Prácticas
mediáticas y cultura popular
La
popularización de las tecnologías digitales
de la imagen junto con el desarrollo de programas
informáticos y sitios web para compartir imágenes
y videos en Internet está transformando el
escenario de los medios de comunicación e introduciendo
nuevas prácticas de producción, distribución
y consumo de productos culturales. Sitios como Flickr,
Google Video, YouTube, Dalealplay, etc. donde cualquier
usuario de Internet puede colgar contenidos visuales
abren la posibilidad a miles de usuarios para compartir
públicamente sus producciones de forma gratuita
y para llegar a una audiencia tanto a gran escala
como de forma personalizada. Además, estos
sitios de alojamiento y distribución de imágenes
son también espacios de interacción
social y de comunicación directa entre la gente,
creando un nuevo medio de comunicación de multitudes
a la vez público y personal.
La importancia de estos sitios
de difusión de imágenes por Internet
no se reduce a su carácter público,
descentralizado y popular, sino que también
introduce la posibilidad de combinación con
otros programas como los blogs, tejiendo un entramado
de imágenes, sonido, video, texto y relaciones
sociales cuyo alcance estamos tan sólo empezando
a entrever, aunque muchas opiniones se lanzan ya a
etiquetarlo como la “revolución Web 2.0”
en la Red o como un nuevo reto cultural que está
transformando las reglas de la producción cultural
y poniendo en jaque a las industrias culturales.
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La idea de partida es que sitios como YouTube ofrecen
un marco de investigación idóneo para la
antropología de los media, ya que se presentan
como espacios de apropiación de significados culturales
relacionados con prácticas sociales tales como
entretenimiento, trabajo, creación personal, contestación
y resistencia política. En especial nos interesaría
analizar aquí el fenómeno de la autoproducción,
es decir, abordar el estudio de las producciones que hace
la gente por y para sí misma, y que hace públicas
al colgarlas en estos sitios web como una forma de acceder
a estas nuevas prácticas populares de autorrepresentación.
Por supuesto nos referimos a la producción
no comercial (y casi nunca profesional) cuya distribución
en Internet forma parte de un entramado de prácticas
con los medios digitales que también nos interesa
analizar. Es decir, en estos videos caseros y personales,
hay una selección de contenidos previa, unos
objetivos, un proceso de producción, de edición
y una audiencia imaginada… por tanto, es necesario
incluir en el marco de la investigación preguntas
sobre cómo se organizan estas prácticas,
cuál es su significado cultural, qué hace
la gente en estos sitios de distribución de contenidos
audiovisuales y a través de la mediación
tecnológica, por qué, para qué,
para quien, de qué manera.
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