Reseña de Libros
 

 

Andinos. Fotografías siglos XIX y XX.
Visualidades e imaginarios del desierto y el altiplano.


Margarita Alvarado, Pedro Mege, María Paz Bajas y Carla Möller (editores)
Editorial Pehuén, 2012

Por
Juan Pablo Leal
Historiador



¿Cómo reconocemos la diferencia sin quedar expuestos a miradas exotizantes sobre las tradiciones propias de una cultura ajena? ¿Cómo podemos deconstruir los criterios que fundamentan el conocimiento equívoco del Otro? ¿Qué factores -qué intenciones- juegan al momento de elaborar imaginarios específicos que posteriormente se expanden como una realidad certera en el conocimiento colectivo? Entre las posibilidades de acercamiento a las etnias indígenas, un trabajo de investigación prolongado sobre las dinámicas culturales de encuentro y oposición, permitiría dar con las relaciones históricas bajo las cuales se han forjado las imágenes de la alteridad. 

 
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En este sentido, el libro “Andinos. Fotografías siglos XIX y XX. Visualidades e imaginarios del desierto y el altiplano”, se inscribe dentro de una serie de proyectos que llevan más de una década realizándose, los que han sido dirigidos por Margarita Alvarado y desarrollados por especialistas de distintas áreas. Así, en el marco de una colección editada por Pehuén Editores bajo el título Fotografías de Pueblos Nativos Chilenos, el año 2001 se publicó “Mapuche. Fotografías siglos XIX y XX. Construcción y Montaje de un Imaginario”;elaño 2007 “Fueguinos. Fotografías siglos XIX y XX. Imágenes e imaginarios del fin del mundo”; y el presente año, este libro dedicado a las etnias de la zona norte andina. Señalamos, entonces, que esta publicación, nos posiciona frente a una elaboración particular en un contexto de conocimiento crítico sobre las estrategias de visibilización de los pueblos originarios que habitan en el territorio nacional, al tiempo que reconocemos una adición a la puesta en valor del patrimonio visual –principalmente fotográfico- que concierne a su representación.

Es importante mencionar que este libro es el producto de un trabajo de campo gracias al que fueron recopiladas más de 1300 imágenes fotográficas relativas al mundo andino, en un rango temporal que va desde 1870 hasta 1990. Tal trabajo se realizó bajo un proyecto de investigación Fondecyt, en el que participaron Margarita Alvarado, Carla Möller, Pedro Mege, María Paz Bajas, Felipe Maturana, Gastón Carreño, Christian Báez y Alejandra Castro.

Divididos en equipos conformados de acuerdo a tres disciplinas (Estética, Antropología e Historia), se recopilaron de forma exhaustiva las imágenes que conforman el corpus visual que sostiene la presente edición1.

Consecuentemente, la selección y difusión de estas imágenes en una publicación, se corresponde con el ejercicio de los autores por articular y montar una determinada visualidad respecto a las distintas etnias que comúnmente se asocian a las culturas andinas. Para ello, se define en primera instancia, al indígena del desierto y el altiplano (IDA), para agrupar a etnias especificas de acuerdo a la coincidencia de un territorio particular y prácticas relativamente similares de desarrollo e identificación. Acotándose el corpus de imágenes que corresponden al registro fotográfico realizado en Chile, son abordadas las etnias aymaras, quechuas y atacameñas, incluyéndose además, el escaso registro que se conoce de los changos, pueblo que ocupó las regiones costeras del Norte de nuestro país. En otras palabras, los investigadores, tras haber conseguido las fuentes de imágenes, realizan el trabajo de interrogación y cuestionamiento sobre las construcciones visuales implícitas en éstas. Desde perspectivas complementarias, se problematizan las dinámicas de identificación, asimilación y dominación, y de este modo, se expone y difunde la importancia socio-histórica implicada en el trato visual con el cual se han elaborado los imaginarios característicos de la región.

 
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Autor: Baltazar Robles. Año: 1950. Lugar: Tignamar, Región de Arica y Parinacota. Soporte: Negativo flexible. Archivo: Archivo Central Andrés Bello, Universidad de Chile. Santiago, Chile. Grupo étnico: Aymara.

¿Qué conclusiones se extraen de estas fuentes? ¿Qué resultados son propios a la sistematización y registro de un determinado corpus visual?  Lo inmediato, es la poca cantidad de imágenes en las que el indígena es el protagonista. La indagación arroja que los índices de etnicidad en la representación fotográfica del mundo andino, son considerablemente más bajos que aquellos que se podrían reconocer entre las etnias fueguinas o el pueblo mapuche. El andino, inserto en un desierto vasto, aislado geográficamente, perseguido por el nacionalismo y la discriminación, enraizado en sus tradiciones, no se deja ver con facilidad: se oculta al lente del fotógrafo, o bien el fotógrafo lo excluye de su encuadre. Problema de invisibilización, que es transversal al libro, y se trabaja, directa o indirectamente, en los cinco artículos que se presentan.

Para referirse a este problema, Alvarado y Möller, en el primer artículo, Fuera de cuadro. Representación y alteridad en la fotografía del indígena del desierto y el altiplano, desarrollan el término efecto cónico. Emplean la figura geométrica del cono, para identificar uno de los aspectos de la configuración visual de lo andino, en el cual el indígena comienza a aparecer paulatinamente en el encuadre, acortándose en el transcurso temporal del siglo XX, la distancia entre el fotógrafo y el sujeto étnico fotografiado. Las autoras, explican, cómo en el ámbito de la producción fotográfica, se pasa de imágenes en las que el paisaje desértico es el factor determinante, a la emergencia e inclusión de determinados aspectos culturales y tradicionales en el objetivo del fotógrafo, de acuerdo a la diversificación y las nuevas prácticas en la producción fotográfica.

 
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Proponen tres períodos para establecer una división de los momentos por los que el indígena comienza a asumir una posición visible en el encuadre: el período temprano de ausencia visual (1879-1909); el período intermedio de emergencia visual (1910-1959); y el período tardío de presencia visual (1960-1990). Fases por las que se pasa de la casi nula visibilidad de inicios de siglo, a referencias directas a la etnicidad desde mediados de siglo en adelante: la presencia visual del indígena aumenta y se consolida de forma transitiva y progresiva. La técnica fotográfica se desarrolla y los fotógrafos comienzan a interesarse por reconocer una presencia étnica determinada. Así, este artículo descubre, en fotografías de Roberto Gertsmann, Roberto Montandón, Antonio Quintana, Baltazar Robles, José Gonzalez Enei, entre otros, los distintos niveles de posición en los que se visibiliza al indígena en el encuadre fotográfico, señalando de esta manera el transito por el cual éste se aproxima a las formas que otorga la visualidad.

El segundo artículo Paradigma visual del indígena del desierto y el altiplano: Antropología de la fotografía, María Paz Bajas y Pedro Mege, desde la mirada antropológica, reconocen diez categorías a partir del contenido de las imágenes, reflejándose la heterogeneidad de los distintos modos de verse del indígena fotografiado, en un sistema de representaciones que funciona de acuerdo a formas específicas de mostrar al otro.

De esta manera, se da cuenta del trabajo de especialistas (por ejemplo, Václav Šolc, María Ester Grebe, Juan Van Kessel, Manuel Mamani) y de la confluencia de lenguajes académicos, científicos y familiares en la formación de un universo visual sustentado en los paradigmas por los cuales el indígena viene siendo representado. Se concluye, por un lado, la presencia de un proceso de proliferación progresiva de imágenes con índices de etnicidad, visibles en la esfera pública (ritos y fiestas), como un hecho asociado a los cruces entre fotografía y antropología. Por otro, se descubre la carencia de estos indicadores en las imágenes recopiladas en el circuito cerrado e íntimo-familiar; así como la existencia del registro en el cual se vuelve evidente la pérdida identitaria, acarreada por las políticas de “chilenización” y las formas modernas de “proletarización”.

Felipe Maturana, por su parte, en el tercer artículo Discursos visuales hegemónicos y de resistencia. El caso de la representación fotográfica aymara en Chile, le entrega la voz a Rodomiro Huanca, de origen aymara. En este artículo, se analizan las formas discursivas que han recaído sobre el indígena, desde su marginalización y extranjerización en la antropología nacional de inicios de siglo (la consideración de éste como un bárbaro, extraño a la nacionalidad chilena), a su valorización potenciada por la referencia al folclore andino que impulsaron las imágenes de la Nueva Canción Chilena.

 
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Autor: Juan Van Kessel. Año: Sin información. Lugar: Lahuane, Región de Tarapacá. Soporte: Diapositiva color. Archivo: Archivo Juan van Kessel, Instituto para el Estudio de la Cultura y Tecnología Andina, IECTA. Iquique, Chile. Grupo étnico: Aymara.

Rodomiro Huanca, articula su propio discurso en este proceso, como partícipe de este movimiento musical de la década de los 60´, y como agente activo en la valorización cultural de la etnia aymara. Huanca habla en este artículo y nos señala sus preocupaciones por las prácticas rituales y la importancia de la comunidad en sus realizaciones; nos revela el miedo a ser fotografiado y, el a veces nulo, involucramiento del fotógrafo; relata la persecución sufrida en tiempos de dictadura; enfatiza los vínculos susceptibles entre el mundo indígena y el mundo académico. Su intención, es transmitir algo propio, por medio de la fotografía, la música o las formas de enunciación que estén a su alcance. En definitiva, Huanca expresa la preocupación vigente por enunciar el valor de la identidad cultural aymara, el peligro constante de su transformación y flagelación.

El cuarto artículo del libro, El indígena del Norte Grande y su representación visual en la historia de Chile. Pasado y presente de una relación confusa, de Christian Báez y Alejandra Castro, desmantela -en los textos históricos y escolares- las formas de representación en las cuales se elabora, fomenta y expande un conocimiento determinado sobre los aspectos culturales del indígena andino. En el artículo se identifican algunos de los problemas que conciernen a este conocimiento, en tanto los textos históricos que se analizan apelan en gran medida a una información que no permite dar cuenta de la existencia de la diversidad de rasgos vivos en determinados grupos culturales.

 
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Ritual de “Pachallampi” de la localidad de Pachama. Autor: Manuel Mamani. Año: Noviembre, 1982. Lugar: Pachama, Región de Arica y Parinacota. Soporte: Diapositiva. Archivo: Colección particular de Manuel Mamani. Arica, Chile. Grupo étnico: Aymara.

De esta manera, el artículo analiza la inclusión del indígena en la historiografía nacional, refiriéndose a las tendencias de autores como Diego Barros Arana, Benjamín Vicuña Mackena, Francisco Antonio Encina, Mario Góngora, Armando de Ramón, Sergio Villalobos, entre otros. A partir de este recorrido, se señala que la fotografía del indígena está reservada a los momentos en que la tradición historiográfica es cruzada por la problematización respecto a la construcción de la nación. Así, tras una completa ausencia del indígena en la imagen, surgen aquellas que apelan a rasgos más cercanos a lo étnico, a su cosmovisión y diferencia. Junto a esto, se considera la inclusión tardía y problemática de estas imágenes en los textos escolares de historia. De ahí que sea posible detectar anacronismos y estereotipos (sobre todo en el sujeto andino femenino), negaciones a identidades ancestrales, vínculos con la chilenización, desequilibrios entre textos e imágenes, confusiones de contenido, en resumen, una suma de aspectos que dificultan el aprendizaje en la escolaridad.

En quinto y último lugar, Gastón Carreño estudia la visibilización de la etnia chango en grabados y fotografías. En el artículo Sobre balsas y mujeres desvestidas. Representación y estereotipo en la fotografía sobre changos, se da cuenta de que esta etnia tiene aún menos presencia visual que las etnias del interior de la zona sur-andina.

 
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Autor: Sin información. Año: Sin información. Lugar: Sin información. Soporte: Positivo papel. Archivo: Fondo Sergio Chacón, Archivo Vicente Dagnino, Universidad de Tarapacá. Arica, Chile. Grupo étnico: Sin información.

En esta escasez de representaciones visuales, el autor analiza un corpus está compuesto por algunos grabados de viajeros (Amadeo Francisco Frezier, Claudio Gay, Th. Weber) y por el trabajo realizado por Hans Niemeyer en la Caleta de Chañaral de Aceitunos en la década del 60. Desde estas pocas imágenes, se analiza cómo la balsa de cuero de lobo marino se ha posicionado como el referente primordial para la identificación étnica de los changos. Iconográficamente, la balsa, por su extrañeza y especificidad, ha captado el interés de quienes han representado a esta etnia de economía costera: es el índice étnico más importante en la construcción de su visualidad.  Por último, siguiendo la línea analítica sobre índices étnicos específicos, Carreño cuestiona una imagen en la que aparece una mujer desnuda, clasificada en la etiqueta como “del tipo chango”. Se esgrimen interrogantes que trazan un posible caso de etiquetación errónea, un nuevo ejemplo de trashumancia iconográfica, es decir, de imágenes que pertenecen a una etnia, pero que en el texto que las acompaña se les atribuye otra identidad.

De esta manera se compone el cuerpo de cinco artículos. Estos son seguidos por numerosas páginas editadas únicamente con fotografías. Las superficies de las imágenes, entonces, también adquieren significación autónoma en esta publicación. Dejan ver en sí mismas, el sentido que portan en tanto representaciones intencionadas. Son imágenes referenciales para analizar la construcción y configuración de las visualidades étnicas.

 
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El conjunto es explorado, interpretado, seleccionado y ordenado a partir de una arqueología de la imagen, es una búsqueda que nos permite reconstruir formas de vidas pasadas desde las fotografías que de éstas se conocen. Por ello vemos, como parte sustancial del libro, el valioso material dejado por fotógrafos y etnógrafos desde el siglo XIX en adelante.

Así, del trabajo de los fotógrafos, conocemos las tempranas imágenes de William Letts Oliver, de los hermanos Lassen y de Jacques Cori. Las fotografías de mediados del siglo XX, obturadas por Roberto Gerstmann y por algunos de los fotógrafos nacionales que realizaron la exposición El Rostro de Chile en 1960: Baltazar Robles, Antonio Quintana y Roberto Montandón. Conocemos el registro personal de Rodomiro Huanca sobre las tradiciones y fiestas en Socoroma; las imágenes que pertenecen al trabajo de autor  realizado en la zona por el iquiqueño José Gonzalez Enei. Mientras, respecto al trabajo de los etnógrafos, el material visual que se publica es novedoso y adquiere relevancia en el campo cultural. Imágenes de Grete Mostny encontradas en el Musée du quai Branly en Francia. Imágenes pertenecientes al Museo Náprstek de Praga, de los viajes del antropólogo checo Václav Šolc. El registro visual del trabajo de campo de María Ester Grebe. Las fotografías inéditas que Juan Van Kessel obtuvo cuando realizaba sus descripciones sobre las prácticas rituales andinas en la década del 70’, en localidades como Lirima y Cariquima. Fotografías de Manuel Mamani, una serie que corresponde a una arista del trabajo realizado por el académico en pos del rescate, difusión y valorización de las costumbres culturales de la etnia aymara.

Finalmente el libro acaba con una serie de imágenes catalogadas como Fragmentos dispersos, en tanto la información que de éstas se conoce es menor a la correspondiente de los grupos señalados anteriormente. Pero no por ello estas imágenes pierden su poder de significación, sino al contrario, potencian la totalidad del corpus publicado en tanto materia de análisis e interpretación. Decimos entonces, que este libro es una fuente de recursos para el estudio y el trabajo académico interdisciplinario, una contribución visual para la descripción y distinción de etnias históricamente invisibilizadas. En otras palabras, Andinos. Fotografías siglos XIX y XX. Visualidades e imaginarios del desierto y el altiplano, presenta una postura crítica frente a la construcción de los imaginaros y la elaboración de las identidades, y de esta manera, abre posibles salidas para reiniciar los ajustes necesarios para el reconocimiento oportuno de la alteridad.











 
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