Descripción
• Tema o situación: Tres indias (en el
centro Ángela Loij) con pintura corporal.
• Espacio representado: escenario de la ceremonia
del hain. El piso está cubierto de nieve,
dado que la misma se realizó en época
invernal (entre el 24 de mayo y el 10 de julio). Al
fondo se divisa el perfil boscoso que limitaba dicho
espacio.
• Acciones: los sujetos están posando frente
a la cámara.
• Elementos: Ángela Loij exhibe la pintura
corporal (tari) característica de una
ballena del norte (ochn, hija k´oOj, el mar)
citada por Gusinde (1989:961) como: ácenk-tami.
Las divisiones exogámicas de esta sociedad estaban
relacionadas con los distintos personajes que en un
tiempo mítico (howenn) organizaron el mundo selk´nam
y que luego se transformaron en animales, plantas, accidentes
geográficos y / o fenómenos naturales;
mientras que sus representaciones simbólicas,
se reflejaban en los distintos diseños con que
pintaban minuciosamente sus cuerpos (Chapman, 1986,86).
Con respecto a Ángela, Penazzo (2006,19) transcribe
el Testimonio N° 13 de Federico Echeuleilene, año
1975, “Yo soy qàmòqà,
del norte. Ángela (por Ángela Loij)
es qàmòqà también...”.
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• Observaciones: la mencionada ceremonia del hain,
consistía en una prolongada experiencia educativa
y formativa, durante la cual los iniciados (kloketen),
jóvenes varones selk´nam, eran sometidos
a rigurosas pruebas de resistencia física, poder
de concentración, madurez personal, etc., dado
que el pasaje a la vida adulta, no era un tema banal
sino que de ello dependía la subsistencia del
grupo. En un testimonio registrado por Penazzo, Luis
Garibaldi Honte narra: “Yo me inicié
en el año 1911[...] El HaAynn es donde llevaban
a los jóvenes de 14 a 18 años, para hacerlos
hombres y enseñarles cómo se debe vivir,
cómo se debe comportar con los demás individuos
que conviven con ellos, respetar a los ancianos, a las
mujeres viejas. Era como si fuera una escuela. Le enseñaban
a respetar, a obedecer, a ser activos...”
(Penazzo, 2006: 36 y 38).
Por otro lado, en uno de los numerosos y muy complejos
pasajes del ritual, denominado kewánix,
Gusinde comenta que “luego de una larga preparación,
tanto los hombres como las mujeres, tienen la obligación
de participar activamente...” (Gusinde, 1989:958-965).
Esta escena, tenía una singular belleza y sólido
contenido simbólico, dado que todos los adultos
participantes, pintados con sendos tari de
pertenencia, exponían y vivenciaban a su vez
la extensión y complejidad del mundo selk´nam.
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