Reseña de Libros
 

Military Ethos and Visual Culture in Post-Conquest Mexico,
Mónica Domínguez Torres
Ed. Ashgate Publishers. Farnham, 2013.

Por
Peter Mason
Investigador Independiente
e-mail: monti55@fastwebnet.it

Entre las diversas corrientes que han predominado en el análisis de la conquista y postconquista de América, destacan dos visiones opuestas entre sí. Históricamente, la primera es el concepto de la conquista espiritual, acuñado en el año 1933 por Robert Ricard para designar a la evangelización como un proceso en que los protagonistas eran las órdenes mendicantes. Sin embargo, bajo la influencia de los “subaltern studies” y la tendencia posmodernista en general, medio siglo más tarde se perfilaron los estudios revisionistas que enfatizaron el rol y la agencia de las comunidades indígenas. Se esforzaba en buscar la voz indígena “escondida” en los documentos y otras fuentes poscoloniales. La posibilidad de cualquier forma de negociación de su posición por parte de las comunidades indígenas dependía de las relaciones de fuerza en la situación local, relaciones que además cambiaban desde un año al otro.

 
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Portada del libro.

La autora de Military Ethos and Visual Culture in Post-Conquest Mexico se muestra muy consciente de la existencia de estas corrientes situando su estudio, sobre imágenes producidas en los poblados indígenas de México Central, en relación directa con ellas. Efectivamente, su libro consiste en una serie de estudios de caso, en los que quiere demostrar como las semejanzas –reales o no– entre las prácticas europeas e indígenas facilitaban –a veces– una asimilación entre las dos culturas, aunque siempre una asimilación negociada. Su foco de atención queda sobre todo en las prácticas militares y la utilización de varios símbolos religiosos, entre ellos la cruz, que se podían entender bien por ambas partes. Sostiene que la valentía militar y los ideales marciales constituyeron fuerzas que facilitaban estrechar el vínculo entre los europeos y los indios de Mesoamérica. De hecho, ambas culturas tenían una cultura militar fuertemente jerárquica con las correspondientes insignias.

En este sentido, la brecha entre culturas era mucho menor de la que se experimentó más tarde en el encuentro entre los europeos y las culturas amazónicas. Entre las insignias militares se destacaba el escudo heráldico, que se encontraba tanto en los espacios de las ordenes religiosas como en los edificios cívicos. Por ejemplo, la autora demuestra como el complicado diseño de un blasón de Tlacopan, propuesto por el indígena culto Don Antonio Cortés Totoquihuaztli, articulaba referencias a la Noche Triste (en que Hernán Cortés debió su vida a la ayuda de los líderes de Tlacopan) y a la Triple Alianza, a la vez que afirmaba su compromiso con el nuevo régimen religioso y aludía a la futura incorporación de las otras regiones en el mundo cristiano.

 
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En el caso de Coyoacán, por el contrario, la corona española rechazó el escudo propuesto por el gobernador, Don Juan de Guzmán Ixtolinque en 1561, que reclamaba el control por los pipiltin1; la versión del blasón concedido reafirmaba el poder del convento domínico. Como demuestran estos dos ejemplos, las comunidades indígenas “no necesariamente internalizaban conceptos castellanos, ni mantenían formas nahua con aspectos castellanos. Las instituciones municipales castellanas eran intrínsecamente flexibles y admitían diversidad local”.

Otro campo en que se encontraban las mismas tensiones era el lenguaje visual religioso y sus prácticas relacionadas. Aquí también, imágenes producidas por artistas indígenas han sido interpretadas de varias maneras como símbolos intencionalmente aprovechados por los misioneros para enseñar la doctrina cristiana o como indicios de una resistencia indígena al proyecto misionero. La autora demuestra como las cruces erigidas en los atrios de los monasterios incorporaban elementos indígenas que ayudaban a reforzar el mensaje cristiano. Sin embargo, a veces uno puede tener dudas legítimas con respecto a la comprensión o no de estos elementos. Los frailes podían encontrar dificultades en decidir si ciertos escudos, capas y indumentaria plumaria fueran una insignia ritual para honrar a los dioses indígenas o nada más que ornamentos inocuos que servían para indicar nobleza y rango. El uso de la forma de la cruz para indicar los cuatro vientos por algunas culturas prehispánicas ya ofrecía un pretexto para confusión.

Hacia finales del siglo XVI, el fray franciscano Gerónimo de Mendieta narra que, cuando les faltaban frailes a los conversos indígenas, pidieron: “Dadnos siquiera un hábito de San Francisco, y los domingos y fiestas hemos de ponerlo levantado en un palo”. Aunque la reverencia por las reliquias era una práctica prevalente por todo el mundo católico, los frailes tenían razón en temer el regreso de la misma idolatría que se esforzaban por eliminar. Comentando la adopción de la práctica de la flagelación por los indígenas, el mismo Mendieta relata: “En otro tiempo fue costumbre muy usada […] hacer disciplinas delante de la iglesia por todo el año. Y muchas veces había casi toda la noche azotes en el patio, que estando en la oración después de maitines los religiosos, oían azotarse los indios allá fuera, y alaban a Dios en ver su aprovechamiento”. Las palabras en cursiva se pueden leer como una definición persuasiva, es decir, expresan el anhelo de los frailes, aunque sin duda algunos de ellos habrán temido un retorno a los rituales sangrientos de los nahua. Igualmente, fray Diego Durán se daba cuenta de que las comunidades nahua apreciaban algunas fiestas religiosas en particular porque coincidían con las fiestas importantes del año ritual, una práctica que intentaba por eliminar – en vano.

Particularmente denso es el análisis de la decoración de la iglesia de San Miguel en Ixmiquilpan, Hidalgo, que ya ha sido objeto de varias interpretaciones.

 
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La autora empieza por comparar estas escenas de combate con representaciones similares que se encuentran en el arte europeo del siglo XVI, y en particular en la forma de la decoración grutesca. Sin embargo, el cuadro europeo –más específicamente romano, Roma siendo el epicentro de lo que se consideraba 'europeo'– está ocupado por guerreros que recuerdan el pasado indígena. En la Europa del siglo XVI existía la práctica de utilizar las armas y otros artefactos indígenas, que habían sido trasladados y depositados en diferentes colecciones, como atavío festivo. Sabemos que cuando el archiduque Habsburgo Fernando II se casó por segunda vez, incorporó en su yelmo algunas plumas sacadas de los tocados precolombinos heredados de su padre; y en una fiesta celebrada en la corte de Stuttgart en 1599, la procesión de figuras disfrazadas como nobles mexicanos utilizó las piezas auténticas que se encontraban en las colecciones alemanas de la época. Y sabemos que, como había hecho Carlo Magno con la memoria del impero romano en la edad media, los aztecas evocaban el pasado de Teotihuacán como referente de su pasado, aun incorporando las “antigüedades” toltecas en el recinto del Templo Mayor para subrayar esta filiación ficticia. Según Francisco Hernández, la ciudad de Texcoco todavía (estamos en los años 1570) poseía la estatua, el escudo, las armas y la indumentaria de Nezahualcoyotl. Dado que este líder legendario falleció en 1472, el médico español está hablando de la muestra de algunas “reliquias”, preservadas con grandísimo respeto religioso.

El libro empieza con un retrato de Don Juan de Guzmán Ixtolinque, gobernador de Coyoacán en el siglo XVI, que le representa con la parafernalia de un tlatoani precolombino, aunque sin duda la persona misma se vestía de acuerdo con las normas introducidas por los españoles. Esta “reinvención de la tradición” para dar apoyo a las reclamaciones de épocas posteriores (el retrato es del siglo XVIII) es un tema recurrente: en la última página la autora se refiere a una imagen indígena producida en el año 1802 en que se ve una cruz que lleva tanto la Verónica como las señales del jaguar, así mostrando la persistencia de la asociación de los valores del guerrero con el Cristo a través de los siglos.













 
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