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Representaciones de africanos y afrodescendientes en la sociedad argentina.
Análisis de dibujos de agentes policiales de la provincia de Buenos Aires.
Orlando Gabriel Morales

Introducción

La nación argentina fue concebida en los discursos y en las prácticas, en forma predominante y preferente, como “blanca” y euro-descendiente. De modo que las alteridades “negras”1, entre otras, han sido históricamente negadas e invisibilizadas en la sociedad, identidad y memoria nacional (Frigerio, 2006; Geler, 2010; Guzmán, 2008).
Sin embargo, hay quienes sostienen que ese marco de invisibilidad comenzó a resquebrajarse (López, 2005; Frigerio y Lamborghini, 2011) a partir de la formación en la década de 1990 de un movimiento social de militantes “negros” caracterizado por un activismo político que se articuló con un activismo cultural iniciado en la década anterior (Domínguez, 2004; Frigerio y Lamborghini, 2011).
Paralelamente, desde mediados de la década del noventa se registra el arribo de una corriente de migrantes africanos de la región subsahariana que han otorgado mayor visibilidad social y mediática a los negros de origen africano en Argentina2.
Ambas situaciones parecen incidir, probablemente en distinto grado y forma, para que en la actualidad la presencia de afrodescendientes y de africanos en la sociedad argentina sea un tema que convoque mayor interés social, político y académico que algunas décadas atrás.

En este contexto, en la tesis doctoral del autor (Morales, 2014) se estudiaron las representaciones sociales actuales de las alteridades negras en la sociedad argentina registrables en producciones simbólicas y en interacciones sociales, considerando en particular a los migrantes africanos arribados recientemente y a los afrodescendientes -migrantes y afroargentinos-.
Uno de los objetivos específicos de esa investigación fue analizar la representación de los migrantes africanos y de los afrodescendientes por parte de agentes con inserción estatal en el ámbito de la Policía de la provincia de Buenos Aires.
La decisión de hacer un relevamiento en ese espacio institucional se sostuvo en un criterio de oportunidad de acceso, por el desempeño del investigador como docente de la asignatura “Prácticas del Lenguaje y Comunicación” en dos escuelas policiales, hecho que representaba una cercanía a un sector institucional habitualmente restringido para el sector académico.
Tal parcialidad social resultó significativa para la investigación, en parte, porque se trata de personas insertas en la sociedad argentina y, por lo tanto, al ingresar a la formación policial ya han sido socializadas y formadas según unas representaciones, criterios y valores específicos que orientan sus comportamientos en la sociedad.

 
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Además que, por su función pública a partir del egreso de la formación técnica, estos agentes ejercen una responsabilidad especial respecto de la seguridad pública3 y del goce y ejercicio de los derechos, libertades y garantías constitucionales de todos los ciudadanos.
Es decir, al adquirir la condición de funcionarios públicos estas personas se constituyen en agentes institucionales con singular capacidad de interpelación y ejercicio de poder en los ámbitos donde circulan, trabajan y se relacionan con sujetos construidos como Otros -entre ellos los migrantes del África subsahariana y los afrodescendientes-.
Por encima del aspecto institucional se valoró a estos agentes como sujetos de la sociedad argentina que, por lo tanto, comparten las representaciones hegemónicas sobre lo propio y lo ajeno de la sociedad nacional. Por ello, puede haber cuestiones atinentes a una socialización profesional y una subjetividad específicas4 -con valoraciones propias acerca de, por ejemplo, las relaciones de género o de clase social- que no se tratan en el análisis.
Ahora bien,  el hecho que se haya tomado a un grupo de agentes policiales como parte singular pero incluida en la sociedad argentina en general no significa que se trata de una muestra poblacional y que los resultados del análisis puedan trasladarse directamente a la sociedad mayor, pues a los efectos no se aplicó un criterio estadístico que permita hablar de muestra poblacional.

En suma, en este artículo se exponen resultados de un análisis semiótico de dibujos elaborados por agentes policiales con el propósito de representar, desde su perspectiva, socialmente construida, a migrantes africanos y a afrodescendientes en y de la sociedad argentina, quienes integran una parte singular de la ciudadanía.
Dicho análisis se enmarcó en una investigación de base antropológica y comunicacional, con énfasis en criterios teóricos, metodológicos y políticos de la antropología reflexiva5, que propició la articulación de múltiples herramientas para examinar el fenómeno social bajo estudio atendiendo a su complejidad.
En ese contexto, se incorporó la elaboración de dibujos como una herramienta más, aunque con su especificidad, para el relevamiento, registro y posterior análisis de la perspectiva de agentes -en este caso policiales- de la sociedad argentina sobre el fenómeno bajo estudio.
Específicamente, para el análisis semiótico de dibujos se retomaron aplicaciones de la semiología de Barthes (1982a [1964], 1999 [1957], 2009 [1970]). Al tiempo que los dibujos, en particular, son considerados aquí, al igual que en otras investigaciones cercanas en cuanto a la apelación a este recurso para la investigación (Pinilla, 2006; Nieto Olivar, 2007), en su carácter de representaciones, en tanto evidencian los límites y las condiciones de la propia percepción de su creador.

 
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El dibujo apela a códigos culturales de representación, por ejemplo, de fenotipo, género y clase (Nieto Olivar, 2007), y por su intermedio se pretendió la reconstitución de la percepción de los dibujantes de alteridades corporales, presencias, encuentros, interacciones y espacios asociados con personas “negras” en el contexto social local.

Desde la perspectiva aquí trazada, “las percepciones sensoriales son ante todo la proyección de significados sobre el mundo” (Le Bretón, 2007 [2006]:14). Así, las actividades perceptivas de los agentes se entienden enmarcadas por un condicionamiento social, cultural e histórico; siendo que “cada comunidad humana elabora su propio universo sensorial como universo de sentido. [A la vez que] Cada actor se apropia de su uso de acuerdo con su sensibilidad y los acontecimientos que fueron puntuando su historia personal” (Le Bretón, 2002 [1992]: 58).

Siguiendo a Berger (2012), puede sostenerse que el dibujo es en parte un documento autobiográfico que da cuenta del descubrimiento de un suceso, ya sea visto, recordado o imaginado, de manera que los contornos del dibujo trascienden el límite de lo que se ha visto (del objeto)
.

Herramientas de relevamiento y de análisis

Por lo antedicho, en la investigación se partió de considerar que era posible analizar representaciones sociales de agentes policiales en materiales producidos por estos a partir de respuestas a preguntas estructuradas y de la elaboración de dibujos referidos a los migrantes africanos y a los afrodescendientes en el contexto social local. De modo que se hicieron relevamientos a través de dos fichas-cuestionario por medio de las que se solicitó la elaboración de un dibujo -o en su defecto una descripción por escrito- y se planteó una pregunta referida a la responsabilidad de los funcionarios públicos en relación con los migrantes africanos (Figura 01) y otra respecto de la responsabilidad del Estado en relación con la población afrodescendiente (Figura 02).

Estas herramientas fueron aplicadas entre febrero de 2011 y marzo de 2012 a jóvenes varones y mujeres de distintas procedencias radicados en la provincia de Buenos Aires e insertos en la Escuela de Policía “Juan Vucetich” y Escuela de Policía “Juan Vucetich” Sede Coronel Julio S. Dantas6.

 
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Figura 1

Figura 2

 
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La aplicación de dos fichas-cuestionario distintas se vinculó con las derivas propias de un proceso investigación que apeló a la reflexividad antropológica, siendo que en un principio el trabajo se centró en la migración africana contemporánea y más adelante incluyó la pregunta por las representaciones de los afrodescendientes. Esto en la medida que se fue haciendo evidente, a la vez, su presencia e invisibilización social.

Por esto mismo, si se comparan ambas herramientas de relevamiento se observará que la diferencia entre las fichas-cuestionario se sustancia centralmente en el objeto de representación sobre el que se indaga a los agentes policiales interpelados.

Del material relevado se seleccionaron un total de 100 fichas-cuestionario que constituyeron el corpus de análisis. El criterio de la selección fue reunir una cantidad equivalente (50) de cada una de las dos fichas-cuestionario aplicadas e incluir en ese corpus las que presentaban un grado de desarrollo favorable para el análisis (es decir, con mayor cantidad de respuestas elaboradas y caudal de información en cada respuesta).

Por otra parte, en el plano del análisis, apelé a herramientas teórico-metodológicas que aportan a desnaturalizar y (re)construir las representaciones sociales que nutren la elaboración de los dibujos por medio de un proceso sistemático de descomponer, correlacionar y recomponer la serie de elementos que puestos en relación constituyen la representación gráfica.

El trabajo de interpretación realizado, tal como se concibe a partir de Barthes (2009 [1970]), no supone dar un sentido más o menos fundado o libre al dibujo o al texto (o a los dibujos como textos) sino apreciar el plural de que está hecho. Así, la lectura analítica consiste en atravesar, articular, desencadenar, pero no en contar.

En esta línea de ideas, se retomaron aportes de Roland Barthes (1982a [1964], 2009 [1970]) para aplicar dos lecturas, una denotativa y otra connotativa, sobre las imágenes y los elementos lingüísticos insertos en las mismas. También, a modo de contextualización y contraposición discursiva, se consideraron los comentarios vertidos por los dibujantes -de los que oportunamente se tomó nota- durante el relevamiento.

En el caso referido, en una primera lectura, denotativa, se hizo una descripción de la referencia inmediata que provocan los términos por efecto de una convención en un contexto sociocultural determinado. Es decir, una descripción del mensaje icónico y lingüístico literal (que constituye la dimensión transparente del enunciado).

Pero el dibujo es siempre un mensaje codificado, por lo que el trabajo denotativo requiere de la descripción del mensaje icónico y lingüístico literal y de la operación de codificación. Se coincide aquí con Barthes (1982a [1964]) en que no hay dibujo sin estilo, aunque probablemente en este caso los dibujantes no reconocían todas las técnicas y convenciones gráficas disponibles e incluso aquellas que han adquirido y naturalizado al punto de condicionar sus marcos perceptivos.

 
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En la segunda lectura, connotativa, se avanzó en la interpretación de aquello que sugiere un enunciado a partir de marcadores que suponen intención, es decir, del mensaje icónico y lingüístico simbólico (que involucra la opacidad del enunciado).

Pero el dibujo es siempre un mensaje codificado, por lo que el trabajo denotativo requiere de la descripción del mensaje icónico y lingüístico literal y de la operación de codificación. Se coincide aquí con Barthes (1982a [1964]) en que no hay dibujo sin estilo, aunque probablemente en este caso los dibujantes no reconocían todas las técnicas y convenciones gráficas disponibles e incluso aquellas que han adquirido y naturalizado al punto de condicionar sus marcos perceptivos.

En la segunda lectura, connotativa, se avanzó en la interpretación de aquello que sugiere un enunciado a partir de marcadores que suponen intención, es decir, del mensaje icónico y lingüístico simbólico (que involucra la opacidad del enunciado).

La connotación “es una determinación, una relación, una anáfora, un rasgo que tiene el poder de referirse a menciones anteriores, ulteriores o exteriores, a otros lugares del texto (o de otro texto)” (Barthes, 2009 [1970]: 17). Más todavía, se coincide aquí con Barthes (1982a [1964]) en que el mensaje connotado, deducible a partir de significantes de connotación (que en este texto se denominan connotadores), tiene relación con una ideología.

En cuanto a los procedimientos concretos aplicados en una y otra lectura, cabe señalar que a partir de la lectura denotativa se describen (y esto implica, por supuesto, algún grado de interpretación) la referenciación a figuras humanas, objetos, situaciones, coordenadas espacio-temporales, elementos de la composición gráfica (perspectivas, volúmenes, cantidad y ordenamiento de elementos, colores, tonalidades, contrastes).

Respecto de la dimensión técnica, en la fase denotativa sólo se describe la misma atendiendo a rasgos básicos y regulares. Pues, a diferencia de lo que se podría considerar en un análisis de cualquier producción visual realizada por especialistas en la materia (cineastas, fotógrafos, diseñadores gráficos, entre otros), era de esperar que en este caso los participantes en general ejercieran apenas algunas técnicas más o menos básicas y en buena medida naturalizadas. 

Además, se tuvieron en cuenta todos los textos escritos identificables en la imagen -cartuchos, etiquetas, globos de texto y cualquier tipo de inscripciones lingüísticas incorporadas-, a modo de nivel informativo del material, para más adelante determinar relaciones entre la totalidad de los mensajes lingüísticos y visuales.

Por otra parte, en la lectura connotativa se buscó definir qué sugieren los dibujos mas allá de lo evidente (el mensaje icónico simbólico), con base en la premisa de que se pueden inferir intenciones a partir de los componentes visibles y de su puesta en relación.

 
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A través de las marcas identificadas en las imágenes se consideró la alusión a aspectos sociales, culturales, políticos, económicos e históricos; y la apelación a estereotipos, emociones y valores. También se aplicó esta lectura a los mensajes lingüísticos y a la dimensión técnica para avanzar en una reflexión sobre las convenciones gráficas registradas.
En tercer lugar, una vez realizadas las dos lecturas mencionadas, se procedió a poner en relación los mensajes lingüísticos e imágenes denotados y connotados, a modo de síntesis. En la Figura 03 se pueden visualizar las tres partes del trabajo analítico desarrollado.

En adelante se introducen algunos datos para presentar al lector un perfil general del grupo de agentes policiales interpelados a través de la aplicación de las fichas-cuestionario.

Perfil social general de los agentes policiales

En orden de especificar características sociológicas del grupo de agentes interpelados, con base en el conocimiento empírico del autor de las instituciones educativas en cuestión y de su alumnado se puede puntualizar un mínimo de referencias que potencialmente contribuyen a esbozar su condición social7.

Figura 3 Herramienta de análisis

 
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Al momento de los relevamientos realizados, los ingresantes a las escuelas de la Policía de la provincia de Buenos Aires eran jóvenes de entre 18 y 30 años, con radicación en la provincia, que tenían aprobado el ciclo secundario de formación escolar y contaban con la nacionalidad argentina (por ser nativos, naturalizados o por opción).

Además de reunir esas condiciones, que constituían requisitos para el ingreso, la mayoría  de quienes ingresaban tenían experiencia previa en distintas actividades laborales que habían preferido abandonar para optar por un empleo formal, por una inserción más “segura” y/o para obtener acceso a servicios sociales.

Por su parte, la inserción de profesionales era casi nula; siendo que en algunos casos habían  abandonado estudios terciarios o universitarios por razones económicas, laborales o de índole personal-familiar y en otros -muy pocos- iniciaban o retomaban los estudios una vez adquirida la jerarquía  policial.

En general, la alusión a una “vocación policial” era minoritaria o casi nula; mientras que la  referencia mayoritaria era a “la elección de la mejor opción disponible” en una coyuntura específica (casi siempre adversa) o a “una salida momentánea”.

Muchos de los ingresantes a esta fuerza policial ya habían constituido una familia y tenían hijos, siendo significativa la cantidad de padres o madres solteros/as.

Además, si bien la cantidad de personas de ambos sexos que son efectivamente  incorporadas en cada institución escolar es regulada en el proceso de selección, en las instancias de inscripción realizadas en los últimos años se manifiesta una participación mayoritaria de mujeres y la distribución por sexo de la matrícula de las escuelas se ha hecho más equitativa respecto de la tendencia histórica que privilegiaba a los varones.
Por otro lado, recientemente se ha reducido de modo significativo la cantidad de  inscriptos que aspiran a ingresar a la Policía bonaerense, situación  que estaría vinculada con el nivel de salarios que ofrece esta institución en relación con fuerzas policiales de otras jurisdicciones (municipales, nacionales).

Resultados del análisis

En adelante se hace referencia centralmente al análisis de los dibujos, especificando en apartados diferentes las consideraciones que surgen del examen de las dos fichas-cuestionario mencionadas.

En función de no hacer la exposición demasiada extensa se presentan esencialmente las consideraciones que surgen de la lectura connotativa y que, por lo tanto, remiten a la intencionalidad puesta en juego en las representaciones.

Luego, antes de la conclusión del texto, se expone una puesta en relación global de los mensajes denotados/connotados, de las respuestas a preguntas contenidas en las fichas-cuestionario y de los comentarios de los agentes durante la elaboración de los dibujos.

 
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Dibujos de migrantes africanos8

En el corpus de dibujos que corresponden a la primera ficha-cuestionario aplicada se representa en forma generalizada a varones. En todos los casos las personas tienen una apariencia juvenil, contextura física delgada y en algunos casos una masa muscular destacada. De manera que la migración de africanos es percibida de modo general como la presencia de un contingente de varones jóvenes.

Además, la mayoría de las personas representadas fueron pintadas de color negro, mientras que hay otras que sin estar coloreadas poseen rasgos que, como señala Frigerio (2006), en la sociedad argentina se asocian con la negrura: nariz ancha, labios gruesos, cabello mota, ojos grandes.

Puede decirse entonces que estos dibujos connotan masculinidad y negrura mediante estereotipación del fenotipo negro (véanse por ejemplo más adelante las figuras tituladas “Caricaturización”, “Incertidumbre”, “Exotismo y  lenguaje”, “Estereotipos”).

Encuentro una relación entre esto y un señalamiento de  Gasca y Gubern (1994 [1988]) sobre el tratamiento de personajes arquetípicos en los medios y géneros de la cultura de masas (ellos se centran en el análisis de cómics9):

han generado una densa familia de estereotipos, de personajes arquetípicos sometidos a representaciones icónicas características y muy estables, a partir de rasgos peculiares que se convierten en sus señas permanentes de identidad” (1994 [1988]: 32).

En efecto, puede decirse que los agentes en cuestión parecen recurrir a un estereotipo de negro según una codificación hegemónica en el campo de la representación gráfica occidental. Aunque este trabajo no tiene como objetivo avanzar en el análisis de esa relación y tal asociación es apenas una hipótesis.

En este sentido, no parece casual que algunas personas representadas en los dibujos vistan prendas coloridas, con diseños extraordinarios o que se destacan por un uso en apariencia incongruente con el habitual.

Tal es el caso de las vestimentas fluorescentes o de colores de uso poco habitual y con tonalidades saturadas que resaltan la negrura y la presencia corporal, de los cortes singulares en la indumentaria de las personas dedicadas a la venta ambulante de bijouterie u otros productos, de los trajes discordantes con los cuerpos que visten los migrantes representados (véase por ejemplo la figura 04, titulada “Incertidumbre”).

En estos elementos se identifica como connotador la aducida extravagancia de las personas negras de origen africano.

 
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Incluso aporta en este sentido la abundante presencia en vestimentas y calzados de marcas reconocidas, de alto costo en el mercado indumentario, que contrasta con el poder adquisitivo adjudicado a los migrantes y, por lo tanto, hacen suponer que se trata de réplicas de bajo costo (comúnmente denominada “ropa trucha”).

También se interpreta en este sentido la abundante representación de adornos corporales y de saturación de elementos de uso personal en los individuos migrantes, a través de aros, anillos, cadenas, dijes, pulseras, tatuajes, teléfonos celulares, relojes (véase por ejemplo la figura 05, titulada “Caricaturización”).

Por otra parte, en los dibujos se observa una actividad predominante: la venta ambulante o callejera -en otras palabras, el comercio informal- de bijouterie y/o de otros accesorios y productos de uso personal.

También se referencian algunos lugares donde se ejerce el comercio informal, especialmente la feria de La Salada -ubicada en el Gran Buenos Aires- y el barrio de Once -de la ciudad de Buenos Aires-. Ambos centros comerciales vinculados a la venta por mayor y menor de indumentaria y otros productos de uso personal con precios económicos y/o promocionales, donde la circulación y el consumo predominante corresponden a personas de poder adquisitivo medio y bajo.

Figura 4 - Incertidumbre

 
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Figura 5 - Caricaturización

Pero además son lugares estigmatizados, asociados a la presencia de inmigrantes pobres (fundamentalmente bolivianos dedicados al comercio informal u ocupados en empleos no registrados) y considerados como espacios de evasión fiscal, de explotación laboral e inseguridad pública.

De modo que, así, para la migración africana se connota trabajo informal en espacios públicos (veredas y calles) o semipúblicos (por ejemplo, balnearios y centros comerciales); y, en estrecha vinculación, una inserción socio espacial en zonas empobrecidas y marginales o espacios sobre los que la persona representada no ejerce propiedad.

Al tiempo que la representación de los migrantes en espacios sociales de circulación masiva de personas (calles, veredas, centros comerciales) no se corresponde con un grado de sociabilidad equivalente en intensidad. En cambio, los migrantes se representan ignorados por su entorno y sin comunicación con otras personas.

De este modo, pese a la supuesta presencia de los migrantes en espacios de circulación y sociabilidad, se connota un ostracismo y aislamiento social de estas personas en la sociedad de acogida. El migrante está presente en la sociedad, pero parece no ser visto o ser evitado, es decir, es socialmente invisible (véase la figura 06 y, más adelante, la figura 09).

 
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Figura 6 - Invisibilidad social

Figura 07 – Otro lejano

 
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Por otra parte, la figura 07, titulada “Otro lejano”, es ilustrativa, a partir de la referencia al lugar de procedencia y de origen del migrante representado, de una “geografía imaginaria”10 (Said, 2010 [1978]) que plantea indiferenciación-homogeneización respecto de África a la vez que una equiparación del continente africano con un país (en este caso con Argentina)11.

En otro orden de ideas, la imagen muestra, en segundo lugar, a un africano próximo -el que es “ahora”, en Argentina-, que en apariencia es un migrante dedicado a la comercialización ambulante de “relojes, pulseras, cadenas”, solitario, silencioso y aislado pero que deja ver una civilidad cercana. En un primer lugar, muestra un sujeto diferente -el que fue “antes”, en África-, más lejano a la civilidad, aunque no menos aislado que aquel que es próximo.

Mientras que en África alza un brazo como muestra de fuerza e interpelación al lector, en Argentina mira de reojo y mantiene (¿o esconde?) las manos en lugares no totalmente accesibles a la mirada de los demás. El “próximo” y el “lejano” se diferencian con énfasis.

Como en esta figura, en otros dibujos analizados los textos escriturales12, que aparecen a modo de cartuchos o de apoyaturas y que cumplen la función de aclarar/explicar el contenido de la imagen o de la acción representada, aportan a comprender el sentido connotado en los dibujos analizados.

En la figura titulada “Caricaturización”, antes mencionada, un texto escrito cumple la función de aclarar que el dibujante conoce que hay migrantes africanos blancos, pese a que él se inclina por representar a una persona negra -con ojos verdes-. Cabe preguntarse, entonces, si su elección tiene relación con el exotismo.

La posibilidad de identificación o no tiene que ver con la propia percepción o, mejor, con las categorías sociales de alterización que están disponibles socialmente en la sociedad argentina. Pues, de hecho, los africanos no negros sí son identificables, aunque en ese caso las marcaciones de alteridad son otras, que evidentemente escapan a la percepción culturalmente moldeada del dibujante.

En la figura titulada “Incertidumbre”, ya mencionada, la apoyatura escrita aporta a explicar la imagen al describir el contenido adjudicado al maletín que porta la persona representada, esto es: “aros, pulseras, relojes y mucho más…”. Pero, a la vez, los tres puntos suspensivos en el mensaje textual agregan dramatismo e incertidumbre dejando en suspenso el discurso y dando lugar con ello a múltiples interpretaciones posibles acerca de qué más podría portar el sujeto en ese maletín.

Entre los dibujos elaborados hay otras imágenes que incluyen puntos suspensivos en textos escritos y crean ese efecto de incertidumbre, que aquí se interpreta como un connotador, en relación con el sentido del mensaje.

 
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En este caso el uso del recurso es especialmente significativo si se considera, por ejemplo, que algunas publicaciones de la prensa local vinculan, sin elementos de prueba y sólo a través de hipótesis no comprobadas,  a los migrantes africanos vendedores ambulantes de bijouterie con el narcotráfico y el crimen organizado13, argumentando que en los maletines esconden droga que comercializan en la vía pública.

Otro mensaje lingüístico que tiene una función de complementación y de aporte para crear un relato acerca de los migrantes africanos en la sociedad argentina es el que se puede observar en la figura 08, titulada “Exotismo y lenguaje”.

En la misma se representa un uso incorrecto de la lengua local por parte de un comerciante negro que expone un cartel donde anuncia el producto ofrecido y su precio (se lee: “Rolemc $10”, en alusión a la marca Rolex).
Otros dibujos también refieren a la lengua en uso por parte de los migrantes y dejan ver la representación de un exotismo lingüístico/cultural de esa parcialidad, que en este caso es reforzado por la extravagancia representada en torno del cuerpo.

Este connotador aparece referido también al representar la apelación a una lengua críptica de los migrantes africanos en la sociedad argentina. Además, se puede pensar que la alusión a un mal uso de la lengua local introduce, por elevación, la dimensión de la clase social.

Figura 08 – Exotismo y lenguaje

 
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Concretamente, la mala pronunciación lingüística representada aproxima a estos migrantes a los usos adjudicados por los sectores sociales dominantes a las clases sociales bajas.

Con este plus de sentido, el mensaje comunica que los migrantes representados no usan bien la lengua local pues son radicalmente ajenos a nuestro contexto lingüístico-cultural; y, paralelamente, que son migrantes pobres que no manejan el lenguaje de las élites que tienen acceso a bienes preciados y distintivos (en este caso relojes importados marca Rolex) y que comercializan falsificaciones de bajo costo o productos conocidos socialmente como “truchos”.

Ahora bien, aparte de la alusión a la pertenencia de clase de los migrantes, que sin embargo no es menor en las representaciones analizadas, cabe señalar que, en particular, el exotismo aparece representado y construido por múltiples recursos.

En otro orden, la figura ya mencionada con el título “Caricaturización” representa un migrante negro de ojos verdes y con múltiples adornos corporales: anillos, aros, piercing, collares, pulsera, reloj. Se entiende aquí que esa presencia de adornos no sólo es desproporcionada -sumado a la incongruencia entre las partes del cuerpo, que resalta rasgos singulares- sino que, además, poco tiene que ver con la presentación habitual del cuerpo del migrante en el contexto migratorio local.

Las desproporciones manifiestas, observables también en otros dibujos, permiten inferir en efecto esa intención caricaturizante.

La caricatura conlleva una representación gráfica exagerada de determinados rasgos de un sujeto (persona, grupo o institución) para producir un efecto grotesco y ridiculizante desde el humor o el sarcasmo.

En este marco, se entiende que los rasgos exagerados otorgados a los migrantes a través de su caricaturización implican un sobredimensionamiento de las diferencias construidas respecto de “nosotros” y una acentuación de su imagen estereotipada.

Por otra parte, asumiendo hasta aquí que los actos de mirar y representar se hallan conectados por las técnicas, se advierte que las características técnicas de los dibujos elaborados por los agentes policiales no son aleatorias, más allá del alcance de sus conocimientos específicos en la materia.

Así, merece atención el encuadre como marco de contención de las imágenes que genera modos de representación, en este caso de los cuerpos y los entornos sociales, a través de una serie de técnicas que definen posiciones, distancias, tamaños.


 
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Figura 09 – Invisibilidad/hipervisibilidad

La figura 09, titulada “Invisibilidad/hipervisibilidad”, puede ser tomada como ejemplo de una característica gráfica que se registra también en otras imágenes: el migrante africano se representa en un entorno urbano o socioespacial extenso, en relación con el cual él mismo parece poco significativo.

Esta representación se refuerza, en general, por su aislamiento social y/o por un entorno social que se observa indiferente a su presencia.

En la figura mencionada se representa una urbe transitada y, potencialmente, a juzgar por las edificaciones, con una densidad demográfica alta. Sin embargo, los sujetos africanos (en este caso se trata, excepcionalmente, de dos personas que comparten un mismo espacio laboral) se observan socialmente aislados, como un elemento más del escenario urbano.

Pero, paradójicamente, la dimensión de los cuerpos de los dos migrantes es excesiva en relación con otros elementos de la composición, entre ellos los automóviles y las personas que circulan dentro de ellos.

De modo que esta paradoja encierra dos aspectos: por una parte, los sujetos migrantes parecen ser socialmente invisibles, por ser personas aisladas del conjunto de la sociedad; por otra parte, se connota una presencia corporal visible y destacada (una hipervisibilidad) en el escenario de la ciudad.

 
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En los dibujos analizados la perspectiva también aporta aspectos a la connotación: mayoritariamente, el lector de las imágenes queda en posición de equidad respecto del punto de mirada de los migrantes representados; y, con menor frecuencia, hay casos en que la visión del lector puede adquirir carácter omnisciente.

Dibujos de migrantes africanos y de afrodescendientes14

Al exponer resultados del análisis de los materiales correspondientes a la Ficha II se puede decir, en principio, que los dibujos realizados por los agentes aluden casi exclusivamente a migrantes africanos y a afrodescendientes extranjeros.

Es decir, no hay referencias explícitas a afrodescendientes nativos de Argentina. Aunque algunas imágenes dejan abierta la posibilidad de que las personas representadas pertenezcan a cualquier nacionalidad.

Por el hecho mencionado, se debe señalar que podrían repetirse aquí muchas cuestiones ya dichas con base en los dibujos de la Ficha I. De modo que se mencionarán sólo los aspectos singulares detectados en el análisis de los dibujos relevados con la Ficha II, que en términos cuantitativos son menos cuantiosos que los expuestos en el apartado anterior.

Ahora bien, como punto de partida hay que destacar el hecho que entre quienes optaron por hacer el dibujo las representaciones visuales aluden con mayor frecuencia a migrantes africanos y, en menor medida, afrodescendientes; mientras que no hay marcas icónicas o lingüísticas que permitan identificar con claridad dibujos que representen a afrodescendientes nativos de Argentina.

Así, es de suponer que, para los dibujantes, las personas negras de origen africano registrables en el contexto local se asocian con la migración y no con la descendencia de africanos negros esclavizados en Argentina. De modo que en los dibujos se puede interpretar como connotador la extranjeridad del negro africano o afrodescendiente.

Al respecto, es posible pensar, con García (2009), que la extranjerización de los negros de origen africano en la sociedad argentina sería un modo de alterización articulado a su histórica invisibilización en el marco de la nación. Pues la idea de la extranjeridad del negro confirmaría que “en Argentina no hay negros”, tal como se afirma desde el sentido común.

Por otra parte, algunos dibujos representan personas de origen africano en situaciones que suponen su presencia en el lugar de origen (Véanse las figuras 10 -titulada “Primitivismo”- y 07 -“Otro lejano”, ya mencionada-).

 

 
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En este aspecto son aplicables los conceptos de Gasca y Gubern (1994 [1988]), para quienes en el contexto de la cultura de masas la estereotipación codificada se vincula con un “lenguaje universal”15   que la hace posible.

En los dibujos se identifica una recurrencia a una codificación en términos de estereotipo; y este mecanismo se puede asociar a un fenómeno de desconocimiento social sobre África, los africanos y los afrodescendientes en la sociedad porteña (Morales, 2014).

También esto puede entenderse por la intermediación de los medios de comunicación en el conocimiento de tales contextos y grupos sociales, en su carácter de productores, reproductores y difusores de estereotipos.

Se entiende que, como es lógico que sea, el lenguaje de la cultura de masas de Occidente puede haber dispuesto en general para las personas negras de origen africano una serie de códigos coherentes con representaciones sociales hegemónicas en este contexto geopolítico sobre África.

En particular al estudiar la representación del negro en la prestigiosa revista Caras y Caretas (Argentina) del período 1900-1910, Frigerio (2013) sostiene que el negro representado en chistes, propagandas y notas informativas es "una tipificación".

Figura 10 - Primitivismo

 
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Figura 11 - Mediaciones

Esto es: un "modelo de", que a la gente de la época le ratificaba las características socialmente asignadas a un negro; y un "modelo para", que enseñaba o reafirmaba cómo interactuar con negros, ubicando a cada actor en un orden social específico.

Con todo, en los dibujos analizados no desconcierta el hecho de que un dibujante asigne a un migrante africano un pasado, inmediato, de vida “indígena” (véase la figura titulada “Otro lejano”, antes mencionada). Cabe pensar que esta es una de las tipificaciones de África y de los pueblos de ese continente que circulan en las representaciones mediáticas.

En el dibujo antes citado, la desnudez, la actitud expectante y esa lanza sostenida en alto por el individuo representado favorecen una idea de primitivismo. Este es un significado recurrente en  los dibujos, África se concibe como ajena a la civilización moderna occidental.

En una línea de ideas semejante es posible interpretar la apelación de los dibujantes a la imagen de deportistas negros, por ejemplo en la figura 11, titulada “Mediaciones”, que pertenecerían también a un contexto extranjero.

Es dable pensar que se trata de registros con fuente no en la experiencia personal sino en los medios de comunicación. De manera que las representaciones estarían matizadas por las elaboraciones discursivas propias de esos medios y de los géneros propios a ellos.

 
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En este caso son referencias estereotipadas en las que se asocia la condición de “ser negro” con virtudes, competencias o inclinaciones supuestas como “naturales/biológicas”, sea que se valoren en forma positiva o negativa.

Se encuentra aquí una relación con lo que registra Martins (2009) en las representaciones del negro que hace la publicidad gráfica en Brasil. Allí, según el autor, a los negros se les asignan papeles negativos, subordinados y secundarios con excepción de los escenarios deportivo y musical, donde su imagen gana proyección y valor mostrándose como los únicos espacios legítimos para el ascenso en la estructura social.

En contrapunto con lo socialmente legitimado, la referencia a la mujer negra como prostituta (y, en términos más generales, la asociación entre individuo negro y personalidad lasciva, a modo de una cualidad biológica), tal como se observa en la figura 12, titulada “Estereotipos”, puede entenderse dentro de este sentido común que vincula negrura con inclinaciones o aptitudes predominantes.

De hecho, la supuesta sexualidad exacerbada de los negros/as forma parte de las representaciones registradas en los materiales considerados, aunque esta concepción forma parte de aquello que se evita explicitar en las respuestas y dibujos y queda allí solapado, pudiendo apenas ser inferido en algunas figuras corporales donde la voluptuosidad de las partes socialmente eróticas resulta destacada.

Figura 12 - Estereotipos

 
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Figura 13 - Connotaciones

Puesta en relación de los mensajes

Llegados a este punto, un listado de los connotadores a los que se aludió anteriormente permite ordenar y resumir el trabajo realizado en cada una de las etapas de lectura y, a la vez, avanzar hacia una relación global retomando las respuestas a las preguntas incluidas en las fichas-cuestionario y las notas de campo elaboradas durante la aplicación de la herramienta a los agentes.

Es posible agrupar los connotadores en tres campos asociativos16: A, B y C; y a cada uno de estos campos asignar el concepto objeto de connotación:
A – alteridad negra
B – alteridad migrante africana
C – África

Los términos (connotadores) que componen el campo A mencionan la alteridad negra; los que componen el campo B mencionan la alteridad migrante africana; y los que integran el campo C mencionan a África (véase la figura 13).

 
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En relación con estos campos asociativos, las respuestas obtenidas a partir de las preguntas incorporadas a las fichas-cuestionario y las apreciaciones recogidas en las notas de campo elaboradas durante los relevamientos aportan más elementos de sentido que se traen aquí de manera general a modo de material contrastativo (en un sentido amplio, de poner en relación).

Por su parte, las descripciones obtenidas a partir de la consigna 1 – opción B de ambas fichas-cuestionario coinciden en términos casi absolutos en definir para la alteridad negra los rasgos mencionados que connotan masculinidad y negrura.

Asimismo, exponen mayor cantidad de información que los dibujos respecto del origen, las características conductuales y el lugar de radicación de la alteridad migrante africana.

Para la primera cuestión se destaca la referencia mayoritaria a África como lugar de origen, en general sin distinción por nacionalidad y en varios casos equiparando el continente con un país (como Haití, Brasil, Puerto Rico, República Dominicana o incluso Senegal y Nigeria, que son otros lugares de origen mencionados).


También es destacable que en las respuestas obtenidas a través de la Ficha II (siendo que la pregunta en este caso remite a africanos y afrodescendientes) sólo tres descripciones de un total de cuarenta y dos obtenidas para esta consigna (sobre cincuenta fichas-cuestionario) mencionan a la esclavitud como el contexto de origen de las personas negras en Argentina.

Por otra parte, respecto de las características conductuales las descripciones subrayan mayoritariamente que se trata de personas que se relacionan “en comunidad” (hacia dentro del propio grupo), que en general son “tímidas” y “respetuosas” y que tienen “poca comunicación y relación” con la sociedad (argentina) por su diferencia idiomática.

En menor medida, hay quienes sostienen que los africanos y los afrodescendientes son “bastantes sociables”, “alegres” y se relacionan bien “si llegan a tener un poco de confianza” o si tienen varios años de estadía en el país. En otro extremo, una minoría señala que son “raros” o “sospechosos”.

Mientras que sobre el lugar de radicación de africanos y afrodescendientes en el país la mayoría de quienes aludieron a este aspecto refiere a pensiones, hoteles, viviendas o habitaciones alquiladas en forma compartida y “conventillos”.

 
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También hay alusiones a barrios (Once), localidades/ciudades (Liniers, Capital Federal) y regiones/zonas (“La Costa”, “lugares turísticos”, “zona céntrica”, “lugares carenciados”), con algunas características sociológicas compartidas (con alta densidad demográfica y/o gran circulación de personas por actividad comercial y con presencia relevante de migrantes y/o grupos sociales empobrecidos) y sobre los que “recaen” representaciones en general negativas.

Sin embargo, un buen número de respondientes no desarrolló este aspecto o respondió a la pregunta con un signo de interrogación (“¿?”, “¿Dónde viven?: siempre me lo pregunté”).

De manera que las descripciones obtenidas a partir de la consigna 1 - opción B no contradicen sino que, en términos generales, complementan y refuerzan lo expuesto hasta aquí a partir del análisis de los dibujos17.

Por otra parte, en lo que refiere a las demás preguntas de las fichas-cuestionario, si bien éstas no remiten en forma estricta a cuestiones directamente vinculadas con las representaciones de las personas de origen africano en y de la sociedad argentina, las respuestas obtenidas, en general, enmarcan sin mayores ambigüedades o contradicciones las representaciones gráficas (véase un cuadro general de resumen de resultados obtenidos en la Figura 14).

Figura 14 - Cuadro general de resumen de resultados obtenidos
(parte 1)

 
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Figura 14 - Cuadro general de resumen de resultados obtenidos
(parte 2)

Figura 14 - Cuadro general de resumen de resultados obtenidos
(parte 3)

 
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Figura 14 - Cuadro general de resumen de resultados obtenidos
(parte 4)

Finalmente, trayendo a colación las notas de campo elaboradas durante la aplicación de la herramienta de relevamiento, se exponen a continuación algunas apreciaciones que han aportado de manera singular a la interpretación global de los materiales en tanto suman elementos de connotación que quedan solapados en las respuestas a consignas y preguntas.

Específicamente interesa señalar en este punto la intervención de la ironía, la burla y la caricatura -y la relación entre estas- como modalidad de expresión de las representaciones registradas18.

Para tal fin es oportuno citar brevemente una selección de referencias atinentes a los aspectos que se vienen desarrollando:
“¿No traje carbón para pintarlo!” [Comentario de una alumna en voz alta] (Anónimo19).
“¡Faaa! ¡No dibujas negros porque no tenés tiempo vos eh… igual se parece a vos!” [Comentario de un alumno a otro cuando ve el dibujo realizado por éste] (A).
“Podés dibujar un círculo y decir que es un negro visto desde arriba” [recomendación de un alumno a otro que no sabe cómo esbozar el dibujo. Se ríen todos] (A).
“En la playa uno me comió todas las papas fritas… casi le compro un choclo con manteca” [Comentario de un alumno en voz alta, dirigido al resto de los compañeros] (A).

 
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“Se dedican a filmar videos triple x” [Comentario de un alumno en voz alta] (A).
“¿Se pueden dibujar las dominicanas que hacen trabajo social en Constitución?” [Pregunta de un alumno en voz alta].
“¿Quién no se comió un negro alguna vez?....” [Pregunta en voz alta de una alumna hacia el resto de sus compañeras] (A).

En definitiva, considerando lo anterior, si bien no forma parte de los objetivos de este trabajo analizar la función del chiste y la caricaturización en las representaciones sociales, se hace evidente que en este caso la burla y el humor producen un efecto grotesco y ridiculizante sobre las personas negras de origen africano representadas.

Parece claro que los comentarios jocosos se emparentan con los rasgos caricaturizantes expresados por medios gráficos. En la caricatura “la potencia de la risa está en el que ríe y no en el objeto de la risa” (Baudelaire, 1988:28). Así, este recurso apela a la idea de la propia superioridad sobre el objeto representado.




Conclusión

Si en la sociedad nacional rige la idea común que sentencia que “en Argentina no hay negros” y si efectivamente estos, en tanto grupo social históricamente negado, han permanecido en la invisibilidad, a instancias de un relato de nación que postula blanquedad y europeidad, es posible que los agentes interpelados por esta investigación recepcionen en forma predominante representaciones estereotípicas que re-producen los discursos hegemónicos en la arena pública.

Incluso, se puede presuponer que es en forma predominante por intermedio del discurso más mediático y de la cultura de masas, dada su omnipresencia social, que estos sujetos acceden a los códigos iconográficos instituidos para representar las alteridades negras.

Pero más allá de las hipótesis que se tracen sobre la procedencia de los estereotipos sociales y de los códigos típicos de representación gráfica de personas y grupos estereotipados lo concreto que se desprende del análisis anterior es que efectivamente los agentes policiales interpelados recurren a rasgos y modos de representación de los migrantes africanos y los afrodescendientes que parecen estar disponibles socialmente para el sentido común.

 
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Se destaca, por ejemplo, el hecho de que en orden de representar alteridades africanas y afrodescendientes los dibujos focalizan en el cuerpo -negro- de/los sujeto/s (casi siempre concebidos como extranjeros) en tanto diacrítico que permite su identificación y diferenciación en relación con la sociedad argentina.

Así, sobre el cuerpo del otro recaen la masculinidad, negrura, corporalidad incongruente o desproporcionada, sexualidad exacerbada, extravagancia y extranjeridad, que indicarían, en términos generales, el estereotipo de negro, africano o afrodescendiente, presente en la sociedad argentina.

De hecho, algunos rasgos de las representaciones que se señalaron en el análisis coinciden con la caracterización del estereotipo del “negro mota” ya esbozada por Frigerio (2006) para el imaginario nacional en Argentina, donde opera, según el autor, una constante invisibilización de los negros en los discursos públicos hegemónicos sobre la nación y a través de la negación de todo rasgo y vinculo afrodescendiente en la interacción cotidiana.

En efecto, como señala Le Bretón (2002 [1992]), en el contexto del racismo el cuerpo extranjero se vuelve cuerpo extraño y la presencia del Otro se subsume en su cuerpo. De modo que, desde la perspectiva que aquí se sostiene, el énfasis en el cuerpo -negro- del otro representado por los agentes policiales no es poco trascendente en tanto fenómeno social, en la medida que remite a ese reduccionismo biologicista propio del racismo.

Más todavía, el cuerpo -negro- en este caso parece convertirse en el núcleo de centramiento de las operaciones de representación de la alteridad en la misma medida en que otros aspectos son (des)enfatizados como rasgos diacríticos, no por su existencia objetiva o por su intrascendencia social para los propios grupos/sujetos representados sino por lo que aquí se interpreta como “desconocimiento social” de los sujetos de representación (Morales, 2014).

En tal sentido, se plantea un vinculo entre el “desconocimiento social” y lo que Mills (2007) denomina “ignorancia blanca”20, en alusión a una falta de conocimiento o un des-aprendizaje de algo previamente conocido, necesarios para la naturalización de la idea de la blanquedad (es decir, del cuerpo blanco como “cuerpo normal”).

En esta línea de ideas, se observa coherencia entre connotadores que en los dibujos referencian a África (como primitivismo y homogeneidad social, cultural, territorial) y la existencia de un desconocimiento social sobre África, los africanos y los asuntos vinculados con estos, que no se detecta particularmente en los dibujos pero sí ha sido registrado por Morales (2014) en conversaciones cotidianas entre migrantes africanos y personas de la sociedad argentina. El desconocimiento daría lugar a la reproducción de estereotipos que circulan masivamente y, en términos más generales, de un relato totalizador según el cual África es un territorio devastado, empobrecido y poblado de sociedades primitivas desvinculadas de la vida moderna occidental.

 
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Un relato de este tipo tendría incidencia en las representaciones que refieren a la alteridad migrante africana en la sociedad argentina, connotada en los dibujos analizados con significados coherentes con la idea de un contexto de origen/procedencia exótico y empobrecido (trabajo informal, inserción socioespacial en lugares empobrecidos y/o marginales, hipervisibilidad, incertidumbre, exotismo lingüístico/cultural).

Entre esos significados connotados se puede destacar la hipervisibilidad, pues no hay que perder de vista que es frecuente que el racismo opere desde esa lógica, pese a la hegemonía del racismo negador de los negros en la sociedad nacional. 

Desde la perspectiva sostenida a la visibilidad de los migrantes africanos contribuye, por una parte, su constante presencia en el espacio público vinculada a su actividad laboral predominante. Por otra parte, el carácter extremo de la visibilidad de estos deviene de constituir una minoría que se asume como negra en una sociedad que se pretende sin negros (Morales, 2014).

También la histórica invisibilización de los negros de y en Argentina es condición de posibilidad para que la percepción de las nuevas presencias africanas de la región subsahariana propenda al sobredimensionamiento y la extrañeza.

Además, se observa en este análisis que algunas representaciones construyen exoticidad focalizando en la marcación de diferencias sociales, culturales y biológicas de las presencias negras y en elementos movilizadores de sentimientos de incertidumbre.

El exotismo es, más allá de sus consecuencias perjudiciales para la vida cotidiana de los africanos y afrodescendientes en la sociedad argentina, una forma singular de relación vinculada con la distancia geográfica y los aspectos atractivos y seductores de la otredad.

Sin embargo, cuando el exotismo muta hacia la exotización (Archenti y Morales, 2009) del otro mediante una operación de focalización y sobredimensionamiento de la diferencia observada/construida deviene su “reducción a” lo cultural, al fenotipo u a otro marcador de alteridad, de manera que la diferencia aparece destacada y esencializada.

Notas

1. Se usan comillas para señalar el carácter socialmente construido de la negrura. Lo mismo vale para el caso de la blancura. En adelante se prescinde de las comillas.
2. Según el último censo de población de Argentina (INDEC, 2010) en el país hay radicados unos 2738 migrantes provenientes de África -cifra que incluye a los ciudadanos regularizados de todos los países del continente radicados en Argentina- y 149.493 personas que se reconocen como afrodescendientes.

 
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3. La Ley del Sistema de Seguridad Pública  de la Provincia de Buenos Aires Ley 12154) indica que “La seguridad pública importa para los ciudadanos, el goce y ejercicio de sus derechos, libertades y garantías constitucionales” (Articulo 2).
4. Algunos investigadores analizan discursos y procedimientos de agentes policiales  en términos de producción de una “subjetividad policial”, como una configuración relacional en el marco de la “praxis policial”. En este caso, se considera que las representaciones relevadas para la investigación no remiten a un “sujeto policial” con una subjetividad singular acabada sino a personas de la sociedad nacional en situación de formación policial.
5. Un planteamiento y debate acerca de la antropología reflexiva está presente de modo magistral en la obra de Rosaldo (2000 [1989]). También en Guber (2001) se pueden encontrar aportes para el conocimiento de la cuestión.
6. Todo el material correspondiente al corpus de análisis que se reproduce en este artículo fue obtenido con el compromiso de mantener el anonimato de los autores y el investigador solicitó autorización para su reproducción y difusión con fines científicos. Los títulos con que se presentan aquí a las imágenes fueron elaborados específicamente para la redacción de este artículo.

7. En el marco de esta investigación no se encontró información oficial sistematizada respecto de las características sociológicas de los ingresantes a las fuerzas de la Policía de la provincia de Buenos Aires, ni en el ámbito de la administración pública provincial ni en la bibliografía académica referente a esta fuerza de seguridad pública.
8. Los resultados expuestos en este apartado corresponden a los datos elaborados a partir de aplicación de la ficha-cuestionario I (Figura 01).

9. La recurrencia en este trabajo a las categorías de producción y análisis de este género se debe en parte a que en el procesamiento analítico de este material se hallaron abundantes elementos que remiten al lenguaje del cómic.

10. Con esta noción Said remite a la práctica universal de establecer en la mente un espacio familiar que es “propio” y otro que es el “ajeno”, a modo de una distinción geográfica que puede ser arbitraria. Esa frontera geográfica imaginaria deviene social, étnica, cultural, “todo tipo de suposiciones, asociaciones y ficciones parecen confluir en el espacio no familiar que está fuera del nuestro” (Said, 2010 [1978]: 87).
11. El desconocimiento social que implica la equiparación de África con un país o, en otras palabras, la concepción de África como un país y no como un continente es un hecho bastante extendido y conocido en distintos contextos sociales y geográficos (véase http://blogs.elpais.com/africa-no-es-un-pais/).
12. Barthes (1982a [1964]: Párr. 9-11) señala que el texto escrito desfavorece la libertad de los significados de la imagen y constituye un nivel en que se ubica preferentemente la moral y la ideología. Sus dos posibles funciones al acompañar la imagen son las de anclaje y de relevo.
13. Véase, por ejemplo, el artículo periodístico titulado “Denuncian que hay dealers africanos” (Perfil, Sociedad, domingo 10 de febrero de 2008, pág. 50).

14. Los resultados expuestos en este apartado corresponden a los datos elaborados a partir de aplicación de la Ficha II.
15. Gasca y Gubern (1994 [1988]) refieren con esta noción a un lenguaje instituido por la iconografía de masas en Occidente que hace evidentes algunos conceptos a partir de estereotipos humanos rígidamente codificados que resultan inequívocos para el lector.

16. A los fines de mi análisis defino un campo asociativo por un conjunto de connotadores o elementos significantes con significados relacionados por compartir un núcleo de significación. Así, en mi trabajo el campo asociativo alude a elementos significantes propios de un lenguaje analítico con el que me propuse denominar los significados de connotación (por ejemplo el término “extranjeridad”).

 
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17. Estos aspectos se desarrollan con mayor profundidad en la tesis doctoral del autor (Morales, 2014).
18. Frigerio (2013), en el ya mencionado análisis de la revista Caras y Caretas, registra también el recurso de referencias jocosas e irónicas para representar a personas negras de origen africano y sostiene que “la mayor parte de los dibujos que aparecen en la revista son caricaturas” (2013: 15), con tendencias a la bestialización e infantilización.

19. En adelante se utiliza la A. para referir al carácter Anónimo de la respuesta.
20. Según Mills (2007),  en el caso de la opresión racial es habitual que la falta de conocimiento se produzca activamente para propósitos de dominación y explotación en función de determinados intereses económico-simbólicos.

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