Mirando Videos

Guillermo: anoche vimos un video aquí con el hombre donde salimos chineando, y se sentía bien. Y muy bueno ver el video, abuelo, muy bueno, uno más o menos puede corregir los errores que comete.
Abuelo Piro: quiubo
Pillo: si pue, ve que esa cuestión no miente ahí. Guillermo: si, igual que si una flauta va sonando mal, lo acusa al tiro.
(fragmento de una conversación entre chinos de Pucalán)

En este escrito quiero dar a conocer algunas reflexiones surgidas en el proceso de realización de un video sobre la tradición de los bailes chinos en el valle del Aconcagua, zona central de Chile. Los bailes chinos son cofradías de músicos - danzantes de los pueblos campesinos y pescadores de Chile central. Ellos expresan su fe a través de la música y la danza en las fiestas de chinos, rituales que se realizan en pequeños pueblos, villorrios y caletas, y que congregan a bailes de distintos pueblos. Los primeros antecedentes de los bailes chinos los encontramos en las flautas del llamado "Complejo Aconcagua", cultura que habitó la zona central de Chile entre el 900 y el 1400 dc. Luego tomamos conocimiento de esta ritualidad durante la conquista y la colonia a través de crónicas y viajeros, y vemos su desarrollo actual como una tradición que aglutina social, cultural y religiosamente a los descendientes de aquellos pueblos indígenas. La ritualidad de los bailes chinos se inserta dentro del marco general de los rituales populares americanos, donde se observan aportes indígenas (la música instrumental, los instrumentos musicales, la danza, la relación del ritual con la obtención de estados especiales de conciencia y la comunicación directa con la divinidad) y aportes hispánicos (el canto del alférez, las Sagradas Escrituras, la institución católica, sus imágenes sagradas y su calendario ritual).

Hace años que me digo tengo que hacer una película con los chinos que refleje su gran profundidad, su inmensa poesía. Esa idea me ha dado vueltas hasta convertirse en obsesión. Hasta ahora he realizado dos videos sobre los chinos, "Con mi humilde devoción" (1994) en el que en seis minutos intento reflejar la fuerza y hermosura del ritual, de la danza y el sonido en una edición que, sin ninguna explicación, deja en evidencia su fuerza arrolladora. Luego "De todo el universo entero", realizado junto a Pablo Rosenblatt (1996) que se adentra en la tradición de los chinos a través de las explicaciones de Quilama, uno de los alféreces más connotados de la zona. Pero todos estos años he sentido que es necesario hacer una película que reflexione más en profundidad sobre esta tradición, su historia, su función social y religiosa, su estética, sus mecanismos de conservación, su posible continuidad o desaparecimiento. Creo que este es el momento exacto para hacerlo. Quiero que esta película, además de mostrar la hermosura de la tradición hable de su problemas, que sea útil a los mismos chinos. Que los viejos hablen de su preocupación por el escaso numero de chinos jóvenes, que se hable sobre la manera poco respetuosa, por decir lo menos, con que son tratados los chinos por algunos curas, que se hable del sentimiento de horror e impotencia que les produce la llegada a las fiestas de chinos de grupos de batucadas que creen que una fiesta de chinos es un carnaval, o de la irrupción sonora que significa la presencia en las fiestas de bailes danzantes, una tradición ajena a Chile central.

El audiovisual es un arma poética muy eficaz. Ya vemos lo que ocurrió en Caspana con el proyecto "Implementación y capacitación en el manejo de equipos audiovisuales a siete comunidades atacameñas", que realizamos con Gerardo Silva y la Asociación de Tradiciones y Costumbres Atacameñas.





 
 

 

 

 














 








 
Mirando Videos.


En este artículo se da a conocer algunas reflexiones surgidas en el proceso de realización de un video sobre la tradición de los bailes chinos en el valle del Aconcagua, zona central de Chile. La idea es abordar en profundidad esta tradición, su historia, su función social y religiosa, su estética, sus mecanismos de conservación, su posible continuidad o desaparecimiento. La película mencionada en el texto, junto con mostrar la hermosura de la tradición, exhibe sus problemas. Como la preocupación que sienten los viejos por el escaso número de chinos jóvenes, o la manera poco respetuosa, por decir lo menos, con que son tratados los chinos por algunos curas, el sentimiento de horror e impotencia que les produce la llegada a las fiestas de chinos de grupos de batucadas que creen que una fiesta de chinos es un carnaval, o de la irrupción sonora que significa la presencia en las fiestas de bailes danzantes, una tradición ajena a Chile central. Por otro lado, en el artículo se comenta el proceso de realización de un documental, en donde se destaca la relación de amistad, de intimidad que debe existir entre filmantes y filmados.

 

Autor: Claudio Mercado
Arqueólogo, Museo Chileno de Arte Precolombino.


e-mail: cmmmchap@ctcreuna.cl

Revista Chilena de Antropología Visual -
número 1 - Santiago, julio 2001 -
66/79 pp. - ISSN 0718-876x. Rev. chil.
antropol. vis.






 
 
 
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Allí, financiados por Fundación Andes y Conadi, compramos equipos y realizamos un taller de filmación y edición de videos a 14 atacameños de siete comunidades (Caspana, Ayquina, Cupo, Lasana, Chiu chiu, Conchi viejo, y Lickan tatay). El primer video filmado y editado por dos caspaneños denunció el proyecto de creación de un Parque Nacional en territorios de la comunidad de Caspana. El video fue mostrado en Caspana y socializó un problema del que muy pocos se habían enterado. Los comuneros en masa se negaron al proyecto. El video se mostró luego en una reunión a la que asistieron dirigentes de los pueblos vecinos, todos apoyaron a Caspana. Caspana citó a una reunión a un representante de la Conaf de la Segunda Región y allí la comunidad en pleno le dijo al funcionario que Caspana no aceptaba la creación del parque. Gerónimo, uno de los videastas caspaneños, filmaba la reunión y esto obligaba al funcionario a no prometer cosas que quizás luego no serían cumplidas. El proyecto de creación del parque quedó detenido. Esa experiencia me hace pensar que se pueden lograr pequeñas victorias usando una herramienta tan hermosa como el audiovisual, me hace pensar que tal vez esta película podría contribuir a que los jóvenes de los pueblos tomen el peso de la tradición de los chinos y se hagan chinos, que es lo que tradicionalmente les correspondería hacer.

Conocí a los chinos estando aún en la universidad, pero fue en 1990 cuando comenzamos, junto a José Pérez de Arce y Agustín Ruiz, a investigar sistemáticamente la tradición. Filmé ese año todas las fiestas de chinos, pero en ese momento yo no conocía nada de los chinos, no sabía las mudanzas, los conceptos, la diferencias, estaba recién entrando a un mundo sobrecogedor y no conocía los códigos. No era chino. Pero luego de un año conversando con los viejos fui invitado a hacerme chino, y hace nueve años que soy chino. Una experiencia maravillosa, sin duda, pero que me ha impedido filmar. Hace años que tengo la cabeza llena de imágenes que veo mientras chineo. Ganas de tener un gorro con una pequeña cámara dentro para filmar la mirada del chino mientras sube y baja sin parar, el reflejo de los espejos en el suelo, los pies en diagonal y saltando al unísono sobre la arena mojada de la playa, las caras de los chinos, el sonido de dos bailes cuando se enfrentan tocando sin parar, compitiendo a ver quien toca más bonito, más fuerte, más fiero. La obsesión visual, la obsesión por filmar el movimiento continuo, fiero y delicado de la danza de los chinos, por cierto un tema que nadie ha investigado seriamente. La obsesión por querer filmar lo que ve el chino mientras danza, un absurdo más. Ganas de partirme en dos y filmar mientras estoy bailando. Durante nueve años he bailado queriendo filmar.

Siempre he tenido la cámara chica conmigo en las fiestas y siempre filmo lo que puedo, cuando mi baile no está chineando, cuando se está almorzando, en cualquier momento en que no esté chineando aprovecho para filmar. Hay momentos en que esa absurda e incontenible obsesión por el registro me ha permitido filmar momentos únicos dentro de una fiesta, como aquella vez en la fiesta del Niño Dios de Las Palmas de Alvarado, la noche de Navidad de hace dos años, cuando un cura nuevo, prepotente e ignorante puso villancicos de navidad a todo volumen por los parlantes que instaló alrededor de la iglesia mientras los alféreces cantaban sus saludos. Transcribo un fragmento de lo ocurrido aquella noche:

"Es increíble. Ahí están los alféreces intentando escucharse detrás de estas músicas absolutamente ajenas que salen por los parlantes. Jaime Cisternas, alférez del baile de Quebrada Alvarado, se me acerca y me dice "oye Claudio, ven a filmar el saludo con Quilama que ahí se la voy a largar al cura". Hemos estado hablando durante la tarde de la falta de respeto de los curas a los chinos y sé que Jaime está muy enojado y se siente impotente ante este hecho.






¿Qué hago? Ya andan unos caicaínos por ahí, en cualquier momento se va a formar el baile de Cai cai, y yo soy uno de ellos, pero este contrapunto hay que registrarlo como sea, si no lo hago no lo hará nadie. En un par de minutos se encontrarán los dos bailes y tengo la filmadora en el auto, cerca de la casa de los Roco. Corro entre los bailes de El Granizo de Ño Lolo y el de Llay llay, que se están saludando. La fiesta ya ha comenzado y los bailes están en fila saludándose simultáneamente, pidiéndose la pasada para ir a saludar al Niño. Corro entre medio de la gente y me encuentro con don Gilo, la señora María y Juan un ala. Nos saludamos con gusto y con alegría y me dicen que los caicaínos ya están por ahí y que me vaya para el camión que está arriba del cerro a juntarme con ellos, pero tengo que ir a buscar la filmadora y corro al auto y vuelvo y estoy con mi traje y mi gorro y mi flauta y la cámara en la otra mano y vuelvo a la iglesia y me encuentro con los Ponce de El Venado y nos saludamos felices y seguimos a la iglesia y llego justo cuando el baile de Caleu, alfereado por Luis Galdames, Quilama, y el baile de Quebrada Alvarado, alfereado por Jaime Cisternas, chinean frente a frente en la puerta de la iglesia. Grabo ese hermoso contrapunto para siempre, ésta es la opinión de dos grandes alféreces que defienden su tradición. Si no son ellos quiénes. El maestro Quilama y su alumno Jaime, ambos pescadores cantando entre los cerros de la cordillera de la costa. Jaime está enojado con el cura y sus parlantes y propone el tema luego de los saludos de rigor, Quilama lo sigue y el contrapunto es intenso, clarificador, una denuncia clara y hermosa de la intromisión de la iglesia en las fiestas de chinos.

(Fragmento)

J: Tan bonito que es su canto y lo estoy yo entendiendo y veo que el señor cura el canto está interrumpiendo
Q: Las palabras de aquel hombre no me hacen pues ya ná entre Dios y pues los curas pues no hubo gran amistad
J: Yo le digo la verdad cantando se lo prometo yo al cura en este momento lo hallo una falta de respeto
Q: Yo lo apoyo en su cantar ya que usté lo propuso ese cura en esta fiesta sólo es un hombre intruso
J: Así pues nadie lo puso cantando se lo diré si los curas siguen así van pues a matar la fe
Q: Eso es lo que quieren ellos le dice mi corazón ellos pues no tienen fe esa es su profesión
J: Aquí en esta ocasión como usted me está diciendo de que profesión me habla parece que este quedó repitiendo
Q: Olvidemos este momento amigo lo quiero yo juntos amigo querido démosle glorias a Dios
J: Así quiero pensar yo amigo de corazón no aguanto que nadie me moleste y pierda mi devoción
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Momentos como este han pasado ante mis ojos y mis oídos por montones sin que los haya podido registrar, conversaciones entre viejos chinos que, mirando la procesión, comienzan a recordar cómo era antes, cuando solo habían bailes chinos y no danzantes ni mujeres, cuando los bailes y sus alféreces se ponían frente a frente y podían estar horas cantando y bailando, desafiándose. En antropología llaman "observación participante" a involucrarse en la situación investigada, pero obviamente esa categoría no es la adecuada a esta ¿investigación?. ¿Cúal es el límite entre la investigación antropológica y la vivencia de lo estudiado? Hace años que quiero filmar y no puedo, cuántas veces he dicho: esta vez no voy a chinear, quiero filmar, no estarán ni Pucalan ni Cai cai en la fiesta, así que estoy libre y podré filmar. Pero llego allá y cualquier chino amigo me ve sin baile y me invita a bailar por su baile, y cómo me voy a negar. Cambio la cámara por la flauta y ahí acaba la grabación.

Recuerdo hace una semana atrás cuando el abuelo Lucho (chino de Pucalán) me daba las gracias por haber filmado en tantas fiestas al baile de Pucalán y el Pillo (chino de Pucalán) le decía que no, que tenía que darles las gracias al Gerardo porque yo no grababa nada, si el rubio no graba ni una cuestión, si el rubio anda chineando todo el tiempo. Y yo le dije al Pillo las ganas que he tenido siempre de filmar y que a veces pensaba en no chinear para poder hacerlo. Entonces el Pillo se puso serio y me dijo, sin dejar ninguna duda ni posibilidad de discusión " tenís que saltar (chinear) pos rucio".



Son muchos años sintiendo esta locura de saber que es imprescindible que se filme a los chinos sin molestarlos, hermosamente, pero a la vez lleno de respeto. Hago algunos intentos con distintos camarógrafos pero no es fácil encontrar el equilibrio entre la fotografía hermosa y el tino para no molestar en el ritual. Hace tres años Gerardo comienza a ir a las fiestas y la tensión se relaja bastante porque siento que tenemos una estética similar, encuadres, tiempos parecidos, siento que miramos el mundo con ojos similares y con el mismo respeto.

Los últimos seis meses hemos ido seguido a Pucalán, pueblito cercano a Puchuncaví. Hemos pasado diez días con los chinos pucalinos, les hemos mostrado videos de chinos nuevos y antiguos, hemos conversado de chinos como chinos. Y son evidentes algunas cosas obvias pero muy importantes: el equipo de filmación tiene que ser máximo dos personas, y el nivel de relación humana, de amistad que debe haber entre los filmantes y los filmados es fundamental. La hermosura de la intimidad en estas conversaciones es la mayor fuerza de este registro, los chinos ya no toman en cuenta la cámara que Gerardo mantiene encendida casi constantemente. Ellos saben que estamos filmando, pero se olvidan a los tres minutos y la conversación fluye tranquilamente, la cámara no existe, sólo estamos los chinos, porque yo también luego de siete años bailando por Pucalán soy considerado uno de ellos, y eso es justamente lo que hace de esta película algo especial; su intimidad. La amistad y la conexión que se produce entre los chinos mientras chinean es algo muy fuerte, entonces que yo esté ahí entre ellos conversando de chinos no es tan extraño, y que ahí al lado esté Gerardo filmando tampoco es tan extraño. Gerardo ya es conocido por los chinos. La dupla es perfecta: Gerardo es Garabombo el invisible, callado y sin moverse, desde donde quedó se las arregla para registrar todo lo que haya que registrar. Esta no es la tele en busca de la toma sensacional y disponiendo de la situación y de los personajes para lograrlo, ésta es una camarita que registra lo que ocurre, nada más, y lo hace hermosamente.

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Claro que los diez años bailando chino ayudan, eso es indudable, ¿ cómo si no podríamos lograr esta intimidad ? ¿ cómo podría decirle Caturro al Guillermo ? ¿ cómo si no hubiéramos chineado juntos tantas veces en tantos pueblos, frente a frente llevando un sonido de punteras catarras, aperrados, a todo dar, podríamos estar haciendo esta película ? ¿ Cómo podría filmar el interior de la quinta de recreo de Petorquita cuando están todos los chinos bebiendo y conversando en el descanso de la procesión ? Es evidente que la situación es inmejorable para hacer esta película. Se pueden hacer muchas películas sobre los bailes chinos, pero una que tenga esta intimidad será difícil. Y este es un punto que me parece fundamental. Estamos haciéndola desde adentro y al mismo tiempo desde afuera. Porque pese a que soy chino desde hace tantos años sigo siendo antropólogo, sigo analizando a los chinos también con una mirada externa y analítica. Desde adentro y desde afuera, desde adentro ellos y yo, desde afuera yo. Es curioso, pero es así.

He conseguido filmaciones familiares de la década de 1930, en Zapallar y Tierras Blancas, fundo cercano a Catapilco. En la primera hay cerca de tres minutos de la fiesta de San Pedro, donde aparecen chineando varios bailes; en la segunda hay cerca de tres minutos de la fiesta de La Cruz de Mayo y aparecen dos bailes. Estas localidades son cercanas a Pucalán y los bailes que asisten a ellas son de la zona de Puchuncaví.



Mi intención es mostrar estas películas a los chinos viejos, para que reconozcan a los bailes, a algunos chinos, y tal vez a ellos mismos, a sus padres, a sus abuelos. Ahí están los chinos bailando hace setenta años, la incomprensible magia del cine hace posible que veamos hoy un fragmento de una fiesta de chinos del pasado. He visto esta filmación muchas veces, y no sé que bailes están ahí, ahora se las muestro a los chinos para ver si ellos los reconocen. Una tarde con tres viejos chinos frente al televisor es una experiencia inolvidable. Estamos en la casa de Guillermo, a su lado don Lalo y más allá Saturnino, los hijos de Guillermo y Rosa, su mujer. Las imágenes en blanco y negro, mudas, aparecen en la pantalla, don Lalo se acerca y sonríe, ahí están los chinos de hace setenta años, saltando a través del tiempo, gatillando la memoria, enseñando a los más jóvenes, recordando a los más viejos, enhebrando la tradición, evidenciando los cambios ocurridos en setenta años.

Don Lalo: no ve que usan las medias blancas, así usaban los bailes antes, de ojotitas, zapatillas y dos cintas. Ese (baile) es de Tierras Blancas. Con espejo, tenían varios espejos y las flautas también son con espejos, y todas esas flautas son embutidas, de Tierras Blancas. Son encachados esos gallos.
Tuno: Ahí están con el pantalón blanco que le decía yo al rubio ayer. Se parece al baile de La Quebrada en lo rápido.
Don Lalo: llevan casi la misma mudanza que aquí, el pie al lado.
Guillermo: si aquí todo se va pasando de generación en generación; la mudanza también. Tiene una sola cinta ese baile. ¿ Podría ser La Quebrada ?
Don Lalo: por lo rápido. Se parece al Rincón los gorros. Rincón es antiguo también
Tuno: antes en Pucalán tenían el gorro así parecido al Rincón, tenían forma de queso y con espejos a los lados.
Don Lalo: eran de cartón, iban forrados con un paño blanco, y arriba ponían una cuestión roja.
Tuno: mi papá tenía.
Rosa (esposa de Guillermo): ¿ su papá también chineaba ?

Tuno: sí, por herencia salgo yo, mis tíos, mi abuelo, mi tio Toribio, mi papá
Guillermo: a Miguelito no lo conocí de chino pero a don Tori sí
Tuno: mi tío estuvo hasta el último
Guillermo: ¡ y chino sacrificado que se le levantaba a las cuatro de la mañana para llegar más o menos a las seis acá. Si vivía cerca de Valle Alegre.
Tuno: ahí se venía por los potreros para arriba a caballo

Guillermo: imagínese
Tuno: y antes de morir me dijo que yo tenía que reemplazarlo, que saliera de chino. Ningún problema pues tío, si a mi me gusta así que, cuántos años llevo de chino ya
Guillermo: ¡ mire el alférez, mire el alférez. (hay un primer plano de un alférez que se va acercando con su bandera)
Don Lalo : ahí viene Guillermo, ese es Guillermo, viene con (el baile de) Catapilco ahí, ese es Catapilco. Ese es Guillermo Villalón, mire al hombre como lo estamos viendo aquí ahora.
Guillermo: ahí conocimos a uno. ¿ Cómo estai rucio ?, el alférez es Guillermo.

Don Lalo salta en la silla y se mueve nervioso, incrédulo y feliz ante la magia de las imágenes. Guillermo se alegra que don Lalo haya reconocido a alguien. El alférez Villalón aún está vivo. ¿ Vamos a verlo un día de estos, Guillermo, y le mostramos esta filmación ? Ya, me dice, vamos no más, vive aquí cerca del cementerio, en Puchuncaví. La conversación sigue sobre la vida de Guillermo Villalón como alférez, lo bueno que era, los bailes por los que salía. La madeja de la memoria va soltando sus hilos, cincuenta o setenta años atrás suele ser el tiempo mítico del que los viejos chinos hablan siempre con nostalgia, cuando la tradición china era fuerte, mucho más fuerte que ahora. Y aquí hay un fragmento de ese tiempo en la tele.


Hace tres días que vemos videos de chinos en la casa de Guillermo, se ha metido en el cuento y poco a poco va transformándose en el personaje principal de esta película. Se ha producido un encuentro muy bonito entre los dos, esto de ser chinos punteros del baile de Pucalán nos pone en una suerte de hermandad que no puedo explicar facilmente. Ser chino puntero del baile de Pucalán no es cualquier cosa y ahora le voy tomando el pulso de manera distinta que hace siete años, cuando pasé a la punta. El Guillermo se interesa y se obsesiona por el sonido, estuvo sin bailar chino varios años y la Rosa, su mujer, tuvo harto que ver en que volviera a bailar, además del encuentro que tuvo con la flauta que toca actualmente. Guillermo es el chino puntero que había dejado de ser chino y que volvió y que lo es de corazón. Se va involucrando en la filmación e iremos juntos a mostrarle la filmación antigua al alférez Villalón. Hemos ido a la casa de don Daniel Ponce, constructor de flautas, allá en El Venado, en la cuesta de La Dormida, para que nos haga unas flautas que suenen iguales entre sí. Guillermo quiere que vayamos en la punta sonando como una gran abeja. Hemos vuelto veinte días después a buscar las flautas y hemos probado las diez flautas que fabricó Daniel y esa ha sido una tarde hermosa para los obsesionados por el sonido chino. Gerardo ha filmado todo. La historia se va armando suavemente, hermosamente.

A todos nos produce algo extraño y fascinante mirarnos en la pantalla del televisor, mirarnos desde un punto de vista que comunmente nos está vedado. Esa fascinación se hace aún mayor cuando se observa un ritual en el que se participó activamente. Un baile chino va a una fiesta en representación de un pueblo. Las fiestas de chinos, además de su dominio religioso, son una instancia en que las distintos pueblos se encuentran y se demuestran su fuerza a través del baile. Cada baile es un pueblo, y cada baile quiere ser mejor que los otros. Quien está chineando está totalmente metido en sí mismo, está ensimismado en su flauta y en su danza y atento a su baile, pero su posición no le permite tener la distancia como para formarse una idea cabal de la totalidad del baile. Por eso antiguamente existían los caciques, quienes estaban encargados de llevar el orden en el baile mientras éste chineaba. El cacique va mirando y escuchando desde afuera, desde el lado del baile el desempeño de cada chino y del baile entero. Él ordena las filas para que se mantengan donde deben, que no se junten ni se alejen demasiado, vigila que los chinos no se salgan, que suenen bien, que se agachen hasta el suelo. Él puede cambiar a los chinos de lugar, fijarse que un chino está medio quedado y mandarlo hacia atrás y adelantar a otro que esté sonando mejor. Los caciques ya casi no existen, quedan muy pocos, pero ahí está el video y los chinos tienen la posibilidad de mirarse desde afuera y darse cuenta de las fallas y de los logros de cada uno y del baile en general. Poder ver y escuchar al propio baile es un regalo que los chinos aprovechan.

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Las ocho o nueve de la noche y todos duermen, estoy solo en mi taller, el universo frente a mí, todas las posibilidades están abiertas, por el momento me dedico a mirar las filmaciones del Daniel en Petorquita pero ya abro esta máquina para anotar las cosas buenas y hermosas que estoy viendo. Curiosa vida. Varios instrumentos musicales me rodean, demasiados.

40 la llegada de la gente a Petorquita, la instalación de los puestos. Es de mañana, hay buenas tomas.
44.20 el baile de Nogales saludando a la imagen dentro del templo
45 los chinos entrando a la casa donde dan el desayuno
4510 los chinos de Petorquita vistiéndose **
46 poniendo cintas*** muy bueno para una secuencia de vestimenta, aquí hay una parte de la película
50 los chinos saliendo de la casa
5118 Apablaza dando ropa de chinos, conversando con los chinos. El protector del baile, bien, aquí hay otra hebra; Apablaza en su papel de protector del baile de Petorquita. Ya no quedan muchos así.
53 20 Apablaza hablando del sonido del baile y ordenando las filas ***



54.14 el baile de Petorquita inicia su salida. Comienza el chineo, toma desde el medio hacia atrás. Sonido de flautas coleras, sombras largas y bonitas. Van entrando a la iglesia al 55.10
55.54 bonito, 56 la sombra del bombero ***
56.30 canta el Guido, plano cerrado desde el frente. Está bien, mueve su bandera. permiso voy a pedir para poder entrar paso a paso para adentro van entrando a la iglesia mientras Guido canta. Bonito.
ya la voy a saludar
Uno a uno pasan los videos ante mí. Una a una seguirán pasando las imágenes, las secuencias, los fragmentos del mundo chino.

A fin de cuentas, ¿ qué pretendo con esta película ? Hacer evidente la maravilla y el valor excepcional de los bailes chinos. Mostrar la película en todas las fiestas de chinos, hacer una película que toque en la fibra más honda a los propios participantes de las fiestas de chinos, hacer que los jóvenes de los pueblos se sientan orgullosos de los chinos, que quieran ser chinos, que se den cuenta de lo qué es, del inmenso valor, de la carga de historia y de tradición que tiene y que ellos debieran estar cargando, continuando. Tal vez no lo saben, tal vez no saben en realidad lo que significa ser chino, tal vez necesitan que se los diga un agente externo, una película por ejemplo, para darse cuenta.

Mire, mire, ¡ somos como perros¡. La mía ( mi flauta ) es ronca, mira.. ¡¡ arriba Pucalán mierda ¡¡ . Vamos pegados, se lloran las flautas, ah, ¡ mire esas flautas chicas compadre como lloran ahí¡ mire a Quilama, mire. ¡ somos como perros, abuelito ¡ Mire al Caturro, mire al Rubio, se les conoce al tiro. El Tococo trabaja bien el baile, mire que lo trabaja bien. Mire ahí vamos nosotros mierda.

La luna se va moviendo por la noche, las horas pasan, igual que las imágenes, que las palabras, que los jotes. Seis chinos conversan de chinos, miran chinos, escuchan chinos.

Y luego mirar una y otra vez las filmaciones, ahora solo en mi casa. Anotar el código de tiempo de todo lo que veo, describir en palabras las imágenes que salen del televisor, escuchar una y otra vez lo mismo para ir transcribiendo a escritura lo que los chinos hablan, lo que me cuentan. Ahí esta el Guillermo regando su chacra y hablando de chinos, ahí está Saturnino en la bodega de la lufas hablando de chinos, ahí los viejos cantando a lo divino en la vigilia de Petorquita, ahí el baile de Pucalán saludando a la Virgen del Carmen, varillita de
clavel. Las noches se transforman en la obsesión china, sólo escucho vigilias y cantos chinos, veo video tras video, me demoro cuatro horas en trascribir cada hora de conversaciones.



Miro y escribo, escucho y escribo, salgo del computador y tomo la guitarra, canto divinos por un par de horas, vuelvo a los videos, salto al piano y canto cantos chinos. Día y noche los chinos en mi mente, día y noche descubro pequeñas puertas por las que asomarse. Escucho grabaciones de 1959 en Puchuncaví, y uno de los alféreces que canta es Guillermo Villalón, el mismo de la filmación en Tierras Blancas. Encuentro grabaciones de la vigilia de Petorquita de 1955, busco, encuentro, comparo. La historia china del valle del Aconcagua se va formando lentamente ante mis ojos. Mirar y escribir. Decidir que está bueno para la película y que no. La historia la arma quien arma la película. Es una parte de la historia, no es la historia.

Una y otra vez vemos los videos, lo que más quieren es ver el baile pucalino, escuchar como va sonando el baile.

La película tiene uno de los momentos más hermosos, creo, cuando un grupo de chinos mira las filmaciones de la fiesta de Petorquita del año pasado, con el baile pucalino chineando a toda máquina. Es una noche hermosa, hemos chineado toda la tarde en la fiesta de la Virgen de Pucalán y nos hemos venido a la casa del Guillermo a mirar videos. Los rostros ensimismados de los chinos miran y escuchan la cajita mágica, ahí están las dos calles de Petorquita llenas de gente y ahí viene el baile de Pucalán haciendo llorar sus flautas. Los seis que miramos la tele estamos ahí chineando. Es la obsesión china, porque todo buen chino está obsesionado con el chinear, con el sonido de las flautas, con el universo chino. Ahí estamos conversando, escuchando, mirando, hablando de chinos, todos estamos locos, obsesionados con la historia del baile, con cómo sonaba el baile
en esa fiesta hace tres años y ese chino tan nombrado y de pronto la tele deja de ser el centro visual y los viejos conversan entre ellos, emocionados de ser chinos y de tener toda esa historia en común y el abuelo Lucho le cuenta al Pillo de cuando salió por primera vez de chino a los catorce años y de su fama de buen chino, chino puntero, chino buscado durante tantos años y la tristeza de ahora ir con una flauta chica porque ya no se la puede, ya no sirvo para nada, Pillito.

 


Por el parlante suena el baile de Pucalán, un sonido hermoso de flautas lejanas mientras los viejos conversan de chinos, viven el ser chinos desde afuera, desde esta posibilidad que les permite el verse en la tele, verse como bailan, cómo suenan en relación a los otros bailes, confirmar que sí, que el baile de Pucalán es de los mejores que hay en la región, comprobar eso que sentimos mientras vamos chineado y vamos buenos, qué maravilla verlo desde afuera. Es la conversación y el recuerdo llevado a la imagen, es la imagen confrontando el recuerdo que cada chino tiene de esa fiesta, de esa chineada. Es la posibilidad de verlo y escucharlo nuevamente, mirarlo desde afuera, y comentarlo.

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Quiero gatillar una suerte de vuelco en el momento histórico que está viviendo la tradición de los chinos, quiero intentarlo ahora que aún quedan los viejos y están los jóvenes. Algo ha ocurrido en esta generación que hace que se haya perdido el traspaso de los valores del chino. En general los chinos que actualmente tienen 40 años son los más jóvenes. Después de ellos nos hay recambio. La migración a las ciudades, los campeonatos de fútbol, que se realizan los domingos igual que las fiestas, las discotecas, la falta de fe, son los factores que los chinos nombran como responsables del quiebre en la tradición. Quiero que los jóvenes y los viejos sepan de dónde vienen los chinos, que sepan que tiene mil años de tradición, que es una manera hermosa y totalmente legítima de adorar a la divinidad, que sepan qué significa ser chino, como lo viven los más viejos, su importancia a nivel de identidad local, su importancia en la red de relaciones sociales entre los pueblos. Sé que pretender esto es utópico y absurdo, sé que una película no detendrá la modernización de los pueblos, pero no puedo quedarme tranquilo y asistir al desaparecimiento de la tradición sin siquiera intentar algo. Eso es lo que me motiva principalmente, y eso sólo puedo lograrlo haciendo de la película una poesía irresistiblemente hermosa y profunda. Difícil tarea, muy difícil tarea.
Notas

(1) Este proyecto, que realizo junto a Gerardo Silva y Gastón Carreño, ha sido financiado por FONDART , Fondo Matta, Museo Chileno de Arte Precolombino.

(2) "Chino" es una palabra quechua que significa servidor. Los chinos son sirvientes de la virgen y los santos.
(3) Para conocer en detalle la historia de esta ritualidad ver Mercado, 1995, y Pérez de Arce, 1998.
(4) Ver Mercado, 2000.
(5) Ver Mercado, 2001.
(6) Ná; nada.
(7) Ver Mercado 1996 y 1997.
(8) Garabombo el invisible es un personaje de un libro hermoso, del que no consigo acordarme ni su nombre ni su autor.
(9) Jote es una mezcla de vino tinto con un poco de coca cola, bebida común entre los chinos.
(10) Daniel Evans fue una de las cámaras en la fiesta de Petorquita del año 2000. Gracias, compañero.



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Bibliografía       

Mercado, Claudio Permanencia y cambio en fiestas rituales de Chile central. En Revista Valles, año 1995 1, N 1. Museo de La Ligua. La Ligua, Chile.

1995-1996  Música y estados de conciencia en fiestas rituales de Chile Central. Inmenso puente al universo. En Revista Chilena de Antropología, N 13. Facultad de Ciencias Sociales, Universidad de Chile, Santiago, Chile.

2000   ¿Batucadas chinas ? Actas del V Congreso Binacional de Folklore Chileno y Argentino para los paises del mercosur. Valparaíso, Chile. En prensa.

2001     Ritualidades en conflicto : los bailes chinos y la Iglesia católica en Chile central. Revista  Musical Chilena, N° 195. Facultad de Artes. Universidad de Chile. Santiago, Chile. en prensa.

Mercado, Claudio;
Galdames, Luis. 1997
De todo el universo entero. Fondo Matta, Museo Chileno de Arte Precolombino.

Pérez de Arce, José. Sonido rajado: the sacred sound of chilean pifilca flutes. 1998, July The Galpyn Society Journal, London.




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