En
la Casa Beban el último verano se montó
una muestra con obras de dos artistas locales relacionadas
con las culturas aborígenes de la Tierra del
Fuego. Recurriendo a la plástica y a la instalación
abordaron específicamente el tema de la vivienda
de los grupos yamana. En una sala se recreó una
choza junto a diferentes elementos culturales, mientras
que en otra se montó una serie de pinturas con
la vista panorámica de la bahía observada
desde el interior de una choza localizada en algún
punto de la costa.
La imagen de esas chozas indígenas en el interior
de la Casa Beban se parece a una alegoría sintética
de la presencia de esas dos ciudades en una. En las
tradicionales fotografías panorámicas,
Ushuaia se duplica invertida en el reflejo de la bahía.
Fue Walter Benjamin quien reparó en como París
se reproducía en su literatura, sus
vidrieras, sus mapas, en su fotografía y en el
Sena (Benjamín, 1992). En Ushuaia, el proyecto
de ubicar las casas patrimoniales sobre la nueva avenida
costanera pretende una nueva imagen espejada de la ciudad
que oculte la imagen actual de explosión urbana.
Con todo, las chozas dentro de la casa exponen las contradicciones
internas del proyecto de un único reflejo para
la ciudad. Dentro de la Casa Beban los cuadros de la
artista Nancy Pardo reproducen la visión panorámica
pero con el punto de vista invertido, ya no desde el
exterior del muelle o el barco que se aproxima, sino
desde la localidad que habita la costa.
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Lo
que quiero señalar es que en el contexto de crisis
habitacional y crecimiento urbano e inmigratorio, la
muestra aparece como uno de sus comentarios en torno
a las luchas por la definición de la naturaleza
de lo local en la ciudad. El uso de elementos culturales
de los pueblos indígenas de Tierra del Fuego
es recurrente en el espacio urbano (toponimia de calles
y comercio, murales, léxico indígena como
nombre de niños, artesanías), pero el
caso que comentamos es de especial relevancia al adoptar
específicamente el tópico de la vivienda.
El recurso a la choza indígena y a su punto de
vista involucra en ese debate una alteridad particular
pues, además de referir a la casa y su simbología,
a través de la choza remite al sentido de la
experiencia nomádica con su concomitante revisión
de lo local como lo fijo, arraigado, localizado, territorializado,
etc.
Unos
meses después de la muestra en la Casa Beban
y como parte de la “Bienal del Fin Del Mundo”
a unos metros de allí se montó la “Casa
Nómada”: una construcción precaria
de madera similar a las de los barrios de los llamados
en ese momento “intrusos” o “usurpadores”.
El público podía visitarla y dejar notas
fijadas en las paredes; luego de unos días allí
la casa se trasladaría por diferentes barrios
populares de la ciudad. El proyecto lo ideó la
artista Mónica Alvarado
junto al grupo “Delborde” .
Alvarado es una artista plástica local reconocida
por su trayectoria en la pintura de temática
indígena.
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