La estrategia
del miedo esgrimida desde la radio y la televisión
respecto a la gente que participaba en El Plantón
producía en otros ciudadanos la idea de que se
trataba de ‘gente peligrosa’. Esto molestaba
a muchos, pero como la dinámica de convivencia
de El Plantón generaba otro tipo de relaciones
comunicacionales, el daño desde los medios pasaba
a un segundo plano, y se reforzaban mutuamente quienes
ya tenían cierta conciencia política. Se
hablaba continuamente de política, no tanto de
telenovelas o de los últimos concursos de tele-realidad.
Mucha gente que vivía en una misma delegación
del Distrito Federal tuvo la oportunidad de conocerse,
y eso los hizo crecer en muchos aspectos. Se conocieron
artistas con el campesino que ahora vendía en tianguis;
los taxistas panteras podían ser testigos de cómo
se formaban grupos de homosexuales y creaban su primera
asociación, emergían unas nuevas energías
y ahí, el arte fue un pretexto para poder tener
una convivencia basada en la consecución de un
fin común. De alguna manera, El Plantón
apoyaba fines sociales muy positivos, que querían
aliviar la pobreza, exigían un cuidado de los mayores,
se preocupaban de la población emigrante y la subsiguiente
desestructuración de las familias….
Ese entorno es sorprendente para una europea, en el sentido
de que en Europa hemos aprendido que el Estado es el responsable
de políticas medioambientales, que está
obligado a crear leyes contra el acoso laboral, contra
el machismo, que debe crear condiciones de salud en el
ciudadano. Allí, la deficiencia del Estado, su
injusticia hacia la población, se suple con la
generosidad de sus gentes, su espíritu de solidaridad.
El arte actúa en esa dimensión de expresión
individual que hacía felices a estas gentes.
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Notas
1.
Entre
estos colectivos, se encontraban también Menos
Uno, La fiambrera obrera, Doméstico, Lavapiés
Wíreless, Mmmmm, (grupo autor, entre otros
proyectos, del modelo social de telemadre, la invasión
de besos en Madrid, la excursión para la tercera
edad a Festimad…) los sevillanos Tinglao del
Gran Pollo de la Alameda, Blitz, etc. De todos modos,
también otros colectivos darán razón
de algunos aspectos relevantes, como el colectivo Situaciones,
de Argentina, que comparte con su proyecto Rutas de
la Potencia un interés por la acción
en México.
Bibliografía
Aguilar,
José Antonio et al. 2006. Cómo nació,
creció y se resiste a ser comido El Gran Pollo
de la Alameda. Una docena de años
de lucha social en el barrio de la Alameda. Sevilla.
Ed. Consejo de Redacción del Gran Pollo de la Alameda-Creative
Commons. Sevilla, España.
Baudrillard, Jean. 1993. Cultura y simulacro.
Ed. Kairós. Barcelona, España.
_______________ 1995. El crimen perfecto.
Ed. Anagrama. Barcelona, España.
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