Hacer una película sobre nada, Láminas de Almahue es sobre nada, no hay ningún acontecimiento teniendo lugar, es un poema, una reflexión que él hace sobre el tiempo, sobre la circularidad, sobre los ciclos; está hablando del sol, de la luz, del universo. Y crea asociaciones, lo que es circular, lo que es redondo: la rueda con el sol, con el reloj, el comentario de la tierra que hace Yuri Gagarin, que es precioso, cuando dice “vi que la tierra era redonda”. Estaba creando ahí poesía cinematográfica y eso era, creo yo, muy innovador en el cine chileno.
¿En qué momento y cómo te reencuentras con Alicia Vega después de toda esta experiencia de acercamiento al cine chileno?
Yo me acerqué a ella y ella me dio trabajo en el Cine-Foro escolar. Ella hacía una cosa grandiosa, traía a miles de estudiantes de liceos fiscales al cine Normandie, que es el cine Alameda de hoy. Hacía cine-foros y lograba concentrarlos, era una cosa increíble. Los niños que salían de su colegio en micro al cine, en esa época adolescentes, imagínate el griterío. Ella lograba hacer cine-foros con ellos y los niños tenían una participación impresionante. Entonces yo era su ayudante. La veía haciendo su trabajo y el valor que tenía lo que hacía, hasta que me pidió que fuera ayudante en sus talleres de monitores de cine club, porque hacía clases y formaba monitores.
En esa época era una gran formadora de audiencias como se conoce hoy en día. Todo ese trabajo que parece tan innovador, ella lo hacía ya en los años 70 – 80.
Claro, ella por un lado enseñaba el cine, el valor del creador cinematográfico, el valor de las películas y, al mismo tiempo, la dignidad del oficio de proyectar una película y lo perfecto que tenía que ser.
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Y eso es lo que rescata Cien niños esperando un tren, el taller de cine en la población y filmas el oficio.
Sí, pero esa es otra línea, ella hacía varias cosas, estaba también explorando. Los cine-foros escolares, los talleres para formar monitores de cine club y, antes de eso, hacía muchas otras cosas que tenían que ver con la educación. Está en eso cuando inventa los talleres de cine para niños, un invento que hizo a partir de la necesidad de ella como católica, porque es una persona más que católica, cristiana, de enseñarle a los niños que vivían en la pobreza. La Alicia tenía esa vocación, entonces inventó estos talleres de cine para niños el año 86’, después el 87’ y después el 88’. Me pidió que filmara el segundo taller de cine que hizo en la población Huamachuco en Renca. Me pidió que fuera a filmar la ceremonia final, la entrega de diplomas, y fui con mi cámara Bolex y llego allá, a la capilla de la población Huamachuco, y veo unos galpones gigantescos forrados de trabajos hechos por niños. Me llamó mucho la atención la belleza de la exposición, la pulcritud, la elegancia, la finura y la enorme cantidad de trabajos. Eran muros enteros forrados con trabajos de niños, con colores, cosas preciosas. Muchas de esas cosas aparecen en la película, que son dibujos que hacen niños en tres papeles sobre qué es un argumento: presentación, conflicto y resolución. O dibujos sobre las películas que habían visto en el taller. Entonces yo filmé eso, filmé cuando les entrega los diplomas a los niños, después los vi en el patio, jugando con su zootropo y entonces lo hacían girar delante de mi cámara y gritaban Lumière!!!, Méliès!!, en el patio de Renca. Después vi el material y vi cómo galopaba el caballito del zootropo, y me pareció que tenía entre manos una materia única para hacer una película, que eso era una película. Entonces le pedí a Alicia hacer una película con el siguiente taller, que iba a ser en la población Lo Hermida, era el tercero.
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