Dorotinsky, Danna Levin, Álvaro Vázquez Mantecón y Antonio Zirión- y el Laboratorio Multimedia para la Investigación Social de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM, fundado en diciembre de 2011.
3. A lo largo de este artículo cito en variadas ocasiones a los investigadores que entrevisté. Las citas quedan indicadas entre comillas y cursiva, sin referencia a textos dado que no han sido publicadas.
4. Cfr. Krotz (coord.) Antropología de la Antropología, México: 2012. Agradezco esta puntualización a los evaluadores del artículo quienes, además de ésta, han hecho observaciones de suma utilidad para los fines del artículo.

5. Nuevamente agradezco a los dictaminadores del artículo por esta actualización. La polémica se puede seguir en http://isaacdoquier.blogspot.mx, espacio de divulgación del Maestro Isaac García Venegas, colaborador del LAV-CIESAS desde su fundación. El complicado futuro de este espacio refuerza las conclusiones de mi tesis en 2013, aún queda una larga batalla por librar para que los proyectos de antropología visual encuentren un espacio digno y estable al interior de la academia.
6. El Sistema Nacional de Investigadores reconoce la labor de las personas dedicadas a producir conocimiento científico y tecnología. Órgano de evaluación que otorga el nombramiento de investigador nacional. En paralelo al nombramiento se otorgan estímulos económicos cuyo monto varía con el nivel asignado.

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