Azapa: Etnografía, Fiesta y Muerte.

Cada 1° de noviembre en Azapa, poblado del norte de Chile, los deudos llevan música y comida al cementerio para celebrar con sus difuntos el Día de Todos los Muertos. Un acercamiento antropológico a esta celebración ha motivado una exploración metodológica, actualmente en curso, para abordar etnográficamente un tema poco trabajado en nuestro país -la relación fiesta/muerte- utilizando nuevas tecnologías audiovisuales e hipermediales. La falta de un marco teórico sólido con respecto a la aplicación de la tecnología audiovisual en antropología, la carencia de referentes prácticos similares y la poca experiencia del equipo investigador confabularon para darle a este trabajo el carácter de exploratorio. Por ello se buscó explotar al máximo las potencialidades de la metodología utilizada en relación al tema abordado, y sacar a la luz sus limitaciones, para obtener los mejores resultados posibles. Esta presentación apunta a resaltar los aspectos metodológicos de esta experiencia, utilizando el caso del estudio de esta celebración como un ejemplo, aprovechando las nuevas tecnologías disponibles a modo de soporte para la recolección de datos, su almacenamiento y procesamiento, así como para la generación de productos etnográficos y su difusión. La reflexión se moverá en dos ejes que corresponden a dos etapas: primero, las actividades realizadas en terreno, luego el momento del análisis y la generación de resultados.

Palabras claves: Fiesta del día de todos los muertos; etnografía; medios audiovisuales; Azapa.


Autor:
César Borie

Licenciado en Antropología, Mención Arqueología, Universidad de Chile.

Gerardo Mora

Licenciado en Antropología, Mención Antropología Social, Universidad de Chile.


e-mail:
cesarborie@gmail.com, _erardo@mail.com

Recibido: 17 de mayo 2006    Aceptado: 18 de agosto 2006
 

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Al volver a Santiago, en nuestro taller revisamos y sistematizamos el material. Encontramos falencias y errores; pero también, diversas líneas de investigación a desarrollar en base al registro y la Celebración en sí, además de la posibilidad de realizar varios montajes con el material registrado. Por ejemplo, generamos una exposición fotográfica y un montaje audiovisual de carácter etnográfico, una etnografía visual (hipertexto y fotografía), dos series de nanometrajes: lo culinario y lo musical, un disco, junto con otras variantes más convencionales: ensayos e informes escritos.

Por las variadas carencias de este proyecto: ausencia de un sólido marco teórico-metodológico para la aplicación antropológica de tecnologías actuales -ya lo señalaba Taylor hace años “que la antropología es una disciplina enraizada en textos” (op. cit)-, de material etnográfico contemporáneo sobre el lugar y la fiesta, de información sobre experiencias metodológicamente similares y falta de formación académica en este tipo de trabajos, ha sido desarrollado en gran parte de manera intuitiva y creativa, por ende está plagado de errores y virtudes que hacen imprescindible una revisión crítica del proceso ya ejecutado y de las líneas a seguir.

Esta reflexión tiene por intención ser útil tanto para ustedes como para nosotros como equipo, al explorar, desde una perspectiva práctica, los potenciales y limitaciones del uso de la tecnología audiovisual e hipermedial en la investigación antropológica, entendiendo antropología en el sentido amplio de la palabra.

“Estar ahí” registrando

Llegamos al lugar días antes de la Celebración, comenzamos a explorar el cementerio y su entorno, conversando con la gente y realizando las primeras grabaciones.

Sin acuerdo previo, cada cual salió con sus equipos -cámara de video, cámara fotográfica y grabadora de audio- a registrar aquello que fuese de su interés. Erráticamente nos encontrábamos cada cierto tiempo y compartíamos información. Circunstancialmente formábamos grupos de trabajo con dos o tres investigadores cuando nuestros intereses confluían en una situación particular. Por las noches revisábamos partes del material -lo considerado relevante por cada uno- y comentábamos sobre los posibles puntos a trabajar al día siguiente.

Así lo hicimos durante una semana, siendo el día más intenso el de la Celebración, en el cual durante doce horas recorrimos el cementerio y sus alrededores, compartiendo con la gente y captando la Celebración en múltiples formatos. La potencia de la Fiesta nos impactó a nivel personal y con ello condicionó el registro, de igual manera lo hicieron los vínculos emocionales creados con algunos de los participantes.

La inserción de la cámara en el cementerio fue más difícil por prejuicios propios que a causa de la reacción de la gente.

La Fiesta, el desafío

La presente ponencia corresponde a una autorreflexión del proyecto Azapa. Fiesta para los muertos, que se enmarca dentro de una investigación etnográfica centrada en la Celebración del Día de Todos los Muertos realizada en Azapa cada 1° de noviembre. Familias enteras viajan hasta allí, tanto de otras regiones del país como de Perú y Bolivia, sólo para celebrar ese día con sus muertos. Se presentan con sus mejores ropas, con su mejor actitud, gastan en comida y bebida para ofrecerla a la gente en favor de su finado, preparan las tumbas con flores de psicodélicos colores y convocan a bandas para complacer musicalmente a aquellos que ya fallecieron.

Para algunos participantes la fiesta comienza el día anterior con una serie de rituales, para otros comienza meses antes con el ahorro de dinero para afrontar los costos que esta ocasión implica. Hay quienes viven esta celebración como la manifestación de antiguas prácticas y creencias traspasadas de generación en generación, otros optan por ser parte de ella al sentir la atracción que produce esta particular forma de vivir lo fúnebre.

Se trata de una fiesta única y contrastante, un momento donde la comida, la música y la emoción rebalsan y rompen los límites de lo cotidiano, una manera distinta de relacionarse con la muerte. En nuestro primer acercamiento en terreno los ejes temáticos no estaban demarcados, fue por lo tanto una experiencia exploratoria en el sentido amplio de la palabra, sabíamos que teníamos que investigar, en base a observación y entrevista, la Celebración del Día de Todos los Muertos.

Para ello, sólo nos guiaban las ganas de conocer y registrar esta fiesta. Aunque revisamos material teórico-etnográfico disponible sobre rituales, muerte y formas “alternativas” de hacer etnografía, junto con antecedentes sobre la música y arqueología del sector, no existió la posibilidad de armar un cuerpo teórico contundente capaz de ser el eje del proceso.

Por otra parte, estaba claro que los resultados de la investigación se entregarían en diversos formatos: escrito (texto), visual (fotografías), audiovisual (videos) e hipermedial -este último definido por Kevin Taylor como “un documento multimedia no lineal” (Taylor, 1999)-. Nuestro equipo humano está compuesto por cuatro investigadores, todos estudiantes, un antropólogo, un etnógrafo, un arqueólogo -también camarógrafos- y un sonidista -también etnógrafo-. Como bien lo señala Taylor “es inverosímil que un solo antropólogo pueda realizar todas las tareas” que involucra esta forma de hacer etnografía (op. cit). En la práctica, las tareas asumidas y los temas trabajados respondieron a los intereses, contactos y afinidades surgidos para cada investigador durante los días del terreno.

Este proyecto, en su origen, no tuvo por motivación responder a un requerimiento académico o laboral, no existía la obligación de entregar un informe o rendir cuentas a alguien. Esa mezcla de libertad y propia responsabilidad es uno de los valores que el equipo más defiende.

Ellos pasan caminando por sobre las tumbas conversando y riendo, aunque a algunos el dolor los embargue no ven -a diferencia de nosotros- un agravio en aquello. Por eso, los deudos al vernos ingresar los equipos de grabación a un lugar fúnebre no tuvieron mayor problema -salvo pocas excepciones-. Varios estuvieron dispuestos a dejarse grabar y ser entrevistados al lado de la tumba de su difunto.

En la Fiesta todo gira en torno a la ofrenda, sea esta en forma de alimentos, adornos, flores, música o bailes, denotando el esfuerzo invertido en exaltar a través de la abundancia las virtudes del finado. De hecho, dado el interés de las personas por conseguir el reconocimiento de su difunto más allá de los vínculos de parentesco, la participación de nuevos invitados es bien recibida y la presencia de cámaras es vista como una contribución, pues agrega valor a la ofrenda.

Por el orgullo de ser partícipes de una Celebración única y llamativa, las personas se acercan a las cámaras para contar historias de sus difuntos, de las ofrendas preparadas para éstos y sobre la fiesta en general. No obstante, la cámara no representaba un valor en sí, existía la preocupación por parte de la gente de saber a donde iría a parar su testimonio. Cierta inquietud e interés despertaba el hecho de que viniéramos de tan lejos -2000 kms- a conocer la fiesta, esto sumado a nuestra falta de fines de lucro, nos permitió recabar historias emotivas, profundas, sinceras y reveladoras.

Registrar el momento en que ellos recuerdan y saludan a su difunto podría considerarse la intromisión en un acto íntimo, además tomando en cuenta que la presencia de una cámara -o una tecnología similar- produce alteraciones en el contexto, puede considerarse que el material reunido pierde valor como antecedente etnográfico de la Celebración. Consideramos que esto no es así pues esta Fiesta es un acto público, hace años ya es cubierta por la prensa local, acuden algunos turistas y fotógrafos, entre estos últimos hay quienes trabajan retratando este evento a pedido de las familias. También, dado que no todos los participantes siguen las mismas creencias religiosas, ni realizan prácticas rituales similares, existen entre ellos miradas de curiosidad y comentarios propios de una apreciación exógena. De esta manera, la cámara no perturba más que en otros espacios, pues lo íntimo se desarrolla en lugares inaccesibles para ella: las casas de los deudos y sus propios corazones.

A vista de lo ya expuesto, podemos decir que el uso de los métodos llamados tradicionales para la recolección de datos etnográficos (libreta de campo y grabadora) no presentaba, para el caso de esta investigación, una ventaja en la inserción de los investigadores o en la espontaneidad de los participantes. La cámara, sin dejar de lado sus limitaciones y dificultades, nos sirvió para abrirnos puertas en esta ocasión.

Una condicionante para la cámara, muy importante en este caso, fue la mayor atención que requería el proceso de grabación con respecto a otras tecnologías disponibles para el registro, como grabadora de audio y libreta de campo (Taylor, op. cit.). La fiesta es un fenómeno tan vertiginoso que exigía bastante concentración en cada labor, además por el tema abordado era difícil -por motivos de intimidad y pudor- repetir una toma o una pregunta.

En relación a lo anterior, audio y video “captan eventos en tiempo real” a diferencia del texto tal como lo señala John Maxwell (2000), esto condiciona el proceso de registro diferenciando el modo audiovisual del modo escrito. En el primero no existe la opción de recrear los eventos para registrarlos nuevamente, es imposible agregar imágenes de eventos pasados, en cambio es posible agregar al texto nuevos relatos sobre situaciones pasadas.

Emplear medios audiovisuales al observar esta Fiesta, desarrollada en un cementerio arqueológico prehistórico -sitio AZ-70-, brinda la posibilidad de observar y registrar el uso actual de un espacio sagrado entendido como un contexto dinámico, es decir, un lugar físico específico dentro del cual se realizan ciertas prácticas rituales que responden a una serie de pautas tradicionalmente configuradas.

La circulación de los participantes, la ornamentación de tumbas y la segregación de espacios públicos y privados, son algunos aspectos apreciables el día de hoy en la celebración de una Fiesta viva, Fiesta que se desarrolla sobre tumbas del pasado prehispánico, sobre vestigios de una cultura que inauguró en el valle un culto a la muerte enlazado firmemente a la fertilidad agrícola. Hoy en día algunas ofrendas siguen siendo traídas de los propios campos y huertas, depositadas sobre las tumbas en mesas ricamente adornadas, y entregadas a favor de los finados recientes para asegurar la prosperidad de los vivos en su relación con la tierra.

De esta manera, la imagen-movimiento y el sonido abren las puertas para reconocer ciertas lógicas propias del uso de estos espacios sagrados, dando pie a inferencias referidas a aquellos aspectos inmateriales de la cultura, las cuales luego pueden ser extrapoladas para la interpretación de contextos arqueológicos en sí estáticos.

Cabe señalar también que, este tipo de registro posee la cualidad de plantearse como una vía de acercamiento a la percepción que la población actual del valle de Azapa tiene sobre los restos arqueológicos situados en su localidad y al saber tradicional que en general maneja sobre éstos. Dicha aproximación en ciertos casos revela, un sentimiento de familiaridad y pertenencia a un pasado compartido, la vigencia de lazos profundamente arraigados y revitalizados anualmente con ocasión de la Fiesta de los Muertos.

Las características del lugar lo hacen ser visitado e intervenido frecuentemente por arqueólogos, a través de esta experiencia etnográfica se pudo conocer y registrar la opinión de la gente a este respecto -la cual es bastante desfavorable-.


“Estar aquí” en el taller

Una vez en el taller -en Santiago-, cada uno fue enfocando su mirada sobre ciertos temas, aprovechando el material registrado para construir un montaje guiado por su interpretación y análisis de determinados aspectos hallados en la Celebración.

A la digitalización del material siguió la generación de diversos productos antropológicos aprovechando los distintos soportes abarcables gracias a los tipos de registro (imagen movimiento, imagen fija y sonido). No cabe duda, que la experiencia etnográfica conlleva en todo momento registro y análisis, en este caso la mirada -lente- del etnógrafo, su enfoque, sus cambios de dirección, sus reiteraciones y algunas de sus omisiones quedan inevitablemente registradas, mostrando así el proceso de interpretación y análisis que se teje durante el terreno. Se descartan opciones y se hinca el diente en otras ya sea por intereses académicos, preferencia estética, azar o por no tener mayor opción.

La conformación multidisciplinaria del equipo permitió a su vez el entrecruzamiento de distintas perspectivas de análisis, las cuales fueron desarrolladas de manera independiente en terreno, pasando luego a conformar una base de datos común al servicio de los temas específicos abordados por cada investigador. En ese sentido, al incorporar el material registrado por otro investigador en un análisis y/o producto se está integrando su percepción-interpretación del tema y el fenómeno.

El acceso a la base de datos y el uso de sus diversos materiales (fotografía, audio y video) fue abierto entre los miembros del equipo. En otras palabras, el material registrado y almacenado en ella en ningún momento fue segregado de acuerdo a criterios disciplinarios ni autorales. Como forma de análisis -y unidad mínima de procesamiento del material- elegimos el nanometraje (relatos audiovisuales de corta duración), que en este caso carecen de un proceso de edición muy complejo, privilegiando tomas largas, registradas en un mismo momento y lugar, en cuanto al sonido se busca una depuración simple sin colorear demasiado el registro. Todo esto para facilitar su manejo por parte de nosotros y dejar abierta la base de datos a la exploración de otros investigadores y curiosos que puedan aprovechar este material, además, esto permite -en palabras de Taylor- “un mayor acercamiento crítico” (op. cit.) a la práctica etnográfica. Podemos ver como en este caso la tecnología condiciona la unidad de análisis, siendo ésta una variable a tener en cuenta al evaluar los resultados de este tipo de proyectos.

Epistemológicamente, esta propuesta considera que el conocimiento se genera/encuentra/representa de diversas maneras que no pueden ser acotadas al texto -tampoco a la imagen- como son sonido, tacto, gusto, motricidad corporal, etc. Por ello se asume lo audiovisual y lo hipermedial como un complemento y no como la solución al problema de la representación del conocimiento.

Frutos etnográficos. Resultados, productos y soportes.

Los montajes generados a partir del registro son muy diversos y responden al objetivo, interés y marco teórico que los guíen. Son -al igual que la Celebración- un elemento en constante construcción y cambio, susceptibles de ser trabajados y presentados en distintos soportes. La cultura es dinámica, sus productos -como estos montajes- también lo son.

La versatilidad en el uso del material registrado muestra la subjetividad en la generación de productos etnográficos, pudiéndose crear dos relatos contradictorios a partir de la misma data y bajo la mano de un solo investigador. Esta versatilidad permite responder a los requerimientos y avances de la investigación, además da cuenta de la creatividad e imaginación involucradas en el montaje de un producto etnográfico.

Siguiendo a Bella Dicks y Bruce Mason (1998), en sus reflexiones en torno a las potencialidades y limitaciones para hacer etnografía de la tecnología hipermedial frente a la tradicional escritura monográfica, coincidimos en que “la naturaleza del producto final fija los parámetros de las etapas previas de la investigación”. Dado el carácter exploratorio de nuestro trabajo, fijamos el objetivo general registrar “de la manera más completa posible” la Fiesta. No estaba definido sólo un formato final para el producto, sino que se pensaba en “alimentar” una base de datos colectiva a partir de la cual se elaborarían posteriormente productos en distintos soportes.

De esta manera, el trabajo no se vio condicionado por una forma particular de presentación de los resultados, otorgando así una mayor libertad a los investigadores en su proceder, tanto en el trabajo de campo como en el de laboratorio.

Los soportes usados en este proyecto han permitido la comunicación e intercambio de datos con otros investigadores y personas interesadas. Por ejemplo, en diciembre, se presentaron videos y fotografías en los pasillos de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Chile, lo que permitió recibir opiniones e información por parte de docentes, alumnos y funcionarios, tanto de celebraciones similares como del soporte en sí.

En adelante, ésto permitirá compartir los resultados de este proyecto con personas insertas en distintos ámbitos, ya se contempla presentarlos en el liceo del poblado, el museo del valle, la junta de vecinos del lugar, en universidades, etc., para cada uno de los cuales se diseñará un montaje apropiado a sus intereses y requerimientos. Por ejemplo, en el caso del liceo, ellos esperan un material que sea educativo y entretenido para sus alumnos, capaz de ajustarse a los requerimientos curriculares. Por lo tanto, debemos entregar una presentación breve, descriptiva, dinámica y consensuada con el equipo docente de la institución.

La propuesta metodológica aquí desarrollada propone una forma de acercamiento por parte del público al producto antropológico. La lectura lineal y unívoca del texto ha sido desplazada por una forma más compleja que deja abierta la posibilidad a múltiples rutas de acceso y formas de interpretación pudiendo incluso, el receptor, hacer sus propias observaciones etnográficas. Sin embargo, este acercamiento -al igual que la lectura alfabética- no es espontáneo, debe ser transmitido y aprendido socialmente. Queda pendiente el desarrollo de una metodología para capacitar al público en el uso y aprovechamiento de estas formas de acercamiento que incluyen imagen, sonido y texto.

La tecnología involucrada, ha permitido un acercamiento más profundo a elementos no textuales -o no textualizables- de la cultura, como la música, el baile, la comida y la bebida. Se han utilizado diversos formatos y soportes para ello, como el nanometraje y el disco de audio. El carácter flexible del registro y el montaje ha permitido establecer vínculos entre nuestro trabajo y otras disciplinas ajenas a la antropología, tales como la música, danza, fotografía, estética, etc., proponiendo nuevos temas y formas de investigación y creación a dichas disciplinas o nutriéndose de los aportes derivados de ellas.

Reflexiones finales

No pretendemos dar una representación más fiel, ni más completa del fenómeno: Celebración del Día de Todos los Muertos en Azapa, por el contrario, consideramos a este modo de hacer etnografía como una forma de poner en evidencia el carácter de construcción subjetiva, personal y colectiva que tiene la labor etnográfica. Se busca desarrollar una modalidad polifónica y poco estructurada de relato, permitiendo distinguir con falsa claridad entre la voz de los entrevistados y los investigadores, sin ocultar la naturaleza subjetiva de ambas. No es un objetivo alcanzar una mirada holística gracias a la sobredosis de tecnología incorporada al proceso.

Esta investigación tiene como principio fundamental evitar la sobreimposición de un discurso explicativo homogenizador y global a la inherente complejidad del contexto de estudio. El asumir este propósito deriva de reconocer que toda manifestación cultural trasciende a los individuos que participan en ella y, por lo tanto, no puede acotarse a -ni agotarse en- un discurso particular -de carácter personal-.

Es esta naturaleza intertextual e intersubjetiva del objeto de estudio la que hace adecuada una aproximación audiovisual reflexiva y multi-autorial, capaz de acercarse a los protagonistas de la Fiesta en su propia esfera de acción y de facilitar, gracias a la lógica de trabajo disperso en terreno, una representación de simultaneidad.

Así la Fiesta de Todos los Muertos puede ser mostrada como una serie de prácticas culturales diferentes, que transcurre en espacios físicamente separados pero de manera simultánea, contribuyendo, a partir de la contrastación de los diversos discursos y prácticas que la conforman, y de los diferentes planos de significación que ellos abarcan, a la elaboración y asimilación del contexto social de la Celebración por parte del público.

Esta manera constructiva de hacer etnografía, implica que el trabajo nunca está terminado, ni los temas agotados, hay un constante replanteamiento y crecimiento. No se busca resolver una interrogante, ni responder a un requerimiento, la exploración es siempre posible, avanzando en el registro siguiendo las líneas ya trazadas, proponiendo otras y reflexionando sobre el proceso de investigación -como en esta ponencia-.

Esto no significa que veamos nuestro trabajo como un collage caótico de imágenes y sonidos que trascienden la secuencialidad de los eventos, y disuelve la presencia de los autores al privilegiar y dar énfasis a la voz de los participantes de la Fiesta. Estamos concientes de nuestra continua incidencia en su construcción y representación, desde el registro, pasando por el proceso de análisis y edición, hasta su presentación.

La autoría no es “superada” para dar paso a una absoluta libertad del público en la lectura e interpretación del material presentado. Sino que está presente bajo la forma de un estilo particular de concebir/hacer/difundir etnografía. Taylor plantea que “el usuario […] debe poseer la habilidad de diseñar sus propias rutas de investigación del material contenido en el documento” (Taylor, op. cit.), ésto es lo que nosotros llamamos lectura hipevinculada, la cual debe ser aprendida. La lectura hipervinculada corresponde a la revisión de textos, imágenes y otras formas de difusión virtual de la información.

A continuación el mismo autor señala que “el usuario es capaz de actuar como un antropólogo... de hacer sus propias selecciones y generar su propio análisis”. Estamos en desacuerdo con este planteamiento, el usuario sólo tiene la posibilidad de leer aquello que los autores le entregan, la lectura hipervinculada guarda relación con una forma particular de escritura, no es una conexión directa con la experiencia etnográfica. Al contrario de lo señalado por Taylor, no se trata del paso de “describir” la cultura a “experienciar” la cultura, simplemente es otra forma de representación.

Notamos, y consideramos ésto una falencia en nuestro trabajo, que existe la necesidad de un conocimiento más acabado de la tecnología por parte de los antropólogos. Tanto en la etapa del registro como en el procesamiento. Para el tipo de trabajo que se pretende realizar en esta etnografía no es conveniente delegar funciones técnicas en personas carentes de interés etnográfico y cierta familiaridad con el proyecto.

Por eso, el sonidista del equipo fue parte activa de las reuniones previas, las discusiones en terreno, las entrevistas y toda labor de registro y análisis.

No es propio de los seres naturales manejar información en soportes tecnológicos, es propio de seres culturales. La tecnología es fruto de la cultura y debe ser entendida y apropiada como tal. La superposición de imágenes, sonidos y textos supone y exige un aprendizaje, es requisito base una valoración de la técnica, la cual apunta a la necesaria especialización metodológica de la etnografía. En ese sentido el uso de esta tecnología no está exento de complicaciones extratecnológicas las cuales deben ser agregadas como variables dentro de la investigación.

El manejo de la técnica es un requisito ineludible. Tecnología contiene techne (arte, habilidad) y logos (argumento, idea), no pueden disociarse en distintas personas la técnica y la abstracción, es responsabilidad del antropólogo prepararse en estas áreas si desea sacar el mejor provecho de las tecnologías puestas a su disposición en la actualidad.

Sería irresponsable no referirse al nivel de difusión de esta tecnología en nuestras sociedad, si bien es cierto cada vez más personas tienen acceso a ella, no puede hablarse de una democratización del conocimiento intentando argumentar a favor su masificación. Las tecnologías asociadas al manejo de imagen-movimiento, imagen, sonido e hipertexto siguen siendo privilegio de un segmento de la sociedad, lo cual siempre debe considerarse al momento de trabajar con ellas.

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A su vez, sigue existiendo en nuestro país un gran conservadurismo por parte de las distintas instituciones, tanto académicas como extra-académicas, que lleva a dudar de la calidad y valor educativo de las producciones audiovisuales. Esta situación se ve reflejada en prejuicios y desconfianzas que dificultan la adecuada difusión de los productos de esta forma particular de hacer etnografía, y que inciden de manera negativa al momento de conseguir financiamiento para la investigación.

Por otra parte, sostenemos que sí puede hablarse de democratización o más bien de la pérdida del privilegio de autor al poner a disposición del público el material necesario para construir su propia etnografía. La autoría ya no es del etnógrafo, tampoco de la mayoría, sino del que logra apropiarse de ese rótulo. Esto no significa la perdida total de la autoría del etnógrafo sobre su producto, ya que ésta se halla presente bajo la forma de una meta-narrativa del investigador, expresada en el mapeo de los caminos de acceso a los datos en sus diversos formatos -en el caso de soportes hipermediales-, y en la selección de los elementos que componen su presentación y su organización -en obras audiovisuales-, trabajo que requiere de un análisis previo y clasificación del material recopilado, y de una manera propia de articularlo en presentaciones. En ese sentido no es democrática porque esté al alcance de la mayoría, sino porque aquellos que tienen acceso a estas etnografías lo logran de manera más participativa, no reciben una etnografía sellada de fácil consumo. Son invitados a involucrarse activamente en el trabajo, a transitar de un modo personal por los caminos trazados por los etnógrafos, para alcanzar un lugar más allá de la lectura lineal y más acá de la experiencia de campo.

Perspectivas

Este tipo de tecnologías da la posibilidad de una retroalimentación fuerte y directa por parte de las comunidades local y académica, es pertinente para esto el aprovechamiento de las tecnologías de difusión dejando abierta la posibilidad a la opinión, la crítica y el aporte. Por ejemplo, levantar portales en internet, realizar presentaciones del material en la comunidad con presencia de los investigadores, etc.

El carácter de “en constante construcción” de estas etnografías favorece la cooperación y participación de muchas personas, si existe el interés y el entusiasmo por parte de ellas de hacerlo.

Al menos en el contexto en que hemos desarrollado este proyecto falta mucho por explorar en cuanto a la inclusión de los habitantes y otros investigadores al proceso de producción etnográfica.

También, para que esa construcción sea aún más enriquecedora es importante poner la tecnología y el conocimiento envueltos en ella al alcance de los habitantes, permitiendo así que ellos expresen su visión del fenómeno con herramientas similares a las usadas por los investigadores.






La implementación progresiva en arqueología de una tecnología audiovisual enfocada al registro revela una considerable potencialidad para abordar la cobertura y documentación del proceso mismo de investigación arqueológica, lo cual se presenta como una herramienta adecuada para la evaluación crítica y reflexiva continua de los procedimientos empleados con el fin de alcanzar los objetivos de estudio.

La observación audiovisual de la labor del arqueólogo hace visible su inserción e intervención sobre un contexto cultural específico, capturando su propio accionar y la incidencia de éste sobre poblaciones actuales cuya impresión sobre los arqueólogos no es siempre la mejor.

Asimismo constituye una vía para acceder desde el presente a manifestaciones y significados difícilmente pesquisables a partir del estudio exclusivo de restos arqueológicos, acercando al investigador tanto a aquellos aspectos inmateriales de la cultura, como a una más adecuada interpretación de aquellas conductas que -por el carácter perecible de los materiales que involucran- no dejan una impronta física en los contextos arqueológicos.



Esta estrategia es, a su vez, capaz de sacar a la luz, por medio de plataformas complementarias como el hipermedio, la apreciación que las distintas personas tienen de lo que es la labor arqueológica y, en ciertos casos, la inmensa brecha que separa a los investigadores profesionales de los miembros de las comunidades en que ellos se desenvuelven diariamente.

También los soportes audiovisuales destacan como un formato que se presta con mayor facilidad ya sea para ilustrar y dar apoyo a presentaciones dentro del ámbito académico, como para su difusión entre un público más amplio gracias a su mayor accesibilidad y dinamismo. Respecto a este último punto cabe señalar las posibilidades que estos medios aportan a la generación archivos multimediales, especialmente diseñados para instituciones académicas como colegios, universidades y museos, como un medio de ofrecer materiales de consulta y que puedan servir de apoyo a otras investigaciones.

Como cierre, consideramos necesario señalar que la práctica antropológica asociada a estas formas de etnografía tecnológicamente recargadas debe ser acompañada de una reflexión amplia, responsable, comprometida, profunda y acabada, para generar lineamientos que permitan aprovechar y difundir sus bondades. Esta ponencia es sólo una excusa y una promesa en esa dirección.

Bibliografía

Dicks, Bella and Mason, Bruce. Hypermedia and Ethnography: Reflections on the Construction of a Research Approach. Sociological Research Online, vol. 3, no. 3, 1998.
http://www.socresonline.org.uk/socresonline/3/3/3.html. Visitado el 16 de febrero de 2005.

Maxwell, John. Beyond ethnographic hypermedia. EDUC, abril, 2000.
http://orion.njit.edu/merlin/people/JMax/EDUC510/Beyond.pdf. Visitado el 16 de febrero de 2005.

Taylor, Kevin. Ethnographic hypermedia: transcending thick description. 1999. University of Massachusetts-Amherst, USA.
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